turquía
Erdogan Un activista turco afronta una acusación de cadena perpetua en un polémico juicio
Yiğit Aksakoğlu podría ser condenado a pasar el resto de su vida en prisión tras ser acusado de querer atentar contra el Gobierno.
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madrid,
Podría ser una anomalía, pero en la Turquía de Tayyip Erdogan, los delirios se han vuelto cotidianos. Sin pruebas, sin testimonios que lo avalen y sin antecedentes penales previos, Yiğit Aksakoğlu afronta este martes un juicio en el que la Fiscalía solicita para él cadena perpetua no revisable.
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Las protestas desatadas en 2013 contra el Gobierno y su posterior deriva autoritaria pusieron en el punto de mira a este activista por los derechos humanos. Yiğit, de 43 años, dice que acudió a las manifestaciones como observador, pero ahora le acusan de ser uno de los cabecillas y de conspirar para derrocar al presidente turco. Su historia ha dado la vuelta al mundo e incluso The New York Times ha cubierto su trágico recorrido.
Bajo el pretexto de liderar una organización terrorista contra el Gobierno, las fuerzas de seguridad entraron en su hogar durante la noche del 16 de noviembre de 2018 para ser encarcelado sin un juicio previo. Tras 221 días confinado en aislamiento, volvió a ser libre a la espera de saber qué pasará con la sentencia final. Su entorno teme lo peor, porque ya han visto en otros activistas el desenlace. Durante la operación en la que fue detenido, otros 12 académicos pasaron por el mismo proceso, pero más adelante solo quedaron presos tres de ellos. Uno de ellos es Aksakoğlu.
Las protestas de 2013, que se desataron por todo el país tras un pequeño movimiento en contra de la destrucción de un parque de Estambul, provocó que el Gobierno de Erdogan se tornara escéptico y advenedizo. El pueblo se convirtió en el enemigo y se iniciaron escuchas telefónicas a decenas de miles de activistas contrarios al Ejecutivo.
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"Desde hace diez años,Yiğit es analista y activista de movimientos sociales. Trabaja en diferentes ONG, algunas de carácter europeo y otras turcas. Ahora, está vinculado a una por los derechos de la infancia. En 2013, cuando arrancan las protestas, él se acercó como analista de movimientos sociales, pero no cómo organizador. Solo era observador", cuenta Teresa López, amiga del encausado, que pasó un año en Barcelona durante unos estudios y cosechó algunas amistades que ven desde España cómo su libertad pende de un hilo.
El principal problema de Yiğit es haber sido relacionado con Osman Kavala, filántropo nacido en París pero de origen turco y una de las voces más populares contrarias al régimen de Erdogan. También está detenido y Amnistía Internacional denuncia un montaje en su contra. La defensa de Aksakoğlu asegura que la versión de la Fiscalía es errónea, ya que no se ha podido demostrar la relación entre ambos. Cuando Yiğit fue acusado de conspirar en coalición junto a Kavala, este ya había sido detenido. "Se trata de un montaje estatal para deslegitimar el movimiento y depurar las estructuras del Estado turco. Ha habido un movimiento paulatino de desplazar a los que piensan diferente al Gobierno", asevera Teresa.
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Umut, amigo de Yiğit, dice que el juicio es una absoluta farsa y que no tiene ninguna prueba, pero que la Justicia no permitirá que su compañero salga impune. "No tienen ni que fabricar falsedades, porque no se conocen ni han hablado por teléfono. No tienen ninguna prueba, pero hay muchos juicios como este. Todo ha ido a peor desde 2013".