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JERUSALÉN. - Después de las réplicas del bíblico candelabro, de los instrumentos para las ofrendas y de las vestimentas sacerdotales, el Instituto del Templo se ha abocado a la cría de una vaca bermeja, paso indispensable para la reconstrucción del tercer templo de Jerusalén.
"El significado de la vaca bermeja consiste básicamente en un exclusivo proceso de purificación y es un requisito para reconstruir el templo sagrado", afirma el rabino Haim Richman, director internacional de una institución que trabaja en los preparativos de la redención.
Según las escrituras antiguas, la llamada en hebreo "Pará Adumá" (literalmente, "vaca roja") era elemento indispensable para erradicar de los israelitas la impureza de la muerte en su concepto más metafísico por lo que, sin este exclusivo animal, nunca les será posible alcanzar la vida eterna. En ese sentido, la aspiración de los movimientos mesiánicos se ha topado siempre con el hallazgo de este particular cuadrúpedo, un obstáculo que el Instituto del Templo busca sortear con un proyecto de crianza sin precedentes en el que no escatima esfuerzos ni recursos.
"Debe ser una vaca de pelaje rojizo-marrón, sobre la que no se haya colocado yugo, que no haya trabajado y que no sufra ningún defecto físico (externo o interno) que la inhabilite para la ofrenda", explica el rabino en su despacho de Jerusalén. El hallazgo en 2014 en EEUU de un ejemplar Red Angus de perfecto pelambre rojizo despertó las esperanzas de este y otros grupos mesiánicos, aunque en distintas partes del mundo hay especies que en principio responden a las exigencias bíblicas, entre ellas que no tenga siquiera dos pelos de otro color.
Rodeado de libros y con la bandera de Israel a sus espaldas, Richman recuerda, no obstante, que no toda vaca roja cumple los requisitos mencionados y que, aún así, no podrían traer el animal por impedimentos legales a la importación. Por ello se han abocado a un proyecto de crianza para el que ya ha recogido más de 30.000 dólares en donaciones y que consistirá en implantar embriones de esta especie americana en vacas locales, hasta obtener de ellas una ternera perfecta que, a los dos años, pueda servir para purificar al pueblo de Israel con sus cenizas.
Se trata de un meticuloso ritual descrito en la Biblia y que realizaban los sacerdotes antes de acceder al templo, destruido en el año 70 por los romanos y que se encontraba sobre el Monte Moriá. Este emplazamiento es hoy conocido como Explanada de las Mezquitas, que alberga la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al-Aqsa, el tercer lugar más sagrado del islám.
El templo debería recrearse pues, según estos grupos, sobre uno de los lugares más explosivos de Oriente Medio, un territorio que Israel ocupa desde 1967 y que los palestinos exigen para su futuro Estado por considerarlo, al igual que los judíos, el epicentro de su identidad nacional.
En 1980 Israel se anexionó la parte de oriental de Jerusalén, donde se encuentra la explanada, en una decisión que no reconoce la comunidad internacional. Pero ni las tensiones ni las reivindicaciones palestinas frenan la actividad del Instituto del Templo, donde se confían a dios para ver concretado el sueño del mesías.
"Tener un vaca bermeja completamente kosher (apta) significa sencillamente que el pueblo de Israel estará mucho más cerca de la construcción del tercer templo", apunta el religioso sin entrar en espinosos asuntos políticos. Según el filósofo sefardí Maimónides, a lo largo de la antigua historia judía sólo se ofrendaron nueve ejemplares y la décima será sacrificada en tiempos del "mesías rey".
Richman, autor de una docena de libros sobre los rituales del tercer templo, explica que a diferencia de la ultraortodoxia más tradicional ─que deja en las exclusivas manos de dios la llegada del mesías─, su Instituto cree en una política más activa porque las ordenanzas en la Biblia eran para los seres humanos. "Dios no nos daba órdenes para cumplirlas él, lo hacía para que nosotros las cumpliéramos, algunas tienen lógica (humana) otras no", explica sobre unas iniciativas que el resto de la ultraortodoxia llega a ver con recelo.
Al hilo de esta política, sostiene que la espera de 2000 años para hallar una vaca rojiza puede ser resuelta con la ayuda de la ciencia, de la misma forma que en el pasado han buscado y recuperado especies animales y vegetales para dar vida a los colores y fibras del ropaje de los sacerdotes. El objetivo ahora de este grupo es definir los protocolos para la estricta crianza de estas terneras de acuerdo a la ley religiosa judía (Halajá) y dar con los ganaderos que puedan ayudar en el nacimiento de la anhelada "vaca bermeja".
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