Obama se enfrenta al fantasma de las torturas
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El Comité de Inteligencia del Senado de EEUU publicará este martes un informe sobre las técnicas usadas por la CIA en interrogatorios a presuntos yihadistas retenidos en instalaciones secretas en Europa y Asia ─conocidas como black sites─ en los ocho años posteriores al 11 de septiembre de 2001.
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El documento describe casos como el del destacado miembro de Al Qaeda, Abdel Rahman al Nashiri, sospechoso de planificar el ataque con bomba al barco 'USS Cole' en 2000. Al Nashiri fue amenazado por sus interrogadores con un taladro eléctrico que, según fuentes conocedoras del contenido de la publicación, nunca llegó a usarse. En otro apartado, el informe cuenta cómo al menos uno de los detenidos fue sexualmente amenazado con un palo de escoba.
Según fuentes familiarizadas con el informe citadas por el diario The Washington Post, el documento concluye que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) exageró ante el Congreso y el Departamento de Justicia la utilidad de técnicas como el ahogamiento simulado, consistente en verter agua en la cara de un detenido para provocarle sensación de asfixia.
El citado documento ha estado en el punto de mira desde hace meses. La CIA admitió en julio, tras haberlo negado meses antes, que espió los ordenadores de los senadores que investigaban las torturas después de que el comité desclasificara un sumario de 480 páginas de un total de 6.200 páginas. El directo de la agencia, John Brennan, no tuvo más remedio que pedir disculpas y achacó el espionaje a la "actuación inconsciente" de algunos de sus empleados.
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La presidenta del comité del Senado, Dianne Feinstein, acusó a la CIA de destruir documentos sobre el programa de interrogatorios. La agencia, a su vez, culpó al comité dirigido por la senadora demócrata por California de sustraer indebidamente documentos del sistema RDINet, reservado para que los investigadores revisasen los entresijos del organismo de Intelogencia.
Anticipándose a las previsibles quejas a nivel mundial por la publicación de detalles tan gráficos, el Pentágono y el Departamento de Estado de EEUU han tomado medidas para incrementar la seguridad en las instalaciones de Estados Unidos en todo el mundo. "La Administración lleva meses preparándose para la publicación de este informe. Hay algunas indicaciones de que la divulgación del informe podría llevar a un mayor riesgo para las instalaciones e individuos estadounidenses en todo el mundo", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, en su conferencia de prensa diaria.
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Las agencias de Inteligencia estadounidenses han estado, de forma secreta, entregando un boletín en el que se advierte de posibles reacciones violentas en el extranjero. El Pentágono también ha advertido a los comandantes en terreno que tomen medidas apropiadas para proteger a las tropas y a las bases en el extranjero. Se espera que los demócratas en el comité de Inteligencia suban el informe este martes a su portal en Internet, junto con las muchas críticas al texto de legisladores republicanos.
El texto narra la historia del programa de 'Rendición, detención e interrogatorio' de la CIA, autorizado por George W. Bush tras los ataques del 11 de septiembre de 2011. Sin embargo, algunos de los métodos empleados para obligar a los detenidos a entregar información sobre complots o células terroristas fueron más allá de las duras técnicas autorizadas por la Casa Blanca, la CIA y abogados del Departamento de Justicia durante la etapa anterior al Gobierno de Barack Obama actual.
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Bush cerró varias partes del programa antes de dejar el cargo y Obama prohibió rápidamente las denominadas "técnicas mejoradas de interrogatorio" tras su toma de posesión en 2009. En cambio, diferentes voces señalan que actuales miembros de la Administración estadounidense, a quienes se esconde para no ser llevados ante la Justicia, serían igualmente responsables de un delito de torturas.
La Casa Blanca asegura que Obama apoya "rotundamente" la divulgación de ese informe, en el que el Comité de Inteligencia del Senado trabaja desde 2009, "para que la gente del mundo y en el país entienda exactamente de qué se trata". La conclusión final del comité es que las duras sesiones de interrogatorios no aportaron ningún dato vital que no pudiera haber sido obtenido por otros medios, algo fuertemente discutido por muchos funcionarios de Inteligencia y antiterrorismo, que aseguran que no hay duda de que sí sirvieron.