Entre Lage y Pérez Roque, el gran purgado es Otto Rivero
El relevo del responsable de la "Batalla de las Ideas" causa sorpresa
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"Cambio de alfiles". Una fuente conocedora del peculiar proceder de La Habana aseguraba este martes que en la destitución de Felipe Pérez Roque, un fidelista integral y sin mácula, tiene mucho que ver la sustitución de Carlos Lage.
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"No descarto que el sacrificio de canciller tenga como objetivo mantener las filas tranquilas dentro del buró del Partido Comunista de Cuba (PCC), el auténtico centro de poder político", afirma esa misma fuente a Público. Su sustituto, Bruno Rodríguez, es un clon, aunque con más recorrido diplomático.
La salida de Lage, que este diario avanzó hace dos semanas, era una cuestión de tiempo. Lo que nadie esperaba es que su influencia -se habló de él como posible sustituto al frente del país- fuera tan fuerte. Sobre todo si se observa que desde 2006, momento de la retirada voluntaria de Fidel, su papel ha sido testimonial. Desapareció de las cumbres de jefes de Estado y de otros compromisos de alto nivel.
En el documento de los relevos se hace explícito que el cargo que ocupaba Lage el de secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros "no es una instancia con facultades de decisión (...) ni se le atribuye protagonismo en la dirección del Gobierno". Más claro, imposible. Aunque siga manteniendo su puesto en el buró político, Lage vivía en el limbo desde hace tiempo.
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El gran relevo es el de Otto Rivero, hasta este martes responsable de las inversiones de la "Batalla de las Ideas", una campaña que Fidel elevó al rango de institución con objetivos claves en política social y propaganda.
Su relevo comienza a escribirse en otoño, cuando comete el error de reconocer que faltaban recursos para cumplir su trabajo. Al hombre que más rápido ha ascendido a la vicepresidencia comenzaron a moverle la tierra bajo los pies, es decir, a buscar fallos en su gestión. Y lo han encontrado. A él y a todos los demás, Fidel les llamó "indignos".