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“España se ha convertido en un territorio hostil con Venezuela”

Fernando Casado desenmascara en el libro 'Antiperiodistas' a los medios de comunicación que manipulan la realidad venezolana para satisfacer sus intereses empresariales

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Jesús Espino, Roberto Montoya y José Manuel Martín Medem, durante la presentación de 'Antiperiodistas'. / PÚBLICO

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MADRID.- Para responder al motivo por el que los periódicos españoles y latinoamericanos han atacado a la República Bolivariana de Venezuela desde su concepción, antes hay que hacerse una pregunta: ¿a quién pertenecen esos medios? “Detrás de ellos hay intereses de muy variada índole”, afirma Fernando Casado, autor de Antiperiodistas. Confesiones de las agresiones mediáticas contra Venezuela (Foca Ediciones).

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Los periodistas que lo acompañaron, Roberto Montoya y José Manuel Martín Medem, sí animaron a hacerlo, por considerarlo un libro “interesante” que “ha costado mucho escribir”. Una obra que aporta “testimonios de las entrañas del monstruo”, en palabras del segundo, que explican cómo se construyen las noticias contra Venezuela mediante el “procedimiento de blanqueo”: filtraciones de los servicios secretos de Estados Unidos que son compradas por un periódico de, pongamos como ejemplo, Madrid; sin citar a la CIA sino a fuentes difusas, esta información es reproducida por la prensa de Miami y, finalmente, publicada en un periódico opositor venezolano. La noticia (“Venezuela es un narcoestado”, “Fraude electoral en Venezuela”, etcétera) podría pasar por inmaculada cuando es un ejercicio de propaganda mediático-política. El objetivo, “bombardear el Gobierno de Venezuela”.

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El experiodista de El Mundo explicó que las empresas españolas obtienen cada vez más beneficios al otro lado del charco, lo que condiciona la línea editorial de las cabeceras. “Si escarbas, ves que las grandes multinacionales y bancos tienen grandes inversiones en América Latina, que supone un filón importante para sus negocios. Mientras que los Gobiernos, sean del PSOE o del PP, defienden a capa y espada esos intereses, las multinacionales aprovechan sus medios para descalificar a los gobernantes. A Chávez, por ejemplo, lo han llamado Caudillo, el Gorila Rojo y hasta el Chimpancé”.

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