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La Liga Árabe 'descubre' la democracia en la revuelta siria

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Todavía es pronto para evaluar las revueltas de la Primavera Árabe, que algunos han comparado con el amanecer de Europa Oriental en los ochenta, pero está claro que los países que soportan el peso principal de las acciones diplomáticas contra Siria no se han distinguido por defender valores democráticos. Al contrario, son regímenes autoritarios que se resisten a introducir reformas en sus propios territorios.

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El presidente sirio, Bashar al Asad, un dictador con más de 11 años de experiencia exactamente desde la muerte de su padre, Hafez al Asad, en el año 2000, lo dijo con claridad hace apenas unas semanas: "Los gobiernos árabes que nos piden reformas democráticas son como médicos que recomiendan a sus pacientes que dejen de fumar mientras ellos tienen un cigarrillo en la boca".

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Los líderes regionales también intimidan a los opositores y evitan las reformas

Los estados más beligerantes hasta ahora han sido Arabia Saudí y Qatar. Irónicamente, estos dos países enviaron el año pasado a su Ejército a Bahréin para aplastar la revuelta de los chiíes, que precisamente exigían más democracia y menos autoritarismo y constituyen la mayoría de la población en Bahréin. Estados Unidos y Occidente en general no protestaron entonces por la exhibición de fuerza del Consejo de Cooperación del Golfo y los países árabes implicados aplicaron el doble rasero con Bahréin y Siria.

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En 1995, en el mundo había 117 democracias. Tres de cada cinco estados eran democracias y estaban en prácticamente todas las regiones del planeta, con la excepción de Oriente Próximo. ¿Por qué Oriente Próximo no tiene democracias? ¿Por qué en el mundo árabe no ha habido ni una sola democracia?

Arabia Saudí y Qatar enviaron a sus tropas para aplastar la revuelta en Bahréin

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Tal vez porque se dan unas condiciones sociales, culturales, económicas, políticas y, sobre todo, religiosas que son endémicas de la región. De hecho, solamente Líbano ha tenido una democracia formal, de entre los 16 países árabes de Oriente Próximo y el norte de África, aunque la calidad de su democracia se pueda cuestionar.

La política de la Liga Árabe contra el régimen de Damasco es prácticamente de consenso. En los últimos meses, sólo dos países han expresado reservas en medio de una actitud muy beligerante contra Siria que han liderado saudíes y qataríes, y han sido Irak y Líbano. No es de extrañar que estos dos países, con bolsas muy significativas de población chií, sientan afinidad por el régimen sirio, controlado por la corriente alauí, que es una rama del chiísmo.

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Esta circunstancia deja claro que el conflicto de Siria se proyecta en el mundo árabe como sectario y religioso y que son países suníes los más implicados en el mismo.

El conflicto sirio se proyecta en el mundo árabe como religioso y sectario

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Ocho países árabes son monarquías y el resto son repúblicas, pero todos se caracterizan por tener regímenes que intimidan a la oposición y limitan las libertades civiles y el derecho a discrepar.

No está claro cómo va a terminar la Primavera Árabe, pero sí que es obvio que la mayoría de países de la región se siguen comportando de una manera similar a como lo hacían antes de que estallaran las revueltas.

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