Cumbre del Clima: las claves de una cita crucial para salvar el planeta
Este lunes arranca en París la COP21, un encuentro en el que 195 estados deben ponerse de acuerdo para un pacto global y vinculante que ponga freno al cambio climático
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MADRID. -Este lunes arranca en París la Cumbre del Clima, un encuentro determinante en el que 195 estados, bajo el paraguas de las Naciones Unidas, deben encontrar la manera de ponerse de acuerdo para alcanzar un pacto global y vinculantes que logre reducir las emisiones de gases de efecto invernadero causantes del calentamiento global. Lo que se decida estos días en la capital francesa condicionará en gran parte el futuro de millones de personas a lo largo del planeta. Estas son algunas de las claves más importantes para entender qué está en juego en esta cita internacional.
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¿Qué es el cambio climático?
El cambio climático es la variación significativa y duradera del clima global del planeta. A lo largo del tiempo la Tierra ha pasado por diferentes ciclos climáticos, pero nunca esos cambios se han producido con tanta rapidez como hasta ahora. Según lo observado por los científicos, además de las causas naturales que influyen en el aumento de la temperatura terrestre, es prácticamente seguro que la actividad del ser humano, a través de la quema de combustibles fósiles, sea la causa de la aceleración del proceso de calentamiento global actual. La alta concentración de gases de efecto invernadero que hay en la atmósfera (que este año ha vuelto a superar todos los récords históricos) está produciendo un aumento de la temperatura del planeta que está causando la subida del nivel del mar, sequías e inundaciones, desaparición de especies y fenómenos atmosféricos adversos, entre otras consecuencias.
¿Qué se negocia en París?
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Los 195 países miembros de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se reúnen en París con el fin de alcanzar un acuerdo global y vinculante que logre poner freno al calentamiento global, principalmente mediante la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la aportación de financiación para combatir, adaptarse o mitigar sus efectos. La línea de las negociaciones está marcada por el objetivo a largo plazo de que la temperatura de la Tierra no supere los dos grados de aumento a finales de siglo, de acuerdo con el límite establecido por los científicos para evitar consecuencias catastróficas e imprevisibles.
¿Por qué se dice que la cumbre de París es la 'última oportunidad' contra el cambio climático?
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La Organización Meteorológica Mundial (OMM) acaba de anunciar que la subida de la temperatura media del planeta ya ha cruzado el umbral de 1 grado centígrado, es decir, la mitad del límite establecido por los científicos. Y todo apunta a que 2015 batirá todos los récords de temperaturas desde que se tienen registros. Los gases emitidos a la atmósfera se quedan allí durante años, y cuanto más alta sea su concentración, más se aceleran sus efectos sobre el planeta. Los científicos consideran que la propia inercia del clima hace que el tiempo de actuación se agote más rápidamente. Por eso la reducción drástica de las emisiones es un proceso urgente, aunque no se puede hacer de golpe. El acuerdo que se quiere conseguir en París se debería haber alcanzado ya en la cumbre de Copenhague en 2009, pero fracasó y las emisiones no han hecho otra cosa que seguir aumentando. Si de París no se sale con un pacto más ambicioso es posible que los acuerdos futuros no lleguen a tiempo para resolver la amenaza.
¿Qué plazo hay para alcanzar un acuerdo?
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La cumbre de París arranca el lunes 30 de noviembre hasta el 11 de diciembre y tiene previsto anunciar un acuerdo el día 9, aunque teniendo en cuenta lo sucedido en cumbres anteriores es posible que el pacto se demore algunos días. No obstante, los negociadores se han ido reuniendo en varios encuentros anteriores a lo largo del año para debatir las diferentes propuestas y concretar un borrador del texto final que deberá ser aprobado en la capital francesa.
¿En qué se diferencia este acuerdo de otros como el Protocolo de Kioto?
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Aunque el Protocolo de Kioto fue el primero que estableció unos compromisos vinculantes de reducción de emisiones, sólo fue ratificado por 37 países, entre ellos todos los de la Unión Europea, quedando fuera grandes contaminantes como EEUU o China. Pese a que el objetivo marcado por Kioto se ha conseguido (reducir un 5% las emisiones de los países firmantes entre 2005 y 2012) su impacto sobre el cómputo global apenas tiene repercusión y, de hecho, las emisiones totales han seguido aumentando. A diferencia de Kioto, en París se pretende alcanzar un acuerdo que involucre a los 195 países miembros de la Convención.
¿Son suficientes los compromisos presentados?
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No. Teniendo en cuenta los compromisos voluntarios de reducción de gases de efecto invernadero presentados por cada uno de los miembros de la Convención, no se conseguiría que la temperatura de la Tierra no suba más de dos grados a finales de este siglo. De hecho, sumando todos los compromisos estaríamos ante un escenario de un aumento de tres grados para el año 2100, aproximadamente. Los países en la negociación confían en que se apruebe un mecanismo que permita revisar al alza esos compromisos cada cierto tiempo (generalmente 5 años) para adaptarlos a la necesidad del Planeta.
¿A qué se ha comprometido España?
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Los estados miembros de la Unión Europea operan en la cumbre como un solo país con objetivos comunes a cumplir por el conjunto de Los 28 (una rebaja del 40% de sus emisiones para el 2030 con respecto a los niveles de 1990 y una reducción de entre el 80% y el 95% para 2050). No obstante, España, como miembro de la UE, está obligada a cumplir con varias metas para el año 2020, entre ellas que al menos el 20% de su demanda energética esté cubierta por renovables y una reducción del 10% (con respecto a los niveles de 2005) de sus emisiones difusas, es decir, las que están excluidas del mercado de emisiones, y que se generan en los sectores residencial, transporte, agrícola o residuos, entre otros.
¿Cuáles son los puntos más espinosos de la negociación?
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Hay varios, y muchas cuestiones están todavía sin resolver debido a los intereses particulares de cada país. Uno de los que levanta más ampollas es la idea de un acuerdo vinculante, que obligue a los estados a incluir sus compromisos en las legislaciones nacionales. La Unión Europea es la mayor defensora de esta idea, pero choca frontalmente con EEUU y su negativa a las injerencias extranjeras, y sin EEUU, el segundo país más contaminante del mundo, el acuerdo no tiene sentido. India y China tampoco son favorables a una vinculación legal. Otro punto débil es de la financiación, porque no todos los países están obligados a aportar fondos. Aunque se ha aprobado un fondo de 100.000 millones de dólares anuales, los países en vías de desarrollo piden más aportación. Quién aporta, cuánto se aporta y para qué es algo que todavía está en juego.
¿Qué expectativas hay de conseguir un acuerdo?
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Aunque el nivel de compromiso político es mayor que en otros encuentros y que Francia, anfitriona del evento, ha invertido toda su artillería diplomática para alcanzar un acuerdo exitoso, las expectativas se mantienen en un nivel de máxima prudencia debido a anteriores fracasos como los de Conpenhague. Teresa Ribera, exsecretaria de Estado para el Cambio Climático y actual directora del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI) asegura que hay mayor concienciación por parte de los líderes políticos que en otras cumbres, aunque advierte de que las negociaciones aún son delicadas en algunos puntos y “todo podría terminar saltando por los aires”. Es difícil aventurarse.
¿Lo que se decida en París me afecta directamente?
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Sea cual sea el acuerdo con el que se cierre la cumbre del clima de París no tendrá un impacto inmediato y directo sobre la vida diaria de las personas en los días siguientes. Sin embargo, la línea marcada por la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (se pretende llegar a un escenario de emisiones 0 para 2050) obliga necesariamente a un cambio radical de los modelos económicos y de desarrollo actuales. En cualquier caso, parecen más evidentes las consecuencias de no llegar a ningún pacto: la OMM ya ha advertido de efectos “desconocidos y aterradores” para los seres humanos.