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Lula entra en cuenta atrás para evitar el juicio político contra Rousseff

'Impeachment' o golpe

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La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, durante una ceremonia con juristas el pasado 22 de marzo. EFE/Fernando Bizerra Jr

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SAO PAULO.- La separación definitiva entre el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y el Gobierno de Rousseff ha sido una larga agonía. En el último año su principal aliado (PMDB) amenazó con abandonarla hasta en cinco ocasiones. Tras cada uno de los intentos el PMDB salía fortalecido con algún nuevo cargo y Dilma cada vez más debilitada y alejada de sus bases.

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De nada han servido los esfuerzos del ex presidente Lula, que durante la última semana se reunió con diversos cargos de este partido para convencerles de no abandonar el barco. El domingo Temer le advertía al petista que no había nada que hacer: "La decisión ya está tomada". El lunes por la noche el ministro de Turismo, Henrique Eduardo Alves, era el primer pemedebista en abanadonar una cartera ministerial.

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'Impeachment' o golpe

Si antes de Navidades la petición de impeachment perdía fuerzas, después de Carnaval este proceso se aceleró sorpendentemente. Las acusaciones contra Lula y contra Rousseff hechas por el ex líder del PT en el Senado, Delcídio Amaral, que aseguraba que tanto ellos como el vicepresidente Temer, el líder del Senado, Renan Calheiros, y el de la oposición, Aécio Neves, estaban vinculados al escándalo de Petrobras, crearon el clima perfecto para que las calles volvieran a recuperar protagonismo. El pasado 14 de marzo casi medio millón de brasileños salieron a la Avenida Paulista a pedir el impeachment de la presidenta.

Vista de un pato inflable de 20 metros de altura frente al Congreso Nacional en Brasilia (Brasil), puesto por la Federación de las Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp). Las grandes centrales empresariales de Brasil, lideradas por la Federación de las Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp), la mayor y más influyente patronal del país, publicaron un manifiesto pago a favor del juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff en los principales diarios nacionales, suscrita por las más de 400 entidades que apoyan la campaña "No voy a pagar el pato" contra el aumento de impuestos. EFE/FERNANDO BIZERRA JR


La destitución de la mandataria se pide por lo que llaman "pedaleadas fiscales", un maquillaje en las cuentas del Gobierno para seguir recibiendo préstamos de bancos públicos y mantener el gasto social. Esta práctica, llevada a cabo por todos los antecesores de Rousseff se considera en palabras del ex ministro Ciro Gomes (PDT): "un crimen contra las cuentas públicas y no un crimen de responsabilidad que es el que ampararía el impeachment". A pesar de no ser un defensor de Rousseff ni del PT, Gomes no se muerde la lengua a la hora de definir la situación como un "golpe blanco" e insiste: "Para salvar la República tenemos que salvar a Dilma".

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Los números contra Dilma

Como golpe o como juicio político a secas este proceso se votará en la Cámara de los Diputados entre el 12 y el 15 de abril. A día de hoy, con la salida del PMDB del Gobierno, los números de diputados a favor de Dilma se reducen drásticamente. Para frenar este proceso la presidenta necesitaría el apoyo de 171 diputados y por ahora sólo tiene asegurados 91 que vendrían de su partido (PT), del Partido Democrático de los Trabajadores (PDT) y del PCdB (Partido Comunista Brasileño).

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