"Vais a morir hoy, marxistas"
El ultraderechista Breivik ha relatado la matanza que perpetró en Utoya, donde asesinó a 69 personas, casi todos menores de 20 años
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El ultraderechista Anders Behring Breivik, que está siendo juzgado desde este lunes, ha relatado en la segunda parte de su declaración de esta jornada la masacre en la isla de Utoya, donde asesinó a 69 personas, casi todos menores de 20 años, que asistían al campamento de las Juventudes Laboristas.
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"Era un caos total, así que pensé que ahora tenía que entrar en ese edificio y ejecutar a tantos como fuera posible", ha dicho refiriéndose a la cafetería de la isla tras haber matado a varias personas que habían viajado con él en el transbordador.
Su táctica inicial era conseguir un efecto psicológico al llegar a Utøya con los disparos y con gritos como "Vais a morir hoy, marxistas", provocando que la mayoría se tirara al agua y se ahogase presa del pánico, algo que el asesino confeso no esperaba, por lo que siguió recorriendo la isla y disparando a todos los que se encontraba.
Aunque Breivik ha confesado no recordar demasiado porque en el momento de los hechos se hallaba en estado de shock y atento a posibles ataques, ya que sabía que había unas 600 personas en Utoya, aun así ha podido hacer un relato cronológico.
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El extremista noruego, entonces disfrazado de policía, ha contado cómo consiguió que le llevaran a la isla para informar sobre un atentado que había ocurrido en Oslo -en realidad provocado por él mismo con una furgoneta bomba- y su temor a ser descubierto. "Estaba casi seguro al 100% de que encontraría fuerte resistencia contra la que tendría que luchar y probablemente morir en el intento", ha explicado.
A bordo del transbordador se enteró de que había un policía de paisano y desarmado en Utøya, que enseguida se mostró desconfiado, aunque logró convencerlo de que le explicaría todo al dar la charla informativa en el edificio principal: fue su primera víctima. "Estaba casi paralizado, tenía miedo, pensé que tenía muy pocas ganas de hacer esto (...) Todo mi cuerpo luchaba para no agarrar el arma. Cientos de voces en mi cabeza me decían: 'no lo hagas, no lo hagas'", ha detallado Breivik, antes de apuntar que acto seguido disparó, informan medios digitales noruegos.
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En su declaración -no retransmitida por orden de los tribunales- se ha extendido en otros pormenores "macabros", según la televisión pública NRK, que al igual que el resto de medios noruegos ha censurado partes de la narración por respeto a las víctimas. Durante el relato, que continuaba en la sala 250 del juzgado de Oslo, Breivik se ha mostrado aparentemente imperturbable, mientras varios de los familiares de las víctimas y supervivientes presentes en el recinto suspiraban, lloraban o directamente se levantaban y se iban, según el diario VG.