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Merkel rectifica su política nuclear

La presión ciudadana tras el accidente de Japón lleva a la canciller a desconectar los reactores más antiguos y paralizar la prórroga del resto

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El accidente nuclear en Japón ha reavivado el debate sobre la energía atómica en toda Europa, y ha obligado a la canciller alemana Angela Merkel a dar la vuelta a su política energética. Tras numerosas manifestaciones populares este fin de semana por todo el país, la postura endurecida de la oposición y la proximidad de unas elecciones regionales cruciales, la líder conservadora encontró en la catástrofe de Fukushima el argumento para revisar la vida útil de las centrales nucleares de Alemania.

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Merkel, tomó ayer dos decisiones. La primera fue asegurar que desconectará los reactores más antiguos del país y, aunque no concretó cuáles ni cuándo lo hará, los medios señalana a Biblis A y Neckarwestheim I, ya que su periodo de actividad inicialmente previsto ha expirado. La primera se construyó en 1974, y la segunda en 1976, lo que significa que ambas son más jóvenes que la accidentada central de Fukushima en Japón y que la española Santa María de Garoña, de 1971.

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Dos reactores alemanes son más jóvenes que Fukushima y Garoña

Además, el Gobierno germano suspende durante tres meses su controvertido plan nuclear, aprobado en septiembre del año pasado, que alargaba la vida útil de las 17 centrales atómicas una media de 12 años. "La seguridad está ahora por encima de todo", subrayó ayer la canciller. "No habrá ningún tabú a la hora de verificar las condiciones de seguridad [de cada planta]", añadió. Merkel ha convocado para hoy una reunión con los jefes de los consorcios energéticos afectados y con los presidentes de los Estados federados donde están las centrales, para concretar los términos y el alcance de su decisión.

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A pesar de que la canciller ha insistido en lo provisional de la suspensión, la polémica podría cerrarse con un apagón definitivo. "La moratoria no es ningún aplazamiento. La moratoria cambia las cosas", declaraba el vicecanciller y ministro de Asuntos Exteriores, el liberal Guido Westerwelle, quien, no obstante, prefiere esperar a los resultados de la comisión de expertos que, por órdenes de la canciller, elaboran desde el sábado un informe exhaustivo sobre las condiciones de seguridad de los 17 reactores. "Si hay problemas, estas centrales no tienen que ser desarmadas algún día, sino ahora, y no pueden continuar en funcionamiento", apuntaba Westerwelle.

Entretanto, la oposición quiere seguir presionando para conseguir de nuevo el apagón, que ya declaró en 2001 la coalición rojiverde, entre socialdemócratas (SPD) y verdes, capitaneada por el canciller Gerhard Schröder. "Las centrales nucleares son auténticas bombas de relojería. Queremos un inmediato abandono", dijo ayer el presidente del SPD, Sigmar Gabriel. Los Verdes van aún más allá y pretenden cerrar, mediante un proyecto de ley, las siete centrales más antiguas del país.

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"La seguridad está ahora por encima de todo", dice la canciller

Por su parte, un equipo de investigadores de Baden-Württemberg, en el suroeste del país, insiste en someter a los reactores de la región a pruebas de seguridad especiales. Es en ese land donde hay un mayor número de centrales antiguas. Y también es allí donde la canciller se jugará el futuro de su Gobierno en los comicios regionales del próximo 27 de marzo. Una serie de temas medioambientales ha dado alas a Los Verdes en las últimas semanas y, junto con los socialdemócratas, podrían arrebatar a la CDU de Merkel su feudo más importante, lo cual abriría una crisis considerable también en Berlín.

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Otros expertos están de acuerdo. El especialista en radiaciones del Instituto de Radioactividad Otto-Hug en Múnich lo tiene claro: ocho de las centrales deberían ser desconectadas, aunque en realidad "sería práctico desautorizar todas las nucleares alemanas, porque la mayoría fueron concebidas según planos de los años 70". "Fue un error romper el antiguo consenso nuclear" de Schröder, apostilla el científico nuclear Lotear Hahn, quien urge al Gobierno a que tome medidas con rapidez.

Las elecciones regionales del 27 de marzo influyen en la decisión

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Incluso en el círculo de la propia coalición de Gobierno hay detractores de la energía nuclear. El experto en Medio Ambiente de la CSU, JosefGöppel, comentó ayer que "existen en Alemania algunos tipos de reactores que no disponen de una arquitectura de seguridad óptima con vistas a catástrofes". E incluso la propia titular de Medio Ambiente de la CDU en Baden-Württemberg, Tanja Gönner, ha lanzado un dardo envenenado al decir que el apagón definitivo podría decretarse incluso antes de las elecciones regionales de dentro de dos semanas.

En el otro frente, los consorcios atómicos luchan por mantener sus plantas: "Cada reactor alemán está en cualquier caso mucho mejor equipado que el de Fukushima", defendía el presidente del Foro Atómico, Ralf Güldner. En la misma línea, el jefe del grupo energético RWE, Jürgen Großmann, aseguraba que en Japón "no ha sido el terremoto la causa principal de los daños, sino el tsunami, y algo así no ocurre enAlemania", decía.

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