Una de estas facciones tiene secuestrados a tres periodistas españoles en Siria
Islamistas, yihadistas o partidarios de un Estado Civil protagonizan una nueva lucha interna dentro del conflicto sirio. Ésta es la radiografía de los diferentes grupos rebeldes que combaten al régimen de al Asad
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La complejidad de la guerra civil ha dificultado a lo largo de estos años una clara identificación de los actores implicados. Si bien el bando del régimen está bien definido, no lo está tanto en el caso de las fuerzas de la oposición armada. Con una ideología y agendas muy dispares, a menudo se tiende a catalogar a los rebeldes como un todo, confundiendo y adjudicando adjetivos -islamismo, salafismo y yihadismo- de una manera errónea o imprecisa. Entre los rebeldes es cierto que hay varios grupos yihadistas como el ISIL, del cual se sospecha que tiene secuestrados a los periodistas Marc Marginedas, Javier Espinosa y Ricard García Vilanova . Sin embargo, no todos los que combaten a al Asad son desertores, islamistas, yihadistas radicales o tan siquiera sirios.
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El origen de este grupo se remonta al llamado Ejército de Oficiales Libres, compuesto por desertores del Ejército Árabe Sirio que se negaron a reprimir a la población durante los primeros días de las protestas. Con el tiempo, aglutinaron bajo su mando a otros desertores y voluntarios civiles hasta constituir hoy la principal fuerza de la oposición.
El ELS pretende la creación de un Estado Civil que respete a todos los sirios
En sus filas combaten principalmente árabes suníes, pero también hay kurdos, palestinos, cristianos y drusos. Con unos 80.000 efectivos, cabe identificarlo como el brazo armado de la Coalición Nacional de Fuerzas de la Oposición y la Revolución Siria -CNFORS-. El coronel Reyad Musa al-Asaad, jefe del Estado Mayor del ELS, destaca en sus postulados el mantenimiento de la unidad nacional tras la caída del régimen, respetando a todos los sirios por igual bajo el gobierno de lo que llaman “un Estado civil” que salvaguarde en todo caso la multiconfesionalidad de la que siempre ha hecho gala el país. Sin embargo, hoy por hoy, parecen estar lejos poder aplicar su programa dado que su poder y presencia ha caído en el último año en favor de otros grupos más radicales.
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Un combatiente del ELS en el barrio de Seikh Saeed, en Alepo. REUTERS/Molhem Barakat
Traducido como ‘Frente de la Asistencia de la Gente de Levante’, es uno de los grupos yihadistas más destacados y agresivos con presencia en todo el país. Aunque su líder, Abu Mohammad al-Golani, intenta mantener su número en secreto, se estima entre 5.000 y 20.000 combatientes. Están bien armados y su disciplina y motivación son notables. En sus filas se encuadra un grupo selecto de muyahidín, que han debido superar un curso de adiestramiento religioso de diez días y otro militar de dos a tres semanas. Su estructura varía adaptándose a las condiciones del combate, operando a través de un sistema de células clandestinas en algunas zonas y, en otras, estableciendo líneas de frente de una manera más o menos convencional. El aparato militar está subordinado a un cuerpo religioso de estructura jerárquica, con el Majils as-Shura -consejo consultivo- a la cabeza de las decisiones a nivel nacional. De igual modo, los sheikhs, actúan como dabet al-shari -comisarios religiosos-, encargados de supervisar y asesorar a los comandantes desde una perspectiva religiosa.
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Su objetivo es la restauración del Califato y la creación de un Estado panislámicoCuenta con una fuerte presencia de combatientes extranjeros del Golfo, del Magreb y de Oriente Medio con gran experiencia militar en otros conflictos. Su objetivo es la restauración del Califato y la creación de un Estado panislámico en el que la ley imperante sería una estricta versión de la sharía, la ley islámica, todo ello simbolizado en su bandera de combate de color negro. Esta agenda política, que reniega también de la bandera tricolor habitual entre los revolucionarios -incluyendo el ELS-, les lleva a chocar en numerosas ocasiones con otros grupos rebeldes.
Con el paso del tiempo su relación con la facción de al-Qaeda en Irak se hizo tan evidente que pasó a ser incluida en la lista organizaciones terroristas de Naciones Unidas y algunos países occidentales. En clave nacional, el grupo quedó excluido del CNFORS por su vinculación con la red terrorista y no es considerado como un interlocutor válido en cualquier hipotética conferencia de paz.
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En abril de 2013 apareció una grabación publicada en un foro yihadista- atribuida a Abu Bakr al-Baghdadi, líder del Estado Islámico de Irak -ISI, por sus siglas en inglés- en la que se anunciaba que al-Nusra era una rama de ISI y que al-Golani no era sino uno de sus soldados, enviado para labores de reclutamiento y para la creación de la facción siria de ISI. Al-Baghdadi anunciaba asimismo la disolución de los dos grupos y su fusión en uno sólo, que estaría bajo su mando, con el nombre de Da´esh -Dawlat al-Islamiyya fi al-'Iraq wa-l-Sham- o Estado Islámico de Irak y Levante -ISIL-. Un día más tarde, Al-Nusra replicó en otro comunicado que no se sometía al Baghdadi y a su facción iraquí de al-Qaeda, sino que renovaba su juramento de lealtad -hasta hora no anunciado públicamente- única y exclusivamente a la cabeza misma de al-Qaeda, Ayman al-Zawahiri.
Fue precisamente en ese momento cuando se produjo la escisión entre estos dos grupos yihadistas. Una parte importante de combatientes de Al-Nusra desertó a favor de ISIL haciendo que el nuevo grupo aumentase su capacidad operativa a ambos lados de la frontera sirio-iraquí.
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Igualmente, fueron dando golpes de mano a lo largo del norte de Siria en ciudades como Raqqa- una de las primeras en caer en manos de los rebeldes-, Al-Hasaka- luchando contra las milicias kurdas del YPG, - y la ciudad fronteriza de Azaz- conscientes de que quien controlase esta última, dominaría el paso fronterizo de Bab al-Salamah y, con ello, la entrada de armamento y suministros que hacen llegar algunos países del Golfo desde territorio turco. Aún así, paulatinamente se ha ido ganando el rechazo de la población civil por sus abusos, que incluyen la prisión y ejecuciones sumarias de quienes no se someten a su interpretación extremista de la sharía.
La reacción lógica del ELS y Jabhat al-Nusra ha sido la de unir sus fuerzas, superando sus diferencias y volviendo a combatir codo con codo, pero ya no contra al Asad, sino contra ISIL, a quien acusan de no combatir por la revolución sino por fortalecer sus posiciones en las llamadas "áreas liberadas". En la misma línea se alineó la Coalición Nacional en septiembre de 2013, emitiendo un comunicado en el que denunciaba públicamente la agresión de ISIL a fuerzas revolucionarias sirias y su indiferencia hacia las vidas de los sirios. En las últimas semanas se ha producido un importante avance rebelde contra esta facción de al-Qaeda , lo que ha permitido reconquistar enclaves importantes y liberar a varios prisioneros, entre los que se sospechaba, podrían estar los periodistas españoles Marc Marginedas de El Periódico, Javier Espinosa de El Mundo y el freelance Ricard García Vilanova, junto con algunos activistas civiles y trabajadores humanitarios.
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Un miliciano del grupo yihadista Frente al-Nusra en un check-point en la frontera con Jordania. REUTERS/Ammar Khassawneh
Surge como una enorme coalición integrada por siete brigadas islamistas que habían estado operando hasta la fecha bajo otras coaliciones ya disueltas como el Frente Islámico Sirio y el Frente Islámico de Liberación Sirio. Con un número estimado en 45.000 combatientes, rechazan cualquier injerencia extranjera en el conflicto. Su objetivo es crear una formación política, militar y social independiente que pueda hacer frente al imparable avance del régimen que comenzó a finales de verano de 2013.
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No se trata de un grupo yihadista panislámico ni pretende la reinstauración del Califato, pero si dan la bienvenida a luchadores extranjeros que a menudo tienen una ideología radical. Su programa pretende hacer del islam suní, la identidad del Estado sirio, que sería gobernado por una Majils as-Shura y donde la sharía sería su única fuente de derecho. Dicho de otro modo, rechazan los conceptos de democracia representativa y la multiconfesionalidad del Estado, pero también el sistema represivo y autoritario del régimen baazista.
Está financiado sobre todo por las monarquías de los países del Golfo, como Arabia Saudí, Kuwait y Qatar. Además de la lucha armada realiza una labor social y asistencial a comunidades suníes locales a través de varias agencias, gracias a las cuales se ha granjeado un gran respeto entre la población civil, algo que contrasta totalmente con las acciones de rapiña y abusos cometidos por otros grupos como al-Nusra o ISIL.
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Su líder, Ahmad Abu Issa al-Seikh, tiene estrechos lazos con la Hermandad Musulmana y guarda una celosa independencia de sus operaciones. Éstas se producen en todo el territorio sirio, aunque con mayor frecuencia lo hace en la frontera norte. Al compartir la línea de frente con la mayoría de los demás grupos rebeldes, el Frente Islámico trata de mantener buenas relaciones con todos, si bien esto no ha sido posible en los últimos meses, especialmente tras los enfrentamientos registrados con ISIL pero también con el ELS, a cuyo Estado Mayor no dejan de reprochar que vivan constantemente en la retaguardia al otro lado de la frontera turca.