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De los ocho estafadores más buscados por el FBI, sólo dos son estadounidenses

En las principales listas delictivas de la policía federal los extranjeros son mayoría

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Seis años después del estallido de la crisis de las hipotecas 'subprime', Estados Unidos se encuentra cerca de tomar la decisión definitiva para perseguir a las empresas financieras cuya actividad desembocó en la crisis económica que se produjo en 2008.

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A pesar de ello, entre los ocho criminales de cuello blanco más buscados por el Federal Bureau Investigation (FBI) únicamente se encuentran dos estadounidenses: Monica Michelle Brown, una joven afroamericana, y Audrey Lee Price, un banquero del Estado de Georgia. El resto de nacionalidades se reparten entre Israel, Ecuador, Cuba, Rusia y Chile.

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La Oficina de Investigación ofrece en su página web información detallada sobre los fugitivos. Price, por quien se ofrece una recompensa de hasta 20.000 dólares, está acusado de estafar 21 millones de dólares cuando dirigía un banco en el sur de Georgia. Brown, por su parte, timó a un anciano más de 250.000 dólares.

Las listas criminales del FBI las engrosan más foráneos que autóctonos En principio, podría sorprender que entre los nueve estafadores solamente haya dos oriundos; sin embargo, las listas criminales del FBI las engrosan más foráneos que autóctonos.

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Un caso parecido al de los estafadores ocurre con los nueve fugitivos más perseguidos por la policía federal, de los cuales sólo cuatro nacieron en los Estados Unidos mientras que tres son mexicanos, uno hondureño y el último ucraniano. De ellos, la recompensa más alta se ofrece por Víctor Manuel Gerena, un hispano nacido en Nueva York y acusado de numerosos delitos (robar un banco, robo a mano armada o evitar el enjuiciamiento): hasta un millón de dólares por información que conduzca directamente hasta él.

También se recompensará con un millón de dólares por Adam Yahide Gadhan, Joanne Deborah Chesimard, ciudadanos americanos que integran la lista de terroristas más buscados. En ella, los estadounidenses no llegan siquiera a la mitad y destaca la presencia de individuos nacidos en países árabes: figuran cuatro norteamericanos, tres palestinos, dos egipcios y un libanés.

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La cifra ofrecida por Gadhan y Chesimard es sólo una quinta parte de lo que recibirá quien conduzca hasta otros miembros de la lista como Jehad Serwan Mostafa, Husayn Muhammad Al-Umari, Muhammad Ahmed Al-Munawar, Abdullah Ahmed Abdullah y Ramadán Abdullah Mohammad Shallah; acusados de agresiones graves contra Estados Unidos y sus intereses en diferentes partes del mundo.

No obstante, cinco millones parecen una limosna al lado de los veinticinco ofrecidos por el arresto de Ayman Al-Zawahiri, el jefe al mando de Al Qaeda acusado de conspiración y asesinato de estadounidenses fuera del territorio norteamericano, además de haber atentado contra sus embajadas en Kenya y Tanzania.

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El balance final de las tres principales listas de criminales perseguidos por el FBI es de diecisiete extranjeros por sólo doce estadounidenses.

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