El G7 eleva el tono y hace frente común para combatir la 'coerción económica' de China
Las menciones al gigante asiático en los comunicados de foro han pasado de cuatro a 20 en los últimos dos años. Además, EEUU abre la puerta para enviar cazas F-16 a Ucrania.
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Bruselas, Actualizado:
Los siete países más industrializados del mundo se dan cita este fin de semana en la ciudad japonesa de Hiroshima. El foco de todas las miradas, con permiso de la guerra en Ucrania, es China y su crecimiento económico en el mundo.
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En 2021, las menciones al gigante asiático en el comunicado final del G7 –el grupo formado por Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Canadá y Japón- fueron cuatro. El año pasado, 14. Y esta vez, Pekín aparece en 20 ocasiones a lo largo de las 40 páginas de la declaración final acordada.
Los países europeos del G7 se comprometen a reducir su dependencia de la tecnología China
El encuentro de Japón ha sido el escenario para establecer un frente común en torno a las diversas estrategias patentes en las siete sillas. La fórmula cocinada se ha forjado en torno a lo que en Bruselas definen como derisking, pero no decoupling.
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Es decir, los europeos se comprometen a ponerse las pilas para reducir las dependencias de, sobre todo, la tecnología procedente de China. Y Estados Unidos, con una postura mucho más centrada en la confrontación, se emplaza a no desacoplarse del todo y mantener vías de diálogo y cooperación.
En la capital comunitaria, altas fuentes europeas reconocían antes del encuentro que el tema chino siempre había sido motivo de debate en este foro, pero que en esta ocasión y en estos tiempos ya había adquirido un peso protagonista.
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En Bruselas celebran, además, que sea su estrategia, la europea, la que está imponiendo. "Vemos que Estados Unidos se está adaptando más a nosotros en la visión de disminuir el riesgo con China", apuntaban.
El texto pactado en Japón refleja que para poder mantener una relación económica sostenible con China y fortalecer el sistema internacional comercial es necesario contar con "igualdad de condiciones de trabajadores y compañías".
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En la UE, uno de los grandes reproches que hacen a los de Xi Jinping es que, con sus fuertes inversiones para la proteger y proyectar la expansión a sus firmas, las compañías europeas quedan en situación de desigualdad. El acuerdo comercial cerrado en 2021 tenía como uno de sus objetivos reequilibrar estos desajustes pero se encuentra en coma inducido debido al deterioro de las relaciones políticas.
El párrafo más firme de la cita en Japón refleja que China "distorsiona la economía global". "Contrarrestaremos las prácticas malignas, como la transferencia ilegítima de tecnología o la divulgación de datos. Fomentaremos la resiliencia a la coerción económica", recoge el texto.
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"También reconocemos la necesidad de proteger ciertas tecnologías avanzadas que podrían utilizarse para amenazar nuestra seguridad nacional", continúa el escrito.
Como se esperaba, los siete líderes han apelado a China a respetar las reglas del sistema internacional, evitar injerencias y respetar el estatus de Taiwán. Pero, por otro lado, endulzan el tono asegurando que sus políticas no buscan perjudicarles, ni impedir su progreso económico.
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La posición sobre China sigue siendo el motivo de tensión entre EEUU y la UE
La posición sobre China es desde hace un año un motivo de tensión entre Estados Unidos y la Unión Europea. Ya desde la Administración Obama, el foco de la política exterior norteamericana giró hacia Asia, y especialmente se centró en contener el imparable ascenso político, comercial y económica de Pekín. Una línea que se consolidó todavía más con el aterrizaje de Donald Trump.
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La UE temía quedarse paralizada en medio del fuego cruzado de Pekín y Washington. Y continuar como un vasallo haciendo su tradicional seguidismo de Estados Unidos a pesar de que no fuese en sus propios intereses.
La relación comercial entre la UE y China mueve unos 2.700 millones de euros cada día. Deshacer estos lazos es sencillamente imposible. "Olvídense del desacople", aseguraba recientemente Josep Borrell, Alto Representante de Exteriores de la UE. Las relaciones con Pekín son uno de los grandes temas que monopolizan la agenda europea en materia exterior.
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De hecho, este será uno de los grandes debates del próximo Consejo Europeo, que se celebrará a finales de junio. De momento, la brújula comunitaria define al país asiático como un socio, competidor y rival donde el último término es el que más se está imponiendo.
Segundo G7 en guerra
En esta estrategia del palo y la zanahoria, que pasa por incrementar el tono sin quemar todos los puentes, la guerra de Ucrania juega un papel central.
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El G7 pide a Xi Jinping que utilice su influencia sobre Putin para presionarle a finalizar la guerra
Los aliados transatlánticos ven la relación entre Rusia y China cada vez más asimétrica en favor de los asiáticos. Por ello, exigen al que consideran un ambivalente Xi Jinping que utilice su poder e influencia sobre Vladimir Putin para presionarle a finalizar la guerra.
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La presencia china en el mundo es cada vez mayor, no solo en la esfera económica, sino también en la diplomática. Por ello, el G7 ha reconocido la necesidad de establecer líneas de diálogo y cooperación con Pekín en asuntos globales como la no proliferación nuclear, el cambio climático o la diplomacia desde Oriente Próximo hasta la guerra en Ucrania.
El invitado estrella de la cita en Hiroshima ha sido precisamente Volodimir Zelenski. El presidente ucraniano ha aterrizado este sábado en la villa japonesa con el objetivo de seguir recabando apoyos en materia militar.
El gran desafío de sus aliados tras quince meses de guerra es mantener el elevado apoyo financiero y militar a Kiev. La UE y sus países han destinado estos meses más de 15.000 millones de euros al envío de armas al frente.
El nuevo frente en el envío de armas son los cazas F-16. Occidente se ha negado de pleno a proporcionar este material alegando cuestiones logísticas y reconociendo el riesgo que ello supondría en la escalada del conflicto. Pero este tabú también se está derrumbando.
Países europeos como Francia y Países Bajos trabajan en el establecimiento de una coalición de aviones de combate y sendos Estados se han comprometido a iniciar el entrenamiento de pilotos ucranianos para conducir unos de los aviones de combate más modernos y sofisticados que existen.
Pero al igual que ocurrió con los tanques Leopard, de producción alemana, los F-16 necesitan la aprobación de EEUU para su reexportación y envío.
EEUU abre la puerta para enviar cazas F-16 a Ucrania
La Administración Biden siempre ha rechazado esta opción a pesar de las presiones de los países del Este y especialmente de Ucrania. Pero los medios norteamericanos recogen que Biden está abriendo la puerta en la cita del G7 a enviar estos aviones. De momento, el demócrata ha comunicado en Japón a sus aliados que se unirá a esta misión de entrenamiento.
La entrega de F-16 podría alterar mucho el balance de la guerra porque podría ayudar a Kiev a imponerse en el pulso del control de los cielos. Zelenski ya cuenta con cazas enviados por Polonia y Eslovaquia. Pero los soviéticos MIG-29 son pesados, difíciles de reparar y con capacidad mucho más limitada.
Sin embargo, el proceso de entrenamiento para pilotar los más modernos oscila entre ocho meses y un año, un factor que deja dos evidencias: no llegarán a tiempo para la esperada contraofensiva ucraniana y todos los actores se preparan para un guerra todavía lejos de concluir.