La defensa de Mogadiscio
Junto al desmoralizado ejército somalí, soldados de la misión de la Unión Africana tratan de mantener las tres zonas de la capital que no están en manos de los extremistas de Al Shabab
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"Silencio"- susurra el coronel Anthony Lukwago-, Al Shabab está a unos pocos cientos de metros y aún no saben que nosotros hemos avanzado hasta aquí". Lukwago habla escondido en el jardín de una casa en el Coca Cola Village de Mogadiscio, una zona residencial llamada así por la presencia de una antigua factoría de esta marca de bebidas.
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Hoy, el área está abandonada y las casas en ruinas, sus paredes agujereadas por las balas o directamente destrozadas por las explosiones de mortero. La capital somalí es una ciudad en guerra y en esta zona la misión de la Unión Africana (AMISOM) pelea casa por casa contra los rebeldes de Al Shabab.
Al Shabab ("la juventud", en árabe) es una milicia islamista radical aliada con Al Qaeda y que quiere derrocar al Gobierno Federal de Transición de Somalia (TFG, en inglés), al que apoyan la ONU, Estados Unidos y la Unión Europea.
"Utilizamos los agujeros de ratón para avanzar casa por casa sin tener que salir a la calle", explica el mayor Barigye Ba-Hoku, portavoz de AMISOM, mientras los soldados se desplazan a través de estas aberturas en las paredes de viviendas y jardines.
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"Capturar, consolidar, avanzar, esa es la idea", insiste Ba-Hoku. En una esquina de la calle, los soldados de la misión de paz han alzado una barrera con sacos de arena y observan y apuntan con sus fusiles al otro lado, donde militantes de Al Shabab disparan ocasionalmente con sus AK-47.
Las tropas de AMISOM, formadas por unos 7.100 soldados ugandeses y burundeses, se encuentran en Somalia enviadas por la Unión Africana (UA) para dar apoyo al TFG.
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En todo el país, el Gobierno apenas controla tres zonas de la capital: el puerto, el aeropuerto y el recinto presidencial, conocido como Villa Somalia. Y esto sólo gracias a la presencia militar de AMISOM.
La ONU calcula que desde 2007, cuando el TFG logró establecerse en Mogadiscio y Al Shabab inició su revuelta, más de 20.000 personas han muerto en el conflicto y 1,5 millones han resultado desplazadas.
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Somalia no ha tenido un Estado efectivo desde 1991
Aun así, la vida sigue en Somalia, que no ha tenido un Estado efectivo desde 1991, cuando el dictador Siad Barré fue derrocado por señores de la guerra.
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En el K4 de Mogadiscio, una estratégica rotonda que conecta el aeropuerto con Villa Somalia, puestos de venta callejeros, minibuses y gente andando por las calles contrastan con los edificios medio derruidos y la calle llena de despojos.
Los peatones apenas parecen conscientes del sonido de las balas mientras francotiradores de Al Shabab en la distancia disparan a los soldados de la UA que vigilan en una azotea.
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AMISOM llegó con un mandato para pacificar el país en seis meses pero la situación no ha cambiado significativamente en los últimos tres años y medio. La presencia de la misión de paz de la UA impide que los islamistas radicales hagan caer al Gobierno, pero AMISOM carece de tropas y recursos suficientes para reconquistar el resto de Mogadiscio.
Desde el Uruba Hotel, que en su día alojó a mandatarios y adinerados turistas, la vista de la costa y el puerto antiguo de la ciudad sigue siendo espectacular. Pero en su interior hoy apenas queda una pared en pie y soldados de la UA buscan asegurar su posición entre los escombros.
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Hasta hace poco, esta era una posición mantenida por la policía somalí del TFG pero, cuenta el coronel Francis Chemo, hace tres semanas la policía abandonó el antiguo hotel ante el avance de Al Shabab y AMISOM tuvo que intervenir para volver a tomar el edificio.
"En ocasiones, se retiraron sin un solo disparo, a veces durante la noche y sin avisarnos"
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"En las últimas semanas, en la ofensiva de Al Shabab durante Ramadán, soldados del TFG abandonaros varias de sus posiciones", reconoce el coronel Michael Ondoga, comandante del contingente ugandés de AMISOM.
"En ocasiones, se retiraron sin un solo disparo, a veces durante la noche y sin avisarnos, y por la mañana teníamos que correr para retomar sus posiciones al verlas vacías", relata Ondoga.
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El Gobierno somalí, que Transparencia Internacional califica como "el más corrupto del mundo", cuenta con pocos recursos y el salario para sus soldados, que depende completamente de ayuda financiera exterior, muchas veces no llega a las tropas.
Osman Mohamed Mahmud, capitán en el ejército del TFG, se recupera de su tercera herida de bala en uno de los hospitales de AMISOM y afirma que lleva meses sin cobrar.
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"El Gobierno no tiene nada, no nos paga, nuestra moral es baja, a veces tenemos que comprar las armas y la munición a nuestros amigos", se lamenta en la cama mientras su mujer aparta las moscas de su cuerpo.
"El Gobierno no tiene nada, no nos paga, nuestra moral es baja"
"Pero cuando les matamos [a integrantes de Al Shabab] y registramos los cuerpos, vemos que muchos de ellos son extranjeros y tienen los bolsillos llenos de dólares", continúa. "Son terroristas, cobardes, no son somalíes ni verdaderos musulmanes y no habrá paz hasta que los expulsemos de Somalia. Pero necesitamos ayuda", concluye.
Ayer, un helicóptero no identificado destruyó una vivienda situada en Marka, a 90 kilómetros al sur de Mogadiscio en la que estaban reunidos dirigentes de Al Shabab. Varios resultaron muertos, según Efe.
Aunque no tienen evidencia directa, AMISOM y el TFG dan por hecho que Al Shabab cuenta en sus filas con militantes de Al Qaeda procedentes de lugares como Afganistán y Pakistán.
"Técnicas como el uso de suicidas que se hacen explotar y de IEDs (artefactos explosivos improvisados) indican la presencia de luchadores extranjeros", dice Ba-Hoku.
Por su parte, la comunidad internacional apoya política y financieramente al TFG y AMISOM, pero se niega a intervenir de forma directa en el conflicto o a enviar más recursos.
"Con más tropas, venceríamos fácilmente a Al Shabab"
"Con más tropas, venceríamos fácilmente a Al Shabab", dice con confianza el portavoz de AMISOM. "Nuestro contingente actual no puede avanzar, pero con 40.000 soldados pacificaríamos no sólo Mogadiscio sino toda Somalia", añade.
"No es sólo un problema de aquí", advierte. "Si no resolvemos este conflicto, los terroristas internacionales utilizarán Somalia para preparar ataques en todo el mundo", dice.
Mientras, en Mogadiscio la gente continuará intentando sobrevivir por su cuenta y las rutinarias noticias de agencia seguirán cada semana informando de la muerte de decenas de personas en una guerra que parece no tener fin.
Madrid será el escenario hoy y mañana de la XVIII reunión del Grupo Internacional de Contacto para Somalia (GIC), un foro informal del que forman parte Estados Unidos, la mayoría de países europeos y varios africanos y que busca ayudar a este país del Cuerno de África a alcanzar la paz y la reconciliación nacional. En el encuentro participará el presidente del Gobierno de Transición, Sheikh Sharif Ahmed Sharif, quien tiene previsto reunirse con la ministra española de Defensa, Carme Chacón.