El Gobierno de Ecuador y las bandas criminales, en la mira a un mes del asesinato del candidato Villavicencio
El crimen que conmovió al país a solo diez días de las elecciones presidenciales se saldó con la detención de seis sicarios colombianos, pero las pistas, miradas y sospechas comenzaron a girar hacia el gobierno de Guillermo Lasso.
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Fernando Villavicencio fue asesinado con tres balas en la cabeza. Ocurrió el pasado 9 de agosto, en una calle transitada de una zona de clase media de Quito, capital de Ecuador.
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El candidato presidencial salía por la puerta de delante del lugar donde había realizado un acto, se subió a la parte de atrás de un coche sin blindaje y sin conductor, se sentó, los escoltas se quedaron fuera, y un sicario le disparó desde la otra ventanilla: rápido y letal.
El crimen conmovió al país a solo diez días de las elecciones presidenciales de la primera vuelta del 20 de agosto. El gobierno anunció en las horas y días siguientes haber arrestado a seis sicarios colombianos después que uno de ellos falleciera esa misma tarde, e iniciar una colaboración con el FBI de Estados Unidos y con Colombia para dilucidar lo acontecido.
El vértigo de los días de campaña y la continuidad de la violencia agregaron más balas y muertos a la contienda más violenta del país, y el caso Villavicencio quedó sin nuevas pistas.
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Vino después la votación bajo estado de excepción con militares y armas largas al lado de las urnas, y el resultado conocido: 33,61% para Luisa González, candidata de la Revolución Ciudadana, y 23,47% para Daniel Noboa, integrante de uno de los principales grupos económicos del país, y sorpresa en las urnas.
En las semanas siguientes a la elección comenzaron a surgir nuevos elementos acerca de qué ocurrió en un asesinato que modificó las intenciones de voto y marcó un punto de inflexión en la política. Las pistas, miradas y sospechas comenzaron a girar hacia el Gobierno de Guillermo Lasso, la Policía y hacia las bandas del crimen organizado en un país donde esas estructuras criminales y el Estado tienen vasos comunicantes.
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Presidente y Policía en la mira
"Por fuentes policiales se conoce de un atentando en marcha en contra de la vida de Fernando Villavicencio" dice el parte policial número 2023040100451427208 fechado el 1 de abril de 2023, es decir, cuatro meses antes del sicariato del candidato. El dato fue revelado por el periodista Anderson Boscán, quien también figuraba en el parte policial de quienes debían ser asesinados.
Burbano de Lara: "Hay evidencias de que el comandante general de la Policía y el ministro del Interior conocían que estaban en peligro"
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Boscán huyó del país por las amenazas en su contra. Su revelación trajo una primera sospecha acerca del rol de quienes sabían de la amenaza, en particular la Policía, encargada de la seguridad de los candidatos presidenciales. Al respecto de la actuación policial, los familiares de Villavicencio denunciaron irregularidades ocurridas en el día de su asesinato, como haber salido por la puerta de adelante en lugar de la de atrás, y subirse a un carro sin blindaje y sin conductor.
"Lasso tenía evidencia y conocimiento de la corrupción de la Policía, y sin embargo les confió cosas claves y estratégicas, como cuidar a los candidatos presidenciales", explica a Público Agustín Burbano de Lara, sociólogo especializado en política y violencia al analizar las responsabilidades del presidente en el crimen que detonó en plena campaña.
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¿Por qué el presidente dejó la seguridad presidencial bajo sectores sabidamente corruptos? La razón, señala el sociólogo, estaría en que en "una investigación del 2021, llamada León de Troya, la Policía da cuenta que el cuñado de Lasso, Danilo Carrera, estaba involucrado con gente de la mafia albanesa, y lo que hace Lasso es entrar en una transacción ilegal con la Policía: ustedes dan de baja este informe y a cambio les doy desregulación, autarquía".
"Hubo cosas en el radio de decisión de Lasso que pudieron haber evitado esto, hay evidencia de que el comandante general de la Policía y el ministro del Interior conocían que estaban en peligro [...] De personas cuya supervisión laboral depende directamente de Lasso hay hechos públicos y notorios de que tenían información y dejaron hacer y pasar", explica Burbano.
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La narcocriminalidad
Las rentas criminales de Ecuador no pueden existir sin la participación de las bandas, las empresas y la colusión estatal.
Ecuador se convirtió en los últimos cuatro años en una plaza central para el tráfico de drogas desde Sudamérica. "La nueva zona de mayor producción de cocaína del mundo se ubica en una franja de diez kilómetros a lo largo de la frontera colombo-ecuatoriana del lado colombiano", afirmó semanas atrás el presidente colombiano Gustavo Petro al analizar los cambios en las rutas mundiales de la cocaína.
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"Es por eso que de ser un país pacífico, Ecuador ha superado en violencia a Colombia, y quizás por esto asesinaron al candidato Villavicencio".
De Ecuador procedía por ejemplo el cargamento de 13 toneladas de cocaína escondidas en contenedores de plátanos incautado en España el 23 de agosto. Las revelaciones dadas a conocer por la prensa colombiana señalaron que, vía un informante que se acercó a la Policía, se supo que detrás de la droga estaba un narcotraficante colombiano alias Flaco Rico, aliado al grupo narcocriminal ecuatoriano Los Lobos, "y que habría financiado a los sicarios" que mataron a Villavicencio.
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Resulta difícil establecer la verdad sobre quiénes fueron en el actual contexto del país. "Las debilidades institucionales en Ecuador son tales, la instrumentalización de bandas criminales sobre el Estado son tales, que tengo dudas sobre si va a haber la capacidad de llegar a una verdad", afirma Burbano de Lara.
¿Fueron Los Lobos? ¿la banda Los Choneros? ¿Flaco Rico? "Se han comunicado cosas que harían pensar que el responsable directo es el líder de Los Choneros, Fito, pero, como no hay condiciones institucionales para esclarecer realmente una verdad, tengo mis dudas de si de verdad es quien lo mandó a amenazar, o si lo están usando de chivo expiatorio [...] Si de verdad había una banda del crimen organizado que quería liquidarlo, es evidente que la Policía dejó hacer el trabajo sucio", afirma el sociólogo ecuatoriano.
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Resalta otra dimensión más: "No pueden existir las rentas criminales que hay en Ecuador sin la participación de los tres sectores: las bandas, las empresas, y la colusión estatal [...] El crimen organizado no actúa solo, han filtrado la Policía Nacional, la Armada, en menor grado el Ejército y la Fuerza Aérea, han filtrado la Fiscalía, el sistema de justicia".
No puede entonces pensarse en compartimentos estancos, tal como lo demostró la investigación León de Troya, donde la mafia albanesa -encargada de distribuir la droga en Europa- y el cuñado y hombre de confianza del presidente tenían relaciones.
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El impacto electoral
En esta campaña electoral, ambos candidatos utilizan chaleco antibalas y protección militar.
La poca claridad de las pistas y la verdad de la autoría intelectual del crimen de Villavicencio contrasta con un elemento claro: el impacto electoral que tuvo su asesinato a diez de las elecciones.
"[El asesinato] lo rompe todo. Ahí tenemos la tendencia fuerte en la cual el correísmo empieza a caer de manera brusca, en voto directo cae seis puntos entre la encuesta del 9 de agosto y la del 12 de agosto", explicó Álvaro Marchante, gerente de la encuestadora Comunicaliza.
La razón de la caída radica en que existió la instalación de una matriz mediática que buscó relacionar a la Revolución Ciudadana -correísmo- con el crimen, con la instalación de titulares o tendencias como el hashtag CorreísmoAsesino.
Según el investigador Julián Macías Tovar, existieron más de 550.000 tuits con cerca de dos millones de interacciones asociando al expresidente Rafael Correa con el crimen de Villavicencio entre el 10 y el 14 de agosto, una acción mediática no solamente ecuatoriana, sino internacional.
"El asesinato de Villavicencio le quita a la Revolución Ciudadana las posibilidades de ganar en primera vuelta electoral", señala Burbano de Lara. Fue uno de los efectos más claros de "una muerte que servía a muchos intereses".
Villavicencio "era un hombre que tenía información reservada de aparatos de inteligencia, eso incluía información no solo del bien hacer de esos aparatos de la fuerza pública, sino de corrupción, colusión".
"Cuando se vuelve candidato a la presidencia y se sale del esquema de Lasso, pasa a ser autónomo. Eso no les debe haber gustado a quienes traficaban información". El candidato "había afectado intereses pesados", señala Burbano.
El asesinato tal vez quede en la zona gris de la verdad, sin nunca precisarse qué sucedió. Mientras, sigue la campaña hacia la segunda vuelta del 15 de octubre. La candidata de la Revolución Ciudadana, Luisa González, comenzó a utilizar chaleco antibalas y protección militar, al igual que su rival Daniel Noboa.
El país se mantiene bajo una ola de violencia, con coches-bomba, masacres y motines carcelarios, sicariatos, una imagen de desgobierno, los negocios subterráneos en expansión donde confluyen múltiples actores, una crisis que se ahonda semana a semana.