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La izquierda de Francia ofrece curas para la crisis

Aubry y Hollande responden a la carta pública enviada por Montebourg

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Las primarias del Partido Socialista francés (PS) para designar a su futuro candidato presidencial están teniendo consecuencias insospechadas: los líderes se han enzarzado en un auténtico debate epistolar sobre el control del sistema financiero, así como otras tantas propuestas para sacar a la UE de la crisis. Es un debate claro, preciso y detallado. Es decir: todo lo que evitan los dirigentes que prefieren hablar de estos temas sensibles sólo por la tele y con fórmulas que se lleva el viento.

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La espoleta ha sido la carta enviada por el diputado Arnaud Montebourg a los dos candidatos en liza, Martine Aubry y François Hollande. Ambos le han contestado a través de una carta pública, como también lo hizo Jean-Luc Mélenchon, el candidato presidencial del Frente de Izquierdas.

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"Chère Martine, Cher François". Armado con el 17% de los votos que apoyaron el domingo pasado sus propuestas inno-vadoras, el diputado escribe una carta abierta a Aubry y Hollande pidiéndoles respuesta por escrito. En su correo,Montebourg les pregunta "en qué condiciones precisas prevén retomar el control político del sistema financiero". Y les recuerda que "obligar a que las clases medias y populares rescaten los bancos y sus filiales", como ocurre desde 2008, "es una falta moral y política"

La solución, hacer entrar al Estado y a representantes de los ciudadanos, con derecho de veto, en los consejos de administración de los bancos; obligación legal de separar las actividades bancarias de cuentas de ahorro de las actividades bancarias de especulación para evitar la situación actual en la que todo banco dispone como quiere de los ahorros que la gente deposita; salvamento de los bancos privados deficitarios con los beneficios de los otros; prohibición del comercio con los paraísos fiscales; tasas estatales y europeas a la especulación financiera para que esta contribuya a saldar la deuda pública; reforma de los estatutos del BCE para que pueda prestar directamente a los estados (y no, como hace ahora, a la banca privada que luego utiliza las sumas para especular con la deuda pública); creación de un banco público de inversión.

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Montebourg subraya que esas medidas son "una condición previa a cualquier posibilidad de recuperación de la economía y, más aún, a cualquier posibilidad de aplicar el proyecto socialista".

Aubry sabe que necesita sumar a su 31% obtenido en la primera vuelta los votos de la izquierda que han catapultado a Montebourg al tercer puesto si quiere tener alguna posibilidad de superar a Hollande el domingo. En su respuesta, Aubry habla de la "entrada del Estado en el consejo de administración" de los bancos, la limitación de los bonus y las "obligaciones precisas" de financiación de empresas y hogares. Un tono que recuerda al Sarkozy de 2008. Y da una negativa: Aubry no retiene "el derecho de veto" del Estado y los ciudadanos en los consejos de administración de los bancos. No obstante, sí acepta la separación de la actividad de ahorro y la actividad de especulación de los bancos.

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En cuanto a la idea de tasas a las transacciones financieras, sólo las cita a nivel europeo. Aubry, por otra parte, acepta la prohibición de hacer negocios con paraísos fiscales, pero sólo con aquellos que pertenecen "al agujero negro de los mercados financieros". Con esa frase, indica que acepta la actual distinción de la OCDE y del G-20, que estiman que hay paraísos fiscales buenos.

El dato clave es que, una vez más, para no tener que hablar de los estatutos del BCE, Aubry se coloca fuera de juego hablando de la creación de un "Banco Público Europeo, a partir del Fondo de Estabilización Financiera, para impe-dir la especulación contra las deudas soberanas". Así evita recordar que, actualmente, dado el estatuto del BCE, todo plan de salvamento de un Estado es, en realidad, un plan de salvamento (y de engorde) de los bancos privados.

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El favorito de hacerse con la candidatura socialista respondió a Montebourg en una carta de ocho páginas. "Voy a hacer la reforma del funcionamiento de los mercados financieros que fue abandonada por Nicolas Sarkozy", promete el candidato más centrista del PS, recordando que hoy se está pagando el precio por este abandono presidencial.

Propone que los bancos y aseguradoras deberían contribuir al rescate de Grecia, "como hicieron los contribuyentes europeos para rescatar a ellos [la banca] en 2008". Hollande defiende que el Estado tendrá representantes en los consejos de administración de aquellas instituciones financieras que requieran dinero público para ser reflotadas.

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También es partidario de una tasa sobre la actividad bancaria pero, como Aubry, la quiere introducir a nivel europeo y pone como ejemplo a "los amigos del SPD" alemán que han llevado esta propuesta al Parlamento.

El candidato presidencial del Frente de Izquierdas, Jean-Luc Mélenchon, no era destinatario de la carta inicial de Montebourg. Pero, como tiene un "entendimiento" con él, también ha escrito para explicar que "se siente implicado" y abrir más pistas.

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En su misiva, subraya que debe haber más que el derecho de veto en el consejo de administración: Un auténtico "control social" de los bancos, ejercido por los ciudadanos y el Estado, para "que el capital se someta a la ley del interés general". Ello conllevará la prohibición de ventas al descubierto y de productos financieros especulativos. Por otra parte, el candidato presidencial prevé no prohibir, sino "bloquear" toda transacción con cualquier paraíso fiscal.

Además de la separación estricta entre bancos de ahorro y bancos de inversiones, prevé prohibir los stock options y los compromisos fuera de balance e instaurar tasas a las transacciones, tanto nacionales como europeas. Se prohibirá la libertad de acción de los hedge funds y de las agencias de rating. Y, por último, el BCE prestará directamente a los estados, acompañado por un banco público de inversión.

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