Estado Islámico Más de 100 muertos y 100.000 evacuados en combates contra el Daesh en Filipinas
Casi la mitad de la población de Marawi ha sido trasladada a refugios en las localidades cercanas. Se cumple una semana desde que el último reducto de los yihadistas asaltaron la ciudad.
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Iligan (Filipinas),
Más de un centenar de personas han muerto y casi 100.000 han sido evacuadas en Marawi, donde este martes prosiguen los combates entre las Fuerzas Armadas filipinas y el último reducto de los yihadistas afines al Estado Islámico (EI) que asaltaron la ciudad.
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El Ejército sigue su avance en la población cuando se cumple una semana desde que rebeldes del Grupo Maute se levantaran en armas en la capital de Lanao del Sur, una provincia de la zona de mayoría musulmana de la isla de Mindanao, donde el Gobierno ha decretado la ley marcial.
Las tropas gubernamentales "han tomado ya el control del 85 o el 90 por ciento de la ciudad", declaró a Efe el portavoz de las Fuerzas Armadas, Restituto Padilla.
Cuatro insurgentes y tres soldados se sumaron al recuento de bajas, que superó este martes el centenar al computar un total de 104 según los datos ofrecidos por el Gobierno: 19 civiles, 65 yihadistas, 17 militares y 3 policías muertos.
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Las Fuerzas Armadas tratan de derrotar a la resistencia del Grupo Maute con bombardeos aéreos "de precisión", según su portavoz, así como operaciones sobre el terreno en las que los soldados buscan a los rebeldes "casa por casa" mientras se hacen con el control de nuevos barrios.
Casi la mitad de la población evacuada
Un total de 95.630 residentes de Marawi, casi la mitad de la población de esta ciudad de 200.000 habitantes, han sido evacuados a refugios en las cercanas localidades de Iligan y Cagayan de Oro, indicó a Efe el portavoz del Comité de Gestión de Crisis de Lanao del Sur, Zia Alonto Adiong.
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"Los terroristas ocuparon mi barrio, así que el Ejército bombardeó y ya no tengo casa. Llevo cinco días aquí", explicó a Efe Jessica, una estudiante de 16 años que fue evacuada junto a su madre y dos hermanos al polideportivo de Tibanga en la ciudad costera de Iligan, a unos 25 kilómetros de Marawi.
Unas 91 familias se alojan provisionalmente en este refugio improvisado, donde varias organizaciones les suministran agua, comida y esterillas para pasar la noche sobre el hormigón de una pista de baloncesto parcialmente cubierta por una estructura de acero y uralita.
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Nido Valdoveso, vendedor de frutos secos de 51 años de Marawi, estaba con su mujer y sus cuatro hijos en casa cuando, según relató a Efe, comenzó a oír disparos y rápidamente los soldados le evacuaron a Iligan junto con otras 90 familias de su barrio.
"Aquí nos tratan bien y tenemos comida, pero todavía tengo miedo, especialmente por no saber cuándo voy a poder regresar a casa y si los terroristas volverán", afirma Valdoveso, que forma parte de la minoría cristiana de Marawi, donde 9 de cada 10 habitantes son musulmanes.
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Toda la isla de Mindanao, donde viven unos 2 millones de personas, permanece bajo la ley marcial ordenada por el presidente Rodrigo Duterte, por lo que se ha impuesto un toque de queda a las 10 de la noche y se observan numerosos puestos de control y patrullas militares, especialmente en la conflictiva zona del oeste.
"A mí me parecen bien la ley marcial y el toque de queda. No quiero que los terroristas de Marawi puedan venir aquí", dijo a Efe un taxista de Iligan de 46 años, que no quiso revelar su nombre.
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El taxista, que profesa la religión católica, aseguró que en Iligan no existen problemas de convivencia entre los cristianos, que aquí son mayoría, y los numerosos musulmanes que viven en la ciudad.
Una semana de la ocupación de Marawi
La crisis de Marawi comenzó el martes pasado cuando el Grupo Maute asaltó la ciudad tras una fallida redada del Ejército para capturar a Isnilon Hapilon, líder del grupo yihadista Abu Sayyaf, también vinculado al EI, y por cuya cabeza Estados Unidos ofrece 5 millones de dólares (4,55 millones de euros).
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El EI se atribuyó en su agencia de propaganda Amaq el ataque inicial del Grupo Maute, que dio inicio a la serie de combates que se prolongan hasta este martes.
Los yihadistas filipinos, apoyados por milicianos indonesios y malasios, prendieron fuego a la comisaría, a un colegio, a una cárcel y a una iglesia, donde secuestraron a un cura y a 13 feligreses que aún mantienen capturados.
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Los insurgentes llegaron a desfilar encapuchados y a bordo de vehículos con banderas negras del EI por las calles de Marawi, donde ocuparon varias instalaciones municipales y un hospital hasta que se vieron superados por el Ejército y comenzaron su retirada.