Gibraltar, la piedra con la que Isabel II tropezó en sus relaciones con España
Sus 70 años de reinado han estado salpicados de momentos de tensión a costa del peñón. Los episodios más complicados fueron su visita a Gibraltar en 1954 y la de su hijo Carlos con Diana en su luna de miel en 1981, que provocó el plantón de Juan Carlos I y Sofía en su boda.
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MADRID, Actualizado:
Gibraltar también está de luto tras conocer la muerte de la reina Isabel II. El peñón sigue siendo una colonia británica desde que en 1704, en el contexto de la guerra de sucesión española, una escuadra angloholandesa ocupó ese pequeño trozo de tierra situado en el extremo de la bahía de Algeciras.
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Las hostilidades finalizaron con el Tratado de Utrecht de 1713 por el que el peñón fue cedido por el rey de España Felipe V a la corona inglesa a perpetuidad a cambio de su reconocimiento como monarca. Ese fue el momento en el España pierde oficialmente Gibraltar y más de 300 años después sigue sin recuperarlo, pese a los numerosos intentos.
Desde entonces, ese territorio de apenas siete kilómetros cuadrados ha sido fuente de tensión diplomática entre España y Reino Unido. Una disputa que tampoco disminuyó durante el larguísimo reinado de Isabel II y que, precisamente, supuso la piedra en la que tropezaron constantemente las relaciones entre las dos familias reales, la británica y la española.
Este jueves, la única colonia que el Reino Unido conserva en suelo europeo, lloró a su reina recién fallecida. En palabras del ministro principal, Fabián Picardo, Isabel II "ha reinado con sabiduría y con una dedicación incomparable". Para mostrar sus respetos, el peñón arrió las banderas de los edificios oficiales. Además ha cancelado los eventos con los que iba a conmemorar, el próximo día 10, su Día Nacional.
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Las banderas permanecerán a media asta hasta el día del funeral de Estado por la reina y se izarán sólo temporalmente para la proclamación del nuevo soberano, el rey Carlos III. Gibraltar, que hace menos de mes fue reconocida oficialmente como ciudad británica, rendirá además homenaje a la reina con una salva de 96 cañonazos que llevará a cabo el Royal Regimiento de Gibraltar.
Isabel II siempre intentó fomentar las relaciones con la familia real española, con la que le unían lazos familiares lejanos
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Isabel II siempre intentó fomentar las relaciones con la familia real española, con la que le unían lazos familiares lejanos. Los vínculos de los Windsor con la monarquía española proceden de la reina Victoria, conocida como la abuela de Europa, por la vasta genealogía a la que dio pie y que fue la soberana con más tiempo en el trono (1837-1901) hasta que la superó precisamente Isabel de Inglaterra.
Ésta, el duque de Edimburgo, don Juan Carlos y doña Sofía son tataranietos por distintas ramas de la reina Victoria, abuela a su vez de Victoria Eugenia de Battenberg, quien pasó a ser reina tras su matrimonio con Alfonso XIII, además de ser años después la madrina de Felipe de Borbón.
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Pese a estos lazos, siempre ha planeado bajo todas esas cabezas reales la sombra de Gibraltar. Es más, la historia de desencuentros de Isabel II con España comenzaron tan solo dos años después de subirse al trono británico. Corría el año 1954 e Isabel II hizo una gira alrededor del mundo para visitar los estados pertenecientes a la Commonwealth. La entonces nueva reina quería darse un baño de multitudes por los territorios bajo su dominio. Entre ellos también marcó en su real agenda Gibraltar.
Visita de Isabel II en plena dictadura franquista
La reina estuvo en Gibraltar cerca de 36 horas aquel 10 de mayo de 1954. España seguía sumida en los peores años de la dictadura de Francisco Franco, que decidió cerrar el consulado de la colonia para que el cónsul no rindiera pleitesía a la reina. Con ese movimiento, el dictador dribló un conflicto mayor con Reino Unido pero dejó patente su postura ante la visita. Dicho consulado no se ha vuelto a abrir desde entonces. A raíz de la clausura, los españoles tuvieron muchas dificultades para entrar en el Peñón, hasta que en 1969 se cerraron las fronteras.
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Antes de la polémica visita, el entonces el embajador español en Londres, Miguel Primo de Rivera, mandó una carta a Anthony Eden, secretario del Foreign Office, mostrando la disconformidad de España con la inclusión de Gibraltar en la gira real.
Los reyes Juan Carlos y Sofía declinaron la invitación para asistir a la boda del príncipe Carlos y Diana de Gales en 1981
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El siguiente episodio de alta tensión entre Isabel II y España a costa del peñón fue cuando los reyes Juan Carlos y Sofía declinaron la invitación para asistir a la boda del príncipe Carlos y Diana de Gales en 1981 ante la decisión de la familia real británica de comenzar en Gibraltar su viaje de novios. Pese a que desde Windsor se justificó la visita en el enclave de un viaje privado, el gesto no sentó nada bien en los Borbones.
La española fue la única casa real europea en no asistir al enlace, en el momento más complicado que ha tenido la relación entre los Borbones y los Windsor. Fueron momentos de un gran distanciamiento tanto a nivel monárquico como a nivel gubernamental.
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La herida abierta se intentó cerrar en 1986, cuando Isabel II invitó a don Juan Carlos y doña Sofía a protagonizar la primera visita de Estado de un monarca español en más de 80 años, tras la que llevó a cabo Alfonso XIII en 1905 cuando conoció a Victoria Eugenia.
La visita se había gestado dos años antes, cuando Isabel II invitó a almorzar en Londres a don Juan de Borbón, lo que marcó el inicio de la normalización de las relaciones diplomáticas entre ambos países.
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Como gesto para otorgar trascendencia al viaje y como reconocimiento a su papel en la Transición a la democracia española, Juan Carlos I fue el primer monarca extranjero invitado a dirigirse al Parlamento del Reino Unido. Además, la reina le concedió la Orden de la Jarretera, la máxima distinción otorgada por la Corona británica, que también otorgó en 2017 a Felipe VI, por lo que Juan Carlos I regresó en 1989 al solemne acto en el castillo de Windsor.
El siguiente hito en las relaciones fue la visita de Isabel II a España junto a su esposo Felipe de Edimburgo
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El siguiente hito en las relaciones fue la visita de Isabel II a España junto a su esposo Felipe de Edimburgo. Fue en octubre de 1988 y ha sido la primera y última vez que pisaría suelo español. Era también la primera visita de máximo nivel de un jefe de Estado británico. Los reyes Juan Carlos I y Sofía se volcaron para agasajar a su homóloga británica durante las cinco jornadas que duró la visita, repartidas entre Madrid, con visita a El Escorial para ver la tumba de Felipe II, Sevilla y Barcelona, a las que la soberana y su marido añadieron dos días de estancia privada en Mallorca a bordo del yate real Britannia.
Ya hubo que esperar hasta 2017 para que los actuales reyes Felipe VI y Letizia hicieran una visita a Reino Unido. "Esta visita de Estado es una expresión del profundo respeto y amistad que describe la relación entre España y el Reino Unido", dijo Isabel II el 12 de julio de 2017 al recibirles en el Palacio de Buckingham Palace.
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La última vez que Felipe y Letizia estuvieron con la reina fue el pasado mes de marzo, cuando acudieron en Londres a la ceremonia de tributo por el duque de Edimburgo, el difunto marido de Isabel II fallecido en abril de 2021 y que debido a las restricciones de la pandemia tuvo un funeral muy restringido.
El príncipe Eduardo, último en visitar el Peñón
Pero la familia real británica nunca ha dejado de lado a Gibraltar, a sabiendas del malestar que siempre ha provocado en España. El último episodio de desencuentro ha tenido lugar este pasado mes de junio con motivo del Jubileo de Platino de Isabel II. El príncipe Eduardo, uno de los hijos de la monarca, realizó una visita a la Roca junto a su esposa Sofía. El viaje de los duques de Wessex se produjo pese a la queja que se transmitió desde las autoridades españolas. El Ministerio de Asuntos Exteriores trasladó al Foreign Office su "malestar".
El último episodio de desencuentro ha tenido lugar este pasado mes de junio con motivo del Jubileo de Platino de Isabel II
"España considera que la visita no resulta oportuna, en el marco del proceso de negociación para un futuro Acuerdo UE-Reino Unido sobre Gibraltar y de los acuerdos bilaterales entre España y Reino que son necesarios para la aplicación de dicho acuerdo, que definirá unas nuevas relaciones entre Gibraltar y la UE", indicó entonces un portavoz del departamento que dirige José Manuel Albares.
En estos momentos, ya con reina Isabel II fallecida, el encaje de Gibraltar en las relaciones entre España y Reino Unido es indescifrable. Muchos factores entran nuevos en escena. Para empezar, el inicio del reinado de Carlos III, que se solapa con los primeros pasos de Liz Truss como primera ministra británica. Sin embargo, el punto de inflexión con Gibraltar en los últimos años ha sido la aprobación del brexit. A día de hoy, los gobiernos de ambos países siguen negociando un acuerdo sobre el Peñón tras la nueva situación de Reino Unido fuera de la Unión Europea.
Ayer mismo, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, señaló que las negociaciones del acuerdo sobre Gibraltar tras el brexit "avanzan bien" y que espera reunirse "lo antes posible" con su homólogo británico, James Cleverly, para conseguir un acuerdo que "sea mutuamente beneficioso", porque "no podemos vivir unos de espaldas a otros". Muchos son los pasos que tendrán que andarse desde ambos lados para que se alcance un acuerdo que satisfaga por igual. Pero eso ya no lo verán los ojos de Isabel II.