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Israel Israel hace pruebas de ADN para certificar si los migrantes son realmente judíos para poder casarse

Solo los migrantes judíos conforme a la ley religiosa judía pueden casarse en Israel, un país que no reconoce los matrimonios civiles salvo que tengan lugar en el extranjero. Muchos migrantes de la antigua Unión Soviética descubren en el último momento que no pueden casarse porque el rabinato no los considera judíos.

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Judíos visitan el complejo de la mezquita de Al-Aqsa en la Ciudad Vieja de Jerusalén. / AFP - AHMAD GHARABLI

jerusalén,

Israel está practicando pruebas genéticas para verificar si migrantes de la antigua Unión Soviética son realmente judíos de acuerdo con la halajá (la ley religiosa judía), y en función de los resultados de los análisis de ADN se les autoriza o no a contraer matrimonio con sus parejas judías, según ha confirmado el gran rabino de los judíos asquenazis.

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La noticia saltó a los medios de comunicación hace unos días pero entonces el ministro del Interior, Aryeh Deri, del partido ultraortodoxo Shas, lo negó taxativamente en una declaración que transmitieron las cadenas de televisión hebreas y fue recogida por la prensa.

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Sin embargo, posteriormente el gran rabino de los judíos asquenazis, David Lau, corrigió al ministro del Interior y confirmó que el rabinato está haciendo pruebas de ADN a parejas que quieren casarse con el fin de certificar si son realmente judías. Según Lau, se trata de “casos aislados” que se están haciendo sin ningún tipo de “coerción”.

La revelación, sin embargo, no ha tenido ninguna repercusión en Israel, inmersa ahora en la campaña electoral para los comicios del 9 de abril. En las últimas legislaturas, el voto de los diputados religiosos ha sido decisivo, de manera que ningún partido, especialmente los más grandes, quieren entrar en este tema.

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El diario Yediot Ahronot dice que el “complicado procedimiento” de análisis genético se está haciendo no solo a ciertas parejas que quieren casarse sino también a los familiares de las parejas, una circunstancia que puede ayudar a determinar el origen genético de las personas analizadas, y también su religión de acuerdo con la halajá.

“En una ocasión, a una mujer joven que fue al rabinato antes de casarse, le pidieron que se hiciera una prueba de ADN juntamente con su madre y su tía, para eliminar la posibilidad de que su madre fuera adoptada”, dice el rotativo de Tel Aviv. “A la mujer joven se le dijo que si rechazaba esa petición, su solicitud de matrimonio sería rechazada”.

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El rabinato tiene listas negras y secretas de israelíes que no son judíos según la halajá

En Israel el rabinato tiene competencias exclusivas para celebrar matrimonios entre judíos. De hecho, Israel solo autoriza matrimonios religiosos entre judíos, cristianos y musulmanes por separado. Los matrimonios mixtos, o los matrimonios entre judíos que no son judíos de acuerdo con la halajá, se han de celebrar necesariamente fuera del país para ser reconocidos en Israel, aunque nunca serán reconocidos por el rabinato.

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El rabinato trata siempre de determinar si un judío es realmente judío, aunque hasta ahora no constaba que hiciera pruebas de ADN para verificar el judaísmo de las personas que se quieren casar. No es extraño encontrar casos en los que uno de los novios descubre en el último momento en el rabinato que no es judío según la halajá y en consecuencia no se puede casar.

El rabinato tiene listas negras y secretas de israelíes que no son judíos según la halajá. Los rabinos ortodoxos que son los únicos que pueden casar a los judíos dentro de Israel, miran las listas negras antes de celebrar cualquier matrimonio para comprobar si figura el nombre de alguno de los novios.

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Según la halajá, es judía cualquier persona que tiene una madre judía o que se ha convertido al judaísmo por medio de un rabino ortodoxo. Sin embargo, la ley israelí dice que cualquier persona hija o nieta de un judío puede emigrar automáticamente a Israel y acceder a la nacionalidad de este país.

Alrededor de un millón de judíos de las repúblicas de la antigua Unión Soviética emigraron a Israel desde los años novena

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Entre lo que dice la halajá y lo que dice la ley israelí se produce una disfunción dado que, por ejemplo, una persona que es nieta de un abuelo judío puede emigrar automáticamente a Israel según la Ley del Retorno, pero el rabinato no la considerará judía de acuerdo con la halajá. Las personas de esta categoría tendrán que seguir un proceso de conversión al judaísmo con un rabino ortodoxo para que el rabinato las certifique como judías.

Alrededor de un millón de judíos de las repúblicas de la antigua Unión Soviética emigraron a Israel desde los años novena. Se estima que cientos de miles de estos judíos no son realmente judíos de acuerdo con la halajá, de manera que si no se convierten al judaísmo, se encuentran en una especie de limbo jurídico y religioso, y cuando llega el momento pueden descubrir que no se pueden casar. Si no se convierten al judaísmo, también el nombre de sus futuros hijos figurará en las listas negras del rabinato y dentro de veinte o treinta años tendrán el mismo problema.

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“Hay algunos casos en los que hay personas que dicen que son judías pero no disponen de los documentos necesarios para confirmarlo, o nosotros encontramos contradicciones entre sus declaraciones y lo que nosotros hemos descubierto de esas personas”, ha aclarado el gran rabino Lau. El gran rabino añade que entonces “se sugiere” a esas personas que pasen una prueba de ADN, “aunque no se obliga a nadie a pasarla”.

“Desgraciadamente, continúa Lau, “hay inmigrantes que a pesar de que pueden emigrar a Israel acogiéndose a la Ley del Retorno, no son judíos de acuerdo con la halajá”. Por su parte, el diario Yediot Ahronot añade que el fenómeno de las pruebas genéticas por parte del rabinato “está creciendo”.

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