El letrado Karadzic se burla de sus víctimas en La Haya
Declaran los testigos en el juicio por genocidio contra el ex líder serbobosnio
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Las víctimas de la guerra de Bosnia han empezado a contar los horrores que vivieron ante la indiferencia y en ocasiones arrogancia de Radovan Karadzic. Como el ex líder serbobosnio se defiende a sí mismo en el juicio, ante el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia, por crímenes de guerra y contra la humanidad, le tocó al propio acusado interrogar a sus víctimas.
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"Ante la falta de agua teníamos que beber nuestra propia orina", relató Ahmet Zulic, el primer testigo en comparecer en la fase de prueba del juicio. Zulic aseguró que fue detenido en junio de 1992. A su salida de un campo de detención, en noviembre del mismo año, había perdido 35 kilos y buena parte de su dignidad. "Tuve las costillas fracturadas y lesiones en seis o siete vértebras. Me pisotearon las manos, me rompieron los dedos", continuó. "Cuando salí, no podía ni dar un paseo de 1.000 metros". Aun así, él no corrió la misma suerte que decenas de personas, cuyo exterminio aseguró haber presenciado.
Zulic es el primero de una larga lista de testigos que relatarán ante Karadzic los horrores de una guerra que se llevó por delante la vida de 100.000 personas. Su caso particular incluye el asesinato de su padrastro, "incapaz y en cama, que fue quemado hasta morir", en palabras del fiscal.
Al otro lado del banquillo, un Karadzic impasible acribilló al testigo con preguntas de todo tipo: desde sus estudios hasta su familia, pasando por sus amistades y la gente que conocía. Zulic lo interrumpió en varias ocasiones, especialmente cuando el acusado trató de implicarlo en la supuesta conspiración musulmana a la que Karadzic echa la culpa de todo.
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El ex líder serbobosnio cuestionó al testigo por haber testificado en juicios previos, como el de Slodoban Milosevich, y lo tachó de "testigo preferido" de la acusación. Por su parte, el presidente de la sala trató de evitar las maniobras de Karadzic pidiéndole que formulara preguntas concretas y que se dedicase a asuntos específicos y no a sus propias divagaciones.