Unas obras en un hospital desatan una rebelión haredí en Israel
Batalla campal en Ashkelón entre judíos ultraortodoxos y la policía
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La comunidad judía ultraortodoxa están en pie de guerra después de que las autoridades israelíes hayan iniciado la evacuación de decenas de tumbas de un cementerio muy antiguo de la ciudad de Ashkelón, al sur del país, para permitir la construcción, en el mismo lugar, de una unidad de emergencias para el Hospital Barzilai.
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Las obras han estado en suspenso durante los dos últimos años pero las autoridades han decidido finalmente desoír las protestas y comenzar la construcción inmediatamente. Los rabinos que lideran las comunidades ultraortodoxas han convocado manifestaciones de protesta en todas las localidades de Israel donde viven haredíes, y principalmente en Jerusalén.
El problema se origina en el hecho de que según la ley religiosa judía no está permitido desenterrar a un judío muerto. Sin embargo, el gobierno de Binyamin Netanyahu sostiene que el cementerio de Ashkelón es de la época bizantina y muy probablemente quienes están enterrados son cristianos y no judíos.
En Jerusalén y en otros lugares se han iniciado disturbios importantes
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En Jerusalén y en otros lugares se han iniciado disturbios importantes. En la noche del sábado al domingo manifestantes ultraortodoxos cortaron las calles de los barrios haredíes y prendieron fuego a los contenedores de basura. Hoy numerosos rabinos hicieron llamamientos a la protesta a sus seguidores y convocaron manifestaciones durante el horario nocturno. En los barrios más religiosos circularon panfletos instando "a la guerra".
Cientos de policías bloquearon las tres carreteras que conducen a Ashkelón y obligaron a dar la vuelta a los autobuses que llegaban cargados de ultraortodoxos. No obstante, muchos haredíes consiguieron acercarse hasta el hospital en vehículos particulares. La policía detuvo a unos cuarenta manifestantes que intentaron impedir la evacuación de las tumbas. Otros quince haredíes fueron detenidos en un campo cercano a la prisión de Ashkelón al que habían prendido fuego a las dos de la madrugada.
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En la operación de desalojo del cementerio participan una quincena de arqueólogos profesionales y una treintena de obreros, que están protegidos por unos quinientos policías. En el pasado, los ultraortodoxos han amenazado de muerte a los arqueólogos de la dirección de Antigüedades, y en alguna ocasión incluso les han agredido con gran violencia.