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Los demócratas esperan dominar también el Capitolio

El tirón de Barack Obama podría otorgar al partido el control del Senado y la Cámara baja en EEUU

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Si los sondeos aciertan, el partido demócrata podría encontrarse la semana que viene con una apetecible y abrumadora realidad: una aplastante mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado, una situación que les permitiría acelerar considerablemente la agenda legislativa de una eventual presidencia de Barack Obama pero también les cargaría con toda la responsabilidad de gestionar un país en crisis y en guerra.

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Los demócratas asumieron el control del Congreso en 2006 gracias a la impopularidad de la guerra en Irak y tras varios casos de corrupción política. Pero los vetos del presidente George Bush y las trabas procedimentales de los republicanos han limitado considerablemente su margen de acción.

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Este año, los votantes responsabilizan a los conservadores de la incipiente recesión por lo que el partido de Barack Obama podría cimentar su mayoría e incluso alcanzar la cifra mágica de 60 senadores (frente a los 49 actuales), por primera vez en treinta años.

El escándalo que ha salpicado estos días al veterano senador conservador por Alaska, Ted Stevens, de 84 años, que el lunes fue hallado culpable de corrupción por haber recibido cohechos varios, ha dado nuevas esperanzas a los demócratas. Stevens luchaba por su puesto contra el alcalde de Anchorage, Mark Begich, que ahora tiene serias posibilidades de hacerse con el puesto.

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Otro de los escaños conservadores en peligro, sin duda el más sintomático, es el de Elizabeth Dole, la mujer del ex candidato republicano a la presidencia, en Carolina del Norte. Los demócratas también tienen serias posibilidades de ganar las elecciones senatoriales en Virginia, Nuevo México y Colorado.

John McCain ha agitado la "amenaza" de un maremoto demócrata como argumento electoral, obviando el hecho de que durante los seis primeros años del Gobierno Bush, el presidente gozaba de un confortable respaldo en ambas cámaras. El candidato ha repetido en muchos mítines que Obama ya estaba "trabajando" con los congresistas de su partido para subir los impuestos y retirarse de Irak.

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Un presidente demócrata con una amplia mayoría en el Congreso, que alberga ambas cámaras, sólo se ha dado en dos ocasiones en la historia reciente de EEUU: en 1976, con Jimmy Carter y en 1992, en los dos primeros años del primer mandato de Bill Clinton. En ambos casos, las relaciones no fueron exactamente fluidas.

Los veteranos congresistas demócratas acogieron con desconfianza a estos dos gobernadores sureños ajenos a los meandros políticos de Washington. En el caso de Clinton, las cosas fueron tan mal que en 1994 el partido se quedó sin mayoría en ambas cámaras por primera vez en cuarenta años.

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Esta vez las cosas son algo distintas. Para empezar, Obama es senador y conoce bien los pasillos del Capitolio. Los congresistas, después de la bochornosa negociación del rescate financiero de Wall Street son tremendamente impopulares y deberán unir su destino político al de una eventual presidencia demócrata si quieren sobrevivir. Por último, los republicanos están en sus horas bajas, no hay revolución conservadora ni ningún Newt Gingrich que pueda realmente oponer resistencia.

Pero, con elecciones cada dos años, las cosas pueden cambiar rápidamente, sobre todo en una crisis. "Los demócratas tendrán un breve momento para celebrar", dice Paul Light del Centro de Estudios del Congreso de la Universidad de Nueva York. "Y luego tendrán que ponerse a trabajar rápidamente".

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La campaña anuncia grandes cambios: estimular la economía, reducir la presión fiscal, mejorar la sanidad, garantizar la independencia energética etc. Pero lo cierto es que, con un déficit abrumador, una complicadísima y carísima intervención en el sistema financiero del país y el lastre de la guerra de Irak, el margen de maniobra es escaso.

"Si los demócratas consiguen amplias mayorías en la Cámara de Representantes y en el Senado y Obama gana, tendrán un mandato para llevar a cabo muchos cambios", comenta Ethan Siegal del Washington Exchange, una firma privada que estudia los desarrollos en el Congreso para inversores institucionales. "Pero si no producen resultados satisfactorios, se arriesgan a perder los escaños que ganaron en 2006 y los que podrían ganar este año", añade.

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1. Senadores

El Senado tiene 100 escaños (dos por estado). En este momento hay 49 republicanos, 49 demócratas, y dos independientes que votan con estos últimos. Un tercio del Senado se renueva cada dos años.

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Los 435 diputados de la Cámara de Representantes tienen mandatos de dos años y todos se presentan a la reelección. Ahora hay 235 demócratas, 199 republicanos y una vacante.

3. Gobernadores

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Además el próximo martes se celebran elecciones a gobernador en 12 estados dónde ahora están en el poder siete demócratas y cinco republicanos. 

 

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