BUENOS AIRES
Tras casi dos años sin ninguna cita electoral, más de 33 millones de argentinos acuden a las urnas este domingo para definir quiénes podrán presentarse a los comicios parlamentarios del 22 de octubre, cuando se renuevan casi la mitad de los escaños en la Cámara de Diputados y un tercio de los del Senado.
Las elecciones primarias definen qué partidos superan el 1,5 % de los sufragios y pueden presentarse a las elecciones legislativas, y qué candidatos representarán a su partido en el caso de que compitan varios contrincantes, una opción descartada por la mayoría de las fuerzas.
La coalición gobernante Cambiemos, liderada por Mauricio Macri, es la única alianza electoral que se postula en casi todos los distritos del país. Sólo cambia de nombre en la ciudad de Buenos Aires, con la sigla Vamos Juntos.
Su frente, por lo tanto, será sin duda el más votado en esta convocatoria denominada Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).
“El diario del lunes tiene dos portadas”, explica a Público el politólogo Germán Lodola, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). “La primera ya está puesta, y es la que anuncia que ganó el Gobierno nacional”. Esto no significa que la alianza oficialista llegue cómoda a esta convocatoria electoral, principalmente porque el país atraviesa un contexto económico adverso con indicadores estancados, bajos niveles de consumo, y una tibia generación de empleo.
El 75 % del empleo en Argentina, según Lodola, depende de las industrias vinculadas al mercado interno, por lo que un descenso en el consumo frena aún más la economía.
Es poco probable, sin embargo, que la crisis económica erosione de manera alarmante el caudal electoral del Gobierno, que tiene un apoyo electoral casi inamovible superior al 30%. “En un escenario polarizado como es el argentino, la coalición gobernante es poderosa porque es transversal en términos sociales”, profundiza el investigador.
El respaldo es más contundente en sectores ricos, “dado que la política de transferencias de ingresos ha favorecido a los sectores económicos concentrados”. El oficialismo también seduce entre la clase media y trabajadora, más que por mérito del Gobierno, por cierto “apego a la simbología antikirchnerista y anticorrupción”, añade el doctorado en Ciencia Política.
Menos popularidad tiene Macri entre los sectores de menores recursos, para quienes la situación económica es ya de por sí crítica, “y que se ven adicionalmente afectados por el aumento de las tarifas”, contextualiza Lodola.
Vuelta de Cristina
Un segundo titular puede aparecer para explicar las elecciones primarias de este domingo, según el desempeño electoral que tenga la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner en la provincia de Buenos Aires, la jurisdicción más importante del país por residir allí el 38 % del padrón electoral, y en donde la exmandataria se presenta como candidata a senadora.
Aquí se abren dos escenarios posibles, apunta el politólogo. “Si Cambiemos gana por un voto a la expresidenta, el Gobierno tendrá legitimidad pública para llevar a cabo algunas reformas estructurales que ya se están vislumbrando en la región, como la reforma del sistema laboral y provisional”, detalla el analista.
Tras casi dos años sin ocupar un cargo público, una derrota de Fernández de Kirchner movilizaría al peronismo para alejarse de la provincia bonaerense en búsqueda de su nuevo líder en el interior del país. Lo más probable, sin embargo, es que la expresidenta supere en votos al oficialismo, lo que provocará “un reacomodamiento de fuerzas en torno a Cristina mientras eclipsan los liderazgos del interior”.
En todo caso, advierte Lodola, en estas elecciones se juega más la exjefa de Estado que el propio Macri, quien seguirá gobernando hasta 2019 a nivel nacional y en la provincia de Buenos Aires, aunque su derrota en este distrito puede servir de aliciente para que las organizaciones sociales y sindicales decidan presionar más desde las calles.
Quizás por eso, el Gobierno colocó la campaña electoral sobre los hombros de la gobernadora de la provincia bonaerense, María Eugenia Vidal, por ser la figura con mejor imagen positiva, mientras que Fernández de Kirchner sorprendió al reaparecer en la escena pública con intervenciones muy discretas.
Sus visitas a pequeños círculos de vecinos o de trabajadores fueron poco anunciadas, sólo volcadas a las redes sociales. No concedió entrevistas ni realizó actos multitudinarios. Trató de alejarse de la liturgia partidaria, y hasta realizó una inusitada confesión al cierre de su campaña. “No fuimos tan humildes como hubiéramos debido”, dijo.
Elecciones en octubre
Dos meses transcurrirán entre las PASO y las elecciones legislativas de octubre. En esa última cita electoral, el oficialismo no podrá alcanzar mayoría propia en ninguna de las dos Cámaras del Congreso, aunque es plausible que aumente su número de legisladores.
Que cambie el voto entre una y otra convocatoria dependerá de cómo transcurra la economía durante ese período de tiempo, y cómo avance la justicia argentina con respecto a las causas en las que la exmandataria está procesada o imputada por hechos relacionados con sus ocho años de gestión.
“No está claro qué le conviene al Gobierno”, matiza Lodola. “Muchas causas son propias de Fernández (las relativas a casos de corrupción), pero otras pueden salpicar también al Gobierno, sobre todo las vinculadas con la obra pública”.
En esta vorágine electoral, ha surgido un asunto que a mediano plazo puede lastrar al Ejecutivo, según su desenlace. Un joven activista, Santiago Maldonado, desapareció hace once días en la provincia sureña de Chubut durante la represión que llevaron a cabo fuerzas de Gendarmería contra una comunidad mapuche.
Miles de personas, convocadas por entidades de derechos humanos, colmaron este viernes el centro de la capital argentina para reclamar por la aparición con vida de Maldonado, que acompañaba a esa comunidad indígena cuando intervinieron las fuerzas del Ministerio de Seguridad para desalojar unas tierras consideradas ancestrales por los mapuches que fueron entregadas a la multinacional Benetton, empresa que tiene más de un millón de hectáreas en la zona.
La ONU ha emitido una acción urgente para que el Gobierno de Macri acelere su búsqueda, y también Amnistía Internacional ha lanzado un pedido en todo el mundo para presionar al Ejecutivo. Varios hábeas corpus han sido admitidos en distintos juzgados, mientras la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, niega que Maldonado haya sido víctima de una desaparición forzosa.
Pese a la gravedad institucional del caso, este asunto moverá poco el perímetro de los resultados electorales, ante un voto que tiende a estancarse y que se reparte sin grandes diferencias entre el Gobierno y la nueva oposición que pretende liderar Cristina Fernández.
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