Cada vez más ciudadanos estadounidenses se mudan a países del sur de Europa, como España, Grecia o Portugal. El bajo coste de la vivienda, en comparación al de EEUU, y la tramitación de las Golden Visa están detrás de esta paulatina "diáspora". Mientras tanto, los residentes locales se ven desplazados por un mercado inmobiliario cada vez más encarecido.

The New York Times explica cómo la venta de casas a estadounidenses ha crecido en las regiones del sur de Europa. Incapaces de adquirir una vivienda en San Francisco o Nueva York, los ciudadanos de EEUU se ven atraídos por el clima y el bajo coste de vida de estas localidades. Lo que es barato al otro lado del Atlántico, es sustancialmente más caro para los europeos del sur, ya que su salario medio es inferior al de los norteamericanos. 

Los vecinos autóctonos sienten la presión de un mercado inmobiliario inflado por los apartamentos turísticos. Hasta el 90% de personas menores de 35 años todavía viven en casa de sus padres, según alerta el medio estadounidense. Uno de los problemas, en este sentido, es la puerta abierta sin restricciones que ha dejado España, Grecia o Portugal a la inversión extranjera en los últimos años. Ambos países potenciaron medidas como la Golden Visa, permiso que permite a los extranjeros trabajar en el país a cambio de una importante inversión (500.000 euros por cada solicitante de un inmueble, en el caso español).

En España, desde 2019, la venta de inmuebles a estadounidenses ha crecido un 88%. En el caso lusitano, para 2022, hasta 10.000 ciudadanos de EEUU vivían en Portugal, un llamativo 239% más respecto al 2017. 

Al mismo tiempo que los vecinos de estas ciudades luchan contra la turistificación y la especulación, el precio de los alquileres continúa subiendo. En Grecia, el salario medio está por debajo de los 20.000 euros anuales, lo que dificulta el pago de las mensualidades para prácticamente la mitad de los griegos. 

El salario medio español es inferior a los 30.000 euros al año. En Barcelona, ​​foco de calor de estas inversiones, los alquileres llevan más de una década subiendo. En el último trimestre de 2022, la Ciudad Condal registraba un máximo histórico, 1.077 euros de media al mes, en el pago de la renta. Jaime Palomera, del Instituto de Investigaciones Urbanas de Barcelona, denuncia que fondos de inversión como Goldman Sachs y Blackstone han comprado miles de propiedades, elevando descaradamente el alquiler para rentabilizar la inversión. 

De manera similar, la vivienda en Portugal también ha aumentado. En Lisboa, por ejemplo, el alquiler de un apartamento de dos habitaciones, de unos de 1.700 euros mensuales, ha incrementado su coste en un 39% respecto al año anterior. Entre 2020 y 2012, se ha duplicado el número de estadounidenses en el país. Para los lusos, con un salario medio por debajo de los 20.000 euros anuales, la escalada de precios se ha vuelto insostenible. "Las casas son para vivir", critica Rita Silva, investigadora de Habita!, al hablar de la problemática de la especulación inmobiliaria. 

En 2022, los estadounidenses compraron el mayor número de Golden Visa en Portugal, respecto a otras nacionalidades. Para combatir el problema de la vivienda, el Gobierno portugués ha puesto a esta medida.