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Israel Israel avanza hacia un contradictorio gobierno anti-Netanyahu

Son los momentos más difíciles de la carrera de Benjamín Netanyahu: por primera vez en doce años ha aparecido una coalición alternativa que podría apartarlo del poder. 

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El primer ministro israelí en funciones, Benjamín Netanyahu, en una imagen de archivo del pasado 14 de abril. — Maya Alleruzzo / REUTERS

El bloque anti-Netanyahu realiza estos días unas negociaciones maratonianas para fijar antes del miércoles los parámetros de una coalición que acabe con la tormentosa era política en que Benjamín Netanyahu ha hecho y deshecho a su antojo creando la atmósfera de poder absoluto que ha caracterizado a Israel desde su victoria en las elecciones de 2009.

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El domingo por la noche la oposición anunció un principio de acuerdo que ahora se está concretando, cuyo fin es la formación del gobierno más contradictorio de la historia de Israel puesto que prevé una variopinta amalgama que incluirá desde partidos extremadamente nacionalistas y religiosos a los residuos de los liberales de centro izquierda.

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El plan prevé que el primer ministro inicial sea Naftalí Bennett, de 49 años, un multimillonario que amasó su fortuna en EEUU con una empresa de software, para dedicarse a la política a partir de 2006. Su partido Yamina (Derecha) es de índole marcadamente religiosa, aunque en las últimas elecciones ha hecho campaña entre los laicos, y cuenta con los votos de un gran número de colonos judíos de los territorios ocupados.

Bennett, que podría ser el primer jefe de gobierno que se cubre la cabeza con kipá, se ha comprometido a ceder más adelante el cargo a Yair Lapid, de 57 años, líder de Hay un Futuro, un partido también de derechas aunque más moderado que Yamina al que Netanyahu se esfuerza en catalogar de izquierdas, algo que no se ajusta ni al programa ni a la trayectoria de su líder, que también es millonario aunque menos que Bennett, y fue un exitoso periodista antes de dedicarse a la política.

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Coalición conservadora

Durante la declaración que leyó ante la televisión el domingo por la noche, Bennett dejó claro que la nueva coalición será de derechas sin ningún género de dudas. "Será un gobierno un poco más a la derecha que el actual", dijo respondiendo a las acusaciones de Netanyahu. "Quien diga que será un gobierno de izquierdas miente y quiere inculcar miedo a la gente", añadió.

Los medios que informan sobre las negociaciones en curso confirman que la derecha más nacionalista será la que guíe sus políticas. El Canal 12 reveló que la negociación del restringido "gabinete de seguridad", que es el que corta el bacalao en las cuestiones relevantes, contará con diez miembros en los que la extrema derecha tendrá seis, incluyendo al propio Bennett, Ayelet Shaked, Avigdor Lieberman y Gideon Saar, todos ellos más radicales que Netanyahu.

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Si algún lector despistado cree que, una vez desaparezca Netanyahu, ha llegado el momento de resolver el conflicto con los palestinos, la composición del gabinete de seguridad debería aclararle que absolutamente no existe ninguna posibilidad de avanzar en esa dirección puesto que ninguno de los nombres citados en el anterior párrafo lo permitirá.

La única manera de lograr un acuerdo de paz pasa por una acción muy enérgica de EEUU respaldada por Europa

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La única manera de lograr un acuerdo de paz pasa por una acción muy enérgica de EEUU respaldada por Europa, pero nada parecido hay en el horizonte puesto que el presidente Joe Biden tendría demasiados problemas en el Congreso para tirar por ese camino, y en cuanto a los líderes europeos Emmanuel Macron y Angela Merkel han respaldado y siguen respaldando las políticas más extremistas de Israel en este campo.

Aunque es pronto para ver cómo reacciona Netanyahu si la Kneset aprueba el nuevo gobierno en las próximas semanas, el todavía primer ministro podría esperar a que la nueva coalición cometa errores de bulto. Además, las quintas elecciones consecutivas siguen en un horizonte no demasiado lejano puesto que la composición de la coalición sugiere que no durará mucho tiempo.

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Es evidente que el objetivo de todos los partidos que se van a integrar en la coalición es apartar a Netanyahu del poder. Es lo único que les une, de modo que una vez Netanyahu esté en la oposición, las posibilidades de que la coalición se mantenga durante muchos meses son bastante remotas ya que el terreno común de esos partidos es muy angosto.

El fin de la estrategia de Netanyahu

Desde las últimas elecciones, Netanyahu ha ofrecido a tres rivales compartir el cargo de primer ministro de manera rotatoria. Benny Gantz, de Azul y Blanco, y Gideon Saar, de Nueva Esperanza, han rechazado la invitación, mientras que Naftalí Bennett la ha aceptado varias veces para luego chocar con el muro de que no es posible formar una mayoría pro-Netanyahu en la actual Kneset puesto que juntos solo cuentan con 59 escaños y no con los 61 que dan la mayoría.

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Todo sería distinto si Netanyahu dejara su lugar a cualquier otro notable del Likud, ya que de esta manera sí que podría formarse una amplia coalición de extrema derecha nacionalista y religiosa, pero es algo de lo que Netanyahu no quiere ni oír hablar. Algunos se preguntan si esta será la última batalla de Netanyahu, pero aún es demasiado pronto para certificar su defunción.

En este contexto de transición, se observa un acusado enrarecimiento del clima político. Amenazas, incluidas amenazas de muerte, e incitación que han obligado a la policía a reforzar la seguridad de algunos líderes de la oposición, especialmente de Naftalí Bennett y Ayelet Shaked. Y por si esto fuera poco, el entorno de Netanyahu ha reforzado sus críticas a los jueces a los que acusa de interferir con las leyes de la Kneset.

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