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Un negro en EEUU tiene el triple de opciones de morir a manos de la Policía que un blanco

El crimen de George Floyd en Minneapolis desata una oleada de protestas antirracistas en el país, que incluso llegaron a la Casa Blanca y obligaron a cerrarla duranta una hora.

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Un hombre protesta en Phoenix tras la muerte de un hombre negro a manos de la policía en Minnesota. REUTERS.

Washington, Actualizado:

El pasado 23 de febrero el joven de 25 años Ahmaud Arbery hacía ejercicio por las calles del municipio de Glynn, Georgia; fue asesinado a las bravas por dos varones blancos. El 13 de marzo, tres agentes de policía asaltaron sin venir a cuento el piso de Breonna Taylor, de 26 años, en Louisville, Kentucky, y la mataron de ocho disparos. La muerte el pasado lunes por la noche en Minneapolis de George Floyd, ha sido la mecha que lo ha hecho estallar todo.

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Floyd, un parado de 46 años, murió ahogado por un policía tras ser detenido por haber pagado en una tienda de comida con un billete falso de 20 dólares. ¿Qué tienen en común Arbery, Taylor y Floyd? Son negros. Las protestas antirracistas se han extendido como el rayo a lo largo y ancho de un país cuya policía mata cada día a tres personas; el 25% de ellos, ciudadanos negros, aunque éstos representan el 13% de la población, según la página web Mapping Police Violence. En el 99% de los casos, los agentes denunciados se van de rositas.

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En el 99% de los casos, los agentes denunciados se van de rositas

¡No puedo respirar! (en inglés: I can't breath!): es la consigna que cientos de miles de personas gritan desde el martes en las calles de Estados Unidos para protestar por la muerte de Floyd. Fueron de las últimas palabras que pronunció antes de morir estrangulado bajo la rodilla del agente Derek Chauvin y mientras otros tres policías contemplaban la escena sin inmutarse. Chauvin, junto a los otros tres agentes, fue despedido de la policía el martes, tras hacerse viral un vídeo con su acción, pero no fue arrestado hasta ayer. Se le imputan cargos de asesinato en tercer grado y homicidio involuntario.

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El epicentro de todo, Minneapolis, lleva cuatro noches con disturbios en los que han sido destrozados decenas de establecimientos y hasta una comisaría. El gobernador del Estado, Minnesota, tuvo que llamar ayer a la Guardia Nacional, un cuerpo militar en la reserva que actúa en situaciones extremas. Todo el servicio de transporte público de la ciudad quedó suspendido, salvo la línea que lleva al aeropuerto. La situación llegó a ser tan extrema que el gobernador decreto el toque de queda a partir de las 21.00 horas hasta las 6 de la mañana de hoy sábado. Al filo de la madrugada, las fuerzas del orden tenían serios problemas para hacer cumplir esta noche.

El recrudecimiento de las protestas en la ciudad se produce en un momento en el que Minnesota está viviendo su pico en cuanto a la epidemia de covid-19. El Estado registró el jueves su récord de 35 muertes en un solo día y el número de fallecidos por esta enfermedad alcanza ya los 967.

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La oleada de protestas se extendió por todas las ciudades del país. En la capital, Washington, desde por la tarde cientos de manifestantes se congregaron en torno a la Casa Blanca, que durante una hora (entre las 19.00 y 20.00 horas) tuvo que declarar el cierre. En varias ocasiones los manifestantes abrieron la valla que rodea el recinto y se enfrentaron con la policía. En torno a las 21.00 horas, accedieron al recinto del aledaño Departamento del Tesoro y le dejaron pintadas. Las protestas se extendieron más allá de la madrugada (hora local) y se replicaron en otras partes de la ciudad.

En Nueva York la situación fue tensísima. En el barrio de Brooklyn hubo más de 200 detenidos, 12 policías heridos en los enfrentamientos y varios coches de policía quemados. El alcalde de Nueva York, Andrew Coumo, señaló: "No se trata de una situación, se trata de una situación que pasa una y otra y otra y otra y otra vez. Floyd murió por ser negro. Es inaceptable. Estoy con quienes protestan". En Los Ángeles, California, las protestas cortaron una autovía de más de diez carriles. En Atlanta, Georgia, rodearon la sede de la CNN e hicieron un arder un coche de policía a escasos metros de la puerta. En Des Moines, Iowa, lanzaron explosivos caseros contra una comisaría de policía. En Louisville, Kentucky, la policía disparó con balas de pimienta a un equipo de televisión de la cadena Wave 3 News mientras retransmitía en directo los disturbios. Eso fue por la noche; por la mañana, un periodista de la CNN fue detenido mientras retransmitía en directo en Minneapolis.

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1.099 muertos por la policía en 2019

Muertes como la de Floyd no son una excepción sino que confirman una trágica norma. La web Mapping Police Violence ha rastreado la violencia policial en Estados Unidos entre 2013 y 2019, último año del que tienen los datos cerrados. En esos siete años, la policía ha matado a 7.680 personas, una media de 1.097 cada año. O lo que es lo mismo: tres personas cada día.

El dato del año pasado fue de 1.099 muertes por acciones policiales. Sólo en 27 días de 2019 no hubo ninguna muerte por este motivo. El 24% de esas muertes fueron negros, 11 puntos más que lo que éstos representan en el censo del país: un 13%.

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En un Estado de sólo 5,3 millones de personas, la policía mató a 84 personas. El 20% de ellos fueron negros, que apenas son el 5,2% de la población del Estado

En el Estado de Minnesota –al que pertenece Minneapolis–, la situación fue mucho peor aún. En un Estado de sólo 5,3 millones de personas, la policía mató a 84 personas. El 20% de ellos fueron negros, que apenas son el 5,2% de la población del Estado.

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Un estudio publicado el año pasado por la Universidad Northwestern, al norte de Chicago, que las muertes a manos de la policía eran la principal causa de fallecimiento en estadounidenses menores de 30 años.

A George Floyd la muerte le llegó el lunes con 46 años. Muerto bajo la rodilla de un policía y víctima en parte también de la covid-19. Oriundo de Houston, Texas, se había mudado a Minneapolis, según varios testimonios recogidos por la cadena CBS, hace cinco o seis años para buscar trabajo y empezar una nueva vida después de haber estado en la cárcel. En 2007 fue acusado de entrar en una casa armado para cometer un robo, un delito por el que fue condenado en 2009 a cinco años de prisión, tras llegar a un acuerdo entre las partes.

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Floyd, que medía dos metros, trabajaba de guarda de un restaurante hasta que el negocio cesó su actividad debido a la orden de confinamiento del gobernador de Minnesota por la pandemia. Floyd perdió entonces su empleo y se encontraba en el paro.

Stephen Jackson, exjugador de la NBA y ganador del anillo con San Antonio Spurs en 2003, era amigo de toda la vida de Floyd. Jackson, en una entrevista con la cadena ABC, aseguró que "Floyd tuvo malas compañías en Houston pero se mudó a Minneapolis para construir una vida mejor. [La policía] se ha cobrado su vida sencillamente porque saben que están protegidos. Así que vamos a ver muchas más imágenes sobre las que no estaré de acuerdo", dijo, en referencia a las protestas violentas, "pero es que la gente ve que no se está haciendo justicia".

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Obama: "Esto no puede ser normal"

En un país cada vez con más desigualdades, políticamente crispado y con las elecciones de noviembre en el horizonte, las reacciones políticas no se hicieron esperar. El expresidente Barack Obama emitió un comunicado vía Twitter: "Esto no debería ser normal en los Estados Unidos de 2020. No puede ser normal. Si queremos que nuestros hijos crezcan en una nación que esté a la altura de sus más altos ideales, debemos ser mejores".

El gobernador de Minnesota, el demócrata Tim Walz, reclamó un cambio en el país y una nueva normalidad diferente. La normalidad antes del coronavirus, defendió, no es necesariamente el lugar al que se deba volver: "Esa normalidad no funcionó para muchas comunidades. Lo normal no funcionaba para George Floyd", lamentó.

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Joe Biden, exvicepresidente de Obama y candidato demócrata en noviembre a disputarle a Donald Trump la Casa Blanca, admitió ayer que Estados Unidos aún tiene un "pecado original" y que éste "todavía mancha la nación". "A veces nos las arreglamos para pasarlo por alto", añadió, "pero siempre está ahí; en semanas como ésta vemos claramente que somos un país con una herida abierta".

Trump: "El saqueo lleva a los disparos"

En cuanto a Trump, reaccionó con una de cal y otra de arena. Por un lado, lamentó la muerte, pidió justicia y aseguró en un tuit que "Floyd no habrá muerto en vano". Por otro, cargó contra los manifestantes, a los que tachó de "matones" y de estar "deshonrando la memoria de Floyd".

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Sin embargo, el dudoso equilibrismo que mantuvo durante la mañana no duró mucho y por la tarde, en otro tuit, afirmó: "El saqueo lleva a los disparos y por eso un hombre fue asesinado en Minneapolis el miércoles por la noche o mirad lo que acaba de pasar en Louisville con siete personas disparadas [en altercados por las protestas]. No quiero que esto suceda".

La expresión "el saqueo lleva a los disparos" (en inglés, looting leads to shooting) no fue una frase dicha sin más al aire. Según la cadena ABC, fue usada tanto por el jefe de policía de Miami, Walter Headley, en 1967, como por el candidato presidencial y segregacionista George Wallace al año siguiente, los años cruciales de las marchas y las protestas por los derechos de los negros, las más violentas de ellas tras el asesinato de Martin Luther King el 4 de abril de 1968. "Sólo hay una manera de manejar a los saqueadores e incendiarios durante un motín y es dispararles en el acto. He dejado que la frase cale: cuando empiezan los saqueos, empiezan los disparos", fueron las palabras de Headley.

Una vicepresidenta negra

Una de las posibles consecuencias de estas protestas y de que el asunto racial vuelva a estar en primerísimo plano en Estados Unidos es que Joe Biden opte finalmente por designar una mujer negra como su vicepresidenta. Biden ha anunciado recientemente que anunciará quién es la persona elegida antes del 1 de agosto y ha recordado varias veces que no tiene por qué ser una mujer negra. El medio The Hill afirmó hace un par de semanas que Biden habría pedido a la senadora por Minnesota y excandidata demócrata en las primarias, Amy Klobuchar, someterse a un examen de antecedentes para explorar su idoneidad al cargo.

Sin embargo, el caso Floyd ha mermado enormemente las opciones de Klobuchar. The Guardian y otros medios publicaron ayer que antes de convertirse en senadora, Klobuchar pasó ocho años como fiscal del municipio de Hennepin, bajo cuya jurisdicción queda Minneapolis, y en esos años no sólo se negó en diferentes ocasiones a procesar a varios policías citados por exceso de fuerza, sino que una de esas veces el policía acusado por un hecho violento fue el mismo que mató a Floyd el pasado lunes.

Fuentes cercanas a Biden citadas por The Hill señalaron ayer que los incidentes raciales no han pasado desapercibidos para el candidato ni para su equipo y admitieron que la situación actual probablemente jugará un papel en cualquier decisión que se tome en el futuro. "Creo que esto definitivamente hace que se lo piense dos y tres veces", señalaron dichas fuentes.

En cuanto a las repercusiones políticas de la muerte de Floyd y de los altercados, llegaron hasta el Senado. El presidente de la Comisión de Justicia de la cámara alta, el republicano Lindsey Graham, anunció ayer que este comité organizará una audiencia sobre el uso policial de la fuerza a raíz de la muerte de George Floyd.

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