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El Gobierno de Chad le para los pies a Sarkozy

El presidente de Chad,Idriss Deby, reiteró ayer que el juicio por el caso de la ONG El Arca de Zoé se hará en Chad y cerró la puerta a que los franceses detenidos puedan responder ante los tribunales en su país de ori

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Curiosa forma de celebrar sus seis meses en el poder. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, amenazó a Chad con volver a volar hacia ese país africano para "traerse a todos los que siguen allí". El puñetazo sobre la mesa era sin duda un simple gesto de consumo político interno, pero caldeó aún más los ánimos en el país africano.

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Tanto es así que sólo pasaron unas horas hasta que el presidente de Chad tuvo el atrevimiento de ponerse firme ante las órdenes que le llegaban de París. Idriss Deby reiteró el juicio por el caso de la ONG El Arca de Zoé se hará en Chad y cerró la puerta a que los franceses detenidos puedan responder ante los tribunales en su país de origen.

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"No está planteado que la Justicia chadiana se declare incompetente en este proceso", dijo Deby, en declaraciones que probablemente satisfarán a sus compatriotas. "La justicia se hará aquí, en Chad", insistió Deby.

El domingo pasado, tras un vuelo relámpago, Sarkozy había vuelto del país africano con cuatro españolas y tres franceses contra quienes la justicia chadiana había abandonado sus cargos de una manera algo precipitada.

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"Voy a ir a buscar a todos los que se han quedado allí, sin importarme lo que hayan hecho", había afirmado por la mañana el presidente en referencia a los seis franceses, tres españoles y un belga que siguen detenidos en Yamena por el escándalo del Arca de Zoé.

Ese viaje, que Sarkozy convirtió en un éxito mediático, se produjo tras una conversación telefónica con el jefe de Estado chadiano, Idriss Déby, cuyo país, pobre, es la joya estratégica del ex imperio francés y sede de un importante contingente militar galo.

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Actualmente, ese contingente ayuda al dictador en los combates contra la oposición con armas, munición, inteligencia y entrenamiento. Pero eso es algo que puede cambiar. Históricamente, los soldados franceses son el semáforo que hace que un dictador llegue al poder expulsando a otro, y Idriss Déby lo sabe mejor que nadie.

Su malhumor reciente podría guardar relación con los encuentros -no confirmados y aún envueltos en el secreto- que se atribuyen a miembros de la inteligencia francesa con representantes de la oposición armada en los últimos meses.

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La novedad ahora es que, por voluntad del canciller Bernard Kouchner y apadrinado por Sarkozy, Francia ha obtenido un mandato de la ONU para una fuerza europea de asistencia a Darfur desde Chad y República Centroafricana. En breve, por arte de magia, esos mismos soldados galos tendrán bandera europea y misión humanitaria.

Por primera vez los franceses pueden conjurar el llamado síndrome de Fachoda, en referencia a una batalla colonial perdida en el siglo XIX frente a los anglosajones en la vecina ciudad sudanesa de Fachoda (hoy Kodok). Déby sabe que puede negociar caro por tan alto símbolo.

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Ayer, un Sarkozy en pleno zapping pisaaeropuertos afirmó que volará de nuevo a Yamena y que se traerá a todos "sin importarme lo que hayan hecho". ¿Incluso si se probaran las acusaciones de tráfico de niños?

El Estado niñera

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Para colmo, Sarkozy se permitió el lujo de añadir que "el rol de un jefe de Estado consiste en atender a todos los franceses". Para justificarse, citó la existencia en Francia de varias querellas contra los responsables del Arca de Zoé, y el acuerdo judicial y de extradición firmado por Francia y Chad en 1976, en vigor desde 1978.

Mal asesor jurídico tuvo el presidente de la quinta potencia mundial, que fue puesto en evidencia por tres altos cargos del país africano.

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El abogado del Estado chadiano recordó la existencia de un artículo del convenio que impide la repatriación buscada. El ministro de Justicia, Albert Pahimi Padacké, recordó que "Chad decidirá vía su aparato judicial, y no el presidente Sarkozy". Después, su presidente confirmó el aviso.

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