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Las fiestas de Berlusconi traen de cabeza a los servicios secretos

La constante entrada y salida de gente en sus residencias, que también son sedes del Gobierno, presentan una amenaza para el país

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La declaración de las dos últimas protagonistas de las fiestas de Silvio Berlusconi, ponen de manifiesto que la seguridad en las viviendas del primer ministro italiano falla. De ahí que el Copasir, la Comisión de Seguridad del Parlamento, haya solicitado una reunión al premier.

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Pero es un asunto delicado. Casi más que por las fiestas en sí. Porque esas residencias, como Villa Certosa (Cerdeña) y Palazzo Graziolli (Roma), tienen al mismo tiempo la función de sede del Gobierno en situaciones de emergencia.

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Por eso Massimo D'Alema, responsable del Copasir, está casi seguro de que Berlusconi no querrá reunirse con ellos. El año pasado, cuando salieron publicadas las famosas fotografías de Antonio Zappadu sobre los 'eventos' en la mansión sarda de Villa Certosa, el Copasir ya se puso en alerta.

Básicamente por el hecho de que alguien pudiera aproximarse tan fácilmente a la residencia de Berlusconi, retratar el muelle privado que da entrada a la finca, las personas que entran y salen de allí, y a algún ex jefe de Estado.  

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Poco después vino el caso Patrizia D'Addario, que pasó a la prensa una serie de vídeos grabados con su teléfono móvil del interior de la casa, dio ruedas de prensa y entrevistas explicando con todo lujo de detalles la composición de las viviendas, y enumerando las personalidades políticas que por allí confluían.

Los casos de Ruby y Nadia ponen de manifiesto una vez más esta falta de seguridad en el entorno de Berlusconi. La primera, la menor marroquí salvada de una comisaría por el primer ministro en un "acto de solidaridad", contó ayer en la revista del corazón Oggi cómo eran los banquetes, quién se sentaba y dónde en las mesas.

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D'Alema pretende revisar todo el dispositivo en torno a Berlusconi La otra protagonista, Nadia Macrì, tenía pensado dar una rueda de prensa esta mañana para explicar "toda la verdad" de sus supuestas relaciones sexuales. El fiscal ha pedido a su abogado que no lo haga, porque su caso todavía forma parte de una investigación sobre tráfico de estupefacientes y prostitución abierto en Palermo.

Luego, la facilidad a la que acceden las chicas al teléfono del primer ministro y las llamadas que éste les hace, también suponen un error grave en el dispositivo de seguridad.

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D'Alema quiere convencer a Berlusconi de que no se trata de una evaluación sobre su vida privada, sino que al tener esta lugar en residencias destinadas a eventos de su vida pública, la seguridad debe extremarse. Según informa la prensa italiana hoy, el Copasir centra sus preocupaciones en tres aspectos: la seguridad en los accesos a dichas viviendas, la plantilla que conforma la seguridad de Berlusconi y una mayor coordinación con los servicios de otros países.

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