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Jeremy Corbyn: ¿cambio o recambio en la política inglesa?

Desafíos entre sus propias filas

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Jeremy Corbyn a su llegada a una conferencia del Partido Laborista en Londres. /EFE

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BRISTOL.- Jeremy Corbyn, el nuevo líder laborista, ha supuesto un terremoto en la política británica. Pero llevar a cabo su programa, que incluye la salida de la OTAN y una firme oposición a la política de recortes que imponen los Conservadores y Bruselas, no sólo depende de sí mismo. El veterano diputado debe convencer a los detractores en su propio partido y ser capaz de articular una mayoría de izquierdas, lo que podría implicar negociar con otros partidos y movimientos.

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Su triunfo ha sido posible gracias al apoyo de un equipo que arrancó con solo veinte personas. Dos minutos antes de que acabara el plazo, consiguieron entregar la candidatura de Corbyn. Trece de los treinta y cinco parlamentarios requeridos le respaldaron con cierta condescendencia y declararon que en realidad no votarían por él. La ex secretaria de Relaciones Exteriores, Margaret Beckett, días después se arrepintió de haber abierto la puerta a este vegetariano que se desplaza en bicicleta por Londres y que viene de una familia con tradición política. Sus padres se conocieron haciendo campaña contra el bando franquista en la Guerra Civil española.

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Desafíos entre sus propias filas

Ahora que ha sido elegido, con un mejor resultado electoral que Blair en 1994, el nuevo líder debe lidiar con adversarios dentro y fuera de su formación. Los problemas dentro del laborismo, por sí solos, ya son un desafío que muchos pensaron que no superaría.

“Podían haber optado por desmontar la narrativa conservadora de que el déficit y la deuda eran culpa del exceso de gasto del gobierno laborista durante sus trece años en el poder; o bien admitir esto y hacer todo lo posible por demostrar que lo sentía y que no volvería a repetirse”

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Para algunos es el enemigo en casa. Para otros el guardián de las esencias de una formación que había perdido credibilidad y votantes por el camino: las pasadas elecciones obtuvieron 232 escaños, 26 menos que en los anteriores comicios. Ed Miliband, continuo objeto de críticas y objetivo fácil para los caricaturistas, dimitió sin haber logrado progresos en los debates recurrentes que dividían a su partido: Estado de Bienestar, déficit y migración. “Podían haber optado por desmontar la narrativa conservadora de que el déficit y la deuda eran culpa del exceso de gasto del gobierno laborista durante sus trece años en el poder; o bien admitir esto y hacer todo lo posible por demostrar que lo sentía y que no volvería a repetirse”, opina Tim Bale, profesor de la Universidad Queen Mary de Londres.

Rechaza la austeridad y apuesta por perseguir el fraude fiscal y gravar a las rentas más altas para combatir el déficit

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Desde 1997 Corbyn ha votado más de 500 veces en contra de la línea marcada por su partido. Un momento clave fue la votación de la welfare bill, que suponía unos fuertes recortes a los presupuestos de Bienestar. Él fue el único en desacatar las directrices laboristas. El gesto marcó distancias con el resto de candidatos y las bases tomaron nota.

Giro a la izquierda

El programa de Corbyn bebe de las políticas de la izquierda tradicional. Rechaza la austeridad y apuesta por perseguir el fraude fiscal y gravar a las rentas más altas para combatir el déficit. Propone renacionalizar sectores estratégicos como la red de ferrocarril y las compañías energéticas. Una medida polémica consiste en que el Banco de Inglaterra imprima dinero destinado a la compra de bonos creados por una nueva institución, que se invertirían en vivienda, energía transporte y tecnología. Esto, según el nuevo dirigente, impulsará el mercado laboral. Más de 40 destacados economistas, entre ellos un ex asesor del Banco de Inglaterra, han hecho público su apoyo a las políticas de Jeremy Corbyn, en respuesta a los que las retratan como extremas. El Comité Ejecutivo del sindicato mayoritario, UNITE, recomendaba votar por Corbyn. “Sus políticas son las mejores para nuestros afiliados”, explica un portavoz.

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“Es probable que tenga una postura menos pro-estadounidense en política exterior y de defensa, y vote en contra de más recortes en gastos sociales o leyes de inmigración más duras”

“Es probable que tenga una postura menos pro-estadounidense en política exterior y de defensa, y vote en contra de más recortes en gastos sociales o leyes de inmigración más duras. Esto será música para los oídos conservadores, ya que serán capaces de retratar el laborismo como un peligro para la seguridad del país, sus fronteras y sus finanzas”, señala Bale. Otro gran enemigo a batir son periódicos y tabloides como The Sun, muy seguidos y hostiles con la izquierda.

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