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Futuro incierto en Polonia: el PiS gana las elecciones, pero la oposición tiene mayoría

El escenario político que se abre ahora recuerda al de España, pero hace anticipar un cambio de 180º que asestaría un gole de efecto contra los aliados polacos de Vox.

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Más de 30 millones de polacos estaban llamados este domingo a las urnas en las consideradas como las elecciones más importantes y ajustadas de los últimos 25 años. Y ello se ha traducido en una participación histórica. Según los sondeos a pie de urna –los resultados finales no se conocerán hasta bien entrado el lunes o el propio martes- el Gobierno ultraconservador del Partido Ley y Justicia (PiS) se hace con la victoria, pero la oposición liberal liderada por Donald Tusk contaría con la mayoría parlamentaria para formar un Ejecutivo de coalición.

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Los primeros resultados dan al Partido ultraconservador de Jaroslaw Kacyniski, aliado de Vox en la Eurocámara, la primera posición con el 36,8% de los votos, lejos del 43% que aglutinó en los comicios previos de 2019. Según los datos publicados por las televisiones nacionales, la Coalición Cívica abandera por Tusk, expresidente del Consejo Europeo se habría hecho con el 31,6%.

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La plata es para el también de centro Tercera Vía con el 13%. La Nueva Izquierda se habría hecho con el 8,6% y la extrema derecha populista de Confederación con el 6,2%. Se trata, eso sí, de unos resultados orientativos que podría cambiar de forma considerable tras el recuento definitivo. Según el escenario actual, la ultraderecha del PiS y Confederación sumaría 212 escaños. Y la alternativa liderada por Coalición Cívica 248. Para la mayoría son necesarios 231 asientos de 460.

Con esta primera radiografía, Polonia se arroja a una coyuntura que recuerda al que dejaron las elecciones españolas de julio, en las que el Partido Popular se alzó con la victoria con pocos visos de poder conformar una mayoría parlamentaria. Unos presagios que se confirmaron con un más que previsible intento de investidura fallido para aupar a Alberto Núñez-Feijóo a La Moncloa. Como consecuencia, el jefe del Estado, Felipe VI, encargó a Pedro Sánchez la formación de un Ejecutivo, que se está cocinando con intensas y discretas negociaciones con los partidos llave como el Junts de Carles Puigdemont.

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El escenario del 23J en España puede llegar a Varsovia

Si los sondeos se confirman, este es el escenario llamado a repetirse en Varsovia. Parece previsible que el presidente polaco, Andrejz Duda, otorgue la primera oportunidad al actual primer ministro ultranacionalista Mateuz Morawiecki. Pero la alianza con una extrema derecha que ha obtenido unos resultados muy tímidos se anticipa insuficiente. El proceso está llamado a prolongarse durante un largo periodo de tiempo.

"Comienza el juego, con un camino tortuoso y espinoso pero amplio para restaurar el Estado de derecho en Polonia. Pero primero, es casi seguro que el PiS tendrá la oportunidad de formar gobierno", anticipa en redes sociales el experto Jakub Jaraczweski.

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Tusk ha definido la jornada como la más feliz de su vida

Como ocurre en situaciones donde la victoria está tan repartida y el escenario es tan volátil, ambas formaciones han ensalzado su victoria. Tusk ha definido la jornada como la más feliz de su vida, mientras que Morawiecki ha reaccionado entre corazones emitidos a través de la red social X con un escueto "el PiS es el ganador de las elecciones parlamentarias de 2023, gracias, larga vida a Polonia".

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Los expertos ya anticipaban que estas serían las elecciones más importantes de la Polonia democrática. Y ello se ha traducido en una participación de más del 73%, diez puntos por encima del umbral alcanzado en 1989. En 2023, los polacos votaban también en clave europea. La opción abanderada por el PiS suponía avalar y reafirmar al Gobierno ultranacionalista que desde su llegada al poder en 2015 ha socavado los pilares democráticos.

En los últimos años, Bruselas y Varsovia han colisionado en numerosas ocasiones por los continuos ataques al Estado de Derecho, principalmente por la polémica reforma del sistema judicial, que ha erosionado la separación de poderes.

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Durante este tiempo, Polonia se ha convertido, junto a Hungría, en el primer estado de la UE bajo el Artículo 7 de los tratados por vulnerar los derechos fundamentales. Cuenta con 36.000 millones de euros en fondos europeos y congelados y el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) le ha condenado en numerosas ocasiones por vulnerar el acervo comunitario en temas de refugiados o derechos fundamentales.

Con esta coyuntura de fondo, acompañada por una situación económica volátil, unos precios de la energía y los alimentos disparados y las sombras de corrupción que persiguen a miembros del Gobierno por los escándalos del PiS, la oposición tenía una oportunidad de oro para desbancar a los de Kaczinski tras su vicoria incontestable en las últimas dos elecciones.

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La opción liberal ha bebido de sus promesas para restaurar el Estado de Derecho y reparar las dañadas relaciones con Bruselas. Con Tusk, animal político con una larga trayectoria en los pasillos europeos, es más que previsible que Polonia encauce sus relaciones y su posicionamiento en la mesa del Consejo Europeo asestando un golpe de efecto al otro país iliberal: la Hungría de Víktor Orbán.

En paralelo, los medios polacos recogen que el PiS ha sumado otra derrota en esta amarga jornada. El Gobierno había convertido la llamada a las urnas en un plebiscito sobre la política migratoria convocando a la vez un referéndum sobre el último pacto migratorio. A pesar de que la participación en los comicios parlamentarios ha sido récord, las papeletas depositadas para pronunciarse sobre la cuestión migratoria ha sido de un 40%. Por lo tanto, el resultado se queda lejos del 50% para que se declare vinculante.

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