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Gaza, la chispa que puede calcinar las narrativas de la guerra cultural entre Israel y Palestina

Un vídeo de 'Público' abre el debate sobre la situación en la Franja de Gaza en la inauguración de la Semana de Cine Euroárabe de Santiago.

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De izquierda a derecha, Esther Rebollo, Ghaleb Jaber Martínez y Jesús Núñez. — Fundación Araguaney

santiago, Actualizado:

Lo que está ocurriendo en Gaza representa un fracaso de la humanidad de semejante calibre que nos interpela a todos los humanos como miembros de la especie. Nos interpela, sí, pero también nos afecta. Es cierto que sobre nuestros hospitales y escuelas no llueven bombas ni se tirotea al público de raves pacíficas, y que, al contrario de los civiles palestinos e israelíes inocentes que las padecen, nosotros sí podemos abstraernos del horror de las imágenes que ellos protagonizan. Pero de lo que no podemos escapar es de las consecuencias que el lento genocidio de más de dos millones de congéneres puede tener sobre el orden mundial bajo el que vivimos y sobre el desarrollo futuro de nuestra historia y nuestras formas de vida.

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A casi 4.000 kilómetros de Gaza ciudad, en el Teatro Principal de Santiago de Compostela, se celebra desde este martes el festival Amal, la Semana de Cine Euroárabe organizada por la Fundación Araguaney. Pretende ser, en palabras de su director, Ghaleb Jaber Martínez, "un encuentro de culturas, un espacio en el que la gran pantalla se transforma en ventana y esa ventana en una puerta al intercambio, a la empatía y al entendimiento". Pero también, por la coyuntura en la que se desarrolla el certamen, una alerta sobre nuestra propia posición intelectual frente al horror en Gaza: "Nadie está a salvo, todos estamos en peligro independientemente del lugar en el que hayamos nacido", afirma Jaber. "Si ignoramos el dolor de los demás ese dolor se transformará en rabia, y la rabia lo destruye todo".

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"Gaza ya era inhabitable hace tres años, pero ahora estamos ante el Gobierno más  radical de la historia de Israel"

La noche del pasado lunes, un vídeo de Público sobre la cronología del bloqueo israelí a Gaza inauguró el festival y dio pie a un coloquio moderado por Jaber en el que la adjunta a la dirección del diario, la periodista Esther Rebollo, y el codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (Iecah), Jesús Núñez, debatieron sobre la situación en la franja, contextualizándola en los orígenes del conflicto entre Israel y Palestina; sus raíces socioeconómicas; la respuesta silenciosa y timorata de una comunidad internacional que lleva décadas ignorándolo desde la distancia, como si el incumplimiento continuado de la legalidad de la que se ha dotado apenas fuera con ella; sobre la actual guerra entre Israel y Hamás y, especialmente, sobre los discursos generados en torno a todo lo anterior.

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El peor escenario posible

"Estamos ante el peor escenario posible", aseguró Esther Rebollo refiriéndose a los más de 75 años transcurridos desde la proclamación del Estado de Israel y la progresiva pero imparable ocupación de la Tierra Prometida en la que los palestinos se asientan desde hace milenios, y que para esos más de dos millones de congéneres asediados se ha visto reducida a un trozo de desierto del tamaño de Orihuela (Alicante), o de Vilalba (Lugo). Con la diferencia de que la población conjunta que vive en esos dos municipios apenas representa un 4% de la que se hacina en condiciones infrahumanas en la franja desde hace décadas, y desde el pasado 8 de octubre, sin alimentos, agua, electricidad, medicinas, combustible... 

La adjunta a la dirección de 'Público', Esther Rebollo, durante el coloquio. — Fundación Araguaney

"Es el peor escenario posible porque Gaza ya era inhabitable hace tres años, pero ahora estamos ante el Gobierno más ultraderechista y radical de la historia de Israel, algunos de cuyos miembros han abogado por el exterminio del pueblo palestino, por un lado, y con Hamás controlando la Franja, por otro", señaló Rebollo. Para la directora adjunta de Público, el bloqueo y los bombardeos indiscriminados sobre objetivos civiles ordenados por el Ejecutivo de Benjamín Netanyahu en respuesta a los atentados de Hamás del 7 de octubre, representan "una venganza, un castigo colectivo" incompatible con el derecho humanitario y las leyes de la guerra. "Es un fracaso de la humanidad en su conjunto", advirtió.

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"En un territorio con 6.000 habitantes por kilómetro cuadrado [los barrios más poblados de Madrid y Barcelona no alcanzan esa densidad], es imposible hacer 'bombardeos selectivos', como los llama el Gobierno israelí", aseguró Jesús Fernández, quien incidió además en la relevancia de la "perversión del discurso y de la definición de conceptos" mediante los que Israel lleva décadas ganando frente a Occidente la batalla cultural derivada del conflicto. "Se habla de 'antisemitismo' como si los palestinos no fueran también semitas; de 'asentamientos ilegales' como si los hubiera legales; de 'muertos' en bombardeos en Gaza frente a 'asesinados' en los kibutz...".

Narrativas y deshumanización

La directora adjunta de Público también detalló cómo esas "narrativas" que desde hace años rodean los enfrentamientos y la guerra han permitido construir las posiciones ideológicas desde las que los occidentales observamos no sólo el conflicto político y militar, sino sus consecuencias directas sobre quienes lo padecen: "Humanizamos a las víctimas israelíes, vemos sus fotografías, las declaraciones de sus familiares, sabemos a qué se dedicaban, qué hacían cuando las asesinaron... Pero deshumanizamos a las víctimas palestinas porque sólo las tratamos como números", explicó Rebollo.

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"Humanizamos a las víctimas israelíes pero deshumanizamos a las víctimas palestinas"

En ese sentido, Ghaleb Jaber coincidió en la apreciación de los dos expertos con la siguiente reflexión sobre cómo se ha posicionado a lo largo de los años el argumentario israelí en esa guerra dialéctica: "Se dice que el pueblo palestino es el único al que domina Israel, cuando en realidad sucede que su discurso los domina a todos, a todo el mundo salvo, precisamente, a los palestinos".

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Jaber Martínez es hijo de Ghaleb Jaber Ibrahim, un médico y empresario palestino asentado en Santiago que en 1967, cuando contaba 17 años de edad, escapó con su familia de Cisjordania huyendo de la guerra de los Seis Días. Fue a raíz de ese conflicto que Israel ocupó ese territorio además de la península del Sinaí, en Egipto; de Jerusalén Este; de los Altos del Golán, en Siria, y de la Franja de Gaza, a cuya población ha mantenido desde entonces bajo su dominio cercenando no sólo el derecho de sus habitantes a dotarse y desarrollar estructuras políticas propias, sino a disponer de las infraestructuras básicas para garantizarse una subsistencia digna.

Hamás

Es en ese contexto en el que nace Hamás, una organización paramilitar declarada terrorista por Israel a pesar de que fue el propio Estado israelí el que alentó su crecimiento para fragmentar al movimiento de liberación nacional palestino. También lo consideran una organización terrorista Estados Unidos, la UE, Reino Unido, Japón, Canadá, Australia y la Organización de Estados Americanos, entre otros, pero no así potencias como China y Rusia y estados como Turquía, Noruega, Brasil e incluso Suiza. Y tanto Rebollo como Fernández coinciden en que Hamás, en buena parte, es fruto de "la impotencia y la frustración" de los gazatíes, del dolor de años convertido en rabia destructiva del que hablaba Ghaleb Jabar Martínez. Del otro lado, el de Netanyahu es un Gobierno corrupto, formado por ultraortodoxos y acosado por la Justicia, para el que los atentados han representado en cierta forma la posibilidad de lanzar una "cortina de humo" para esconder su debilidad.

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El director del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, Jesús Núñez, durante el debate del pasado lunes. — Fundación Araguaney

Los dos ponentes coinciden en que, dadas las circunstancias, la situación actual puede derivar en "un incendio global de proporciones catastróficas", según el codirector del Iecah, quien alerta de que posiciones como la de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, respaldando a Israel pese a no tener mandato alguno de los estados miembros de la UE, "coloca a los europeos como objetivo del terrorismo yihadista". "Gaza puede ser la chispa que prenda el incendio", añade Rebollo.

"Gaza puede ser el inicio de un incendio global de proporciones catastróficas"

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En el año 2000, el padre de Ghaleb Jaber Martínez creó la Fundación Araguaney, a través de la que pretende fomentar el debate social y económico en Galicia sobre la internacionalización, la tolerancia y la integración de las culturas árabe, española e iberoamericana. Desde hace años organiza la Semana de Cine Euroárabe, cuyo catálogo ofrece siempre esa ventana abierta para aproximarse no sólo al mundo árabe y su cultura cinematográfica, sino a la visión que ese mundo tiene de sí mismo y de su papel en el contexto internacional.

Cine árabe

Justo antes del debate, Jaber dio la palabra a Sami Ashour, un gazatí que se instaló en Santiago hace 15 años escapando del horror de la franja. "Imagínense a la población de Galicia [2,7 millones de habitantes] viviendo en el 1,2% del territorio de la comunidad", dijo Ashour, quien también aludió a las historias que los espectadores del festival podrán ver esta semana: "El cine árabe está lleno de historias agradables, pero desde que nací yo llevo viendo siempre la misma película, la misma historia. Y creo que el mayor logro de la mía, de mi historia, es haberles ahorrado a mis hijos las siete guerras que sí han tenido que sufrir sus abuelos, sus tíos y sus primos".

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En esta ocasión, el festival Amal permitirá ver trabajos como Conspiración en El Cairo (Tarik Saleh, 2022); Entre las higueras (Taht alshajra, 2022); The Sage (Basil Alkhatib, 2021); Little Palestine, Diary of a Siege (Abdallah Al-Khatib, 2021) y El caftán azul (Le bleu du caftan, Maryam Touzani, 2022).

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