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Europa divide a las izquierdas y a las derechas en Reino Unido

Las campañas del 'Brexit' y el 'no' de la izquierda 

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Dos banderas de Reino Unido y de la Unión Europea ondean en Cardiff. - AFP

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BRISTOL.- La Unión Europea siempre ha sido un tema polémico en Reino Unido. Ahora, con el referéndum sobre la permanencia en la UE, el debate y las campañas no sólo se producen entre los diferentes partidos sino en sus propias filas. El baile de cifras y promesas pretende convencer al país que inventó el término euroescepticismo.

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No hay mucha diferencia entre el número de partidarios de permanecer o abandonar la UE. El último sondeo de YouGov muestra que el 40% de ciudadanos británicos está a favor de salir de la UE; un 38% prefiere quedarse y un 16% está indeciso. El Sí o el No a Europa de muchos no es incondicional, sino que depende de lo que el primer ministro consiga en las actuales negociaciones con Bruselas. Algunas de las reivindicaciones del Gobierno británico cruzan líneas rojas defendidas por la UE: controlar la entrada de inmigrantes comunitarios y su acceso a ayudas estatales.

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Las campañas del 'Brexit' y el 'no' de la izquierda 

Las ventajas que apunta este grupo son un mayor control sobre sus recursos y sus políticas, además de mejores oportunidades comerciales con países como Estados Unidos, India o China. Critican la pérdida de soberanía, el ya mencionado control de fronteras y el excesivo coste de la Unión.

Un simpatizante de UKIP con una camiseta de la campaña del partido xenófobo en contra de la permanencia de Reino Unido en la UE. - REUTERS

Esta última iniciativa Vote Leave es la más respaldada por los rupturistas. “Terminemos con la supremacía legislativa de la UE. Recuperemos el control. Detengamos el envío de 350 millones de libras cada semana a Bruselas e invirtámoslos en nuestras prioridades”, proclaman. Miembros de los Tories, Laboristas y UKIP les respaldan, además de empresarios como el cofundador de Reebok, Joe Foster. Comparte con el partido de extrema derecha su principal donante, Struart Wheeler. Su primer resbalón ha sido que su líder Domminic Cummings admitiera que el abandono de la UE ocasionaría la pérdida de empleos y que “a corto plazo, seguramente habría problemas en ciertas áreas”, como agricultura.

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“En 1975, la sociedad votó 'sí' a un acuerdo de libre comercio con Europa. No por unos Estados Unidos de Europa”, proclaman por su parte los partidarios de la campaña Leave.eu. Tienen el apoyo de algunos conservadores, del diputado del UKIP y de un reducido grupo de diputados laboristas, Labour for Britain. Entre sus mecenas destacan un donante del partido de extrema derecha, Arron Banks, y el millonario Richard Tice, presidente de Global Britain Business Group.

Por su parte, sin los argumentos xenófobos y neoliberales de la derecha, intelectuales como Owen Jones o George Monbiot abogan por la salida. “Todo lo bueno de la Unión está en retroceso; todo lo malo se está expandiendo”, escribe Monbiot. Frente al término Brexit, ellos prefieren la expresión Lexit, un juego de palabras entre left y exit. Estos autores son muy críticos con el régimen de austeridad, el déficit democrático de Bruselas, el trato a Grecia y el TTIP. Jones, el reconocido autor del ensayo Chavs, escribe en The Guardian que la campaña “podría ayudar a que la izquierda vuelva a conectar con las comunidades de la clase trabajadora con las que perdió contacto hace mucho tiempo”.

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Las campañas del 'sí'

Muchas voces que abogan por la permanencia en la UE se aglutinan en la campaña Britain Stronger in Europe (Reino Unido más fuerte en Europa). Su mensaje es claro: la salida de la Unión dañaría su status a nivel mundial. Al frente está el empresario Stuart Rose, antiguo presidente de Marks & Spencer, con el apoyo de diputados de las principales formaciones y figuras como Tony Blair, Gordon Brown, el ex líder sindical Brendan Barber y la diputada del Partido verde Caroline Lucas. Sin ser euroentusiasta, se presenta como la opción más pragmática: “Por supuesto que la UE no es perfecta, pero dejar Europa pondría en riesgo nuestra prosperidad, amenazaría nuestra seguridad y disminuiría nuestra influencia en el mundo”.

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