Condenado un comandante por maniobrar para expulsar a una soldado del Líbano
El comandante, perteneciente al Ejército de Tierra español, había sido condenado a diez meses de prisión por Tribunal Militar Central acusado de dos delitos de abuso de autoridad.
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MADRID, Actualizado:
El Tribunal Supremo ha confirmado la condena de diez meses de prisión a un comandante del Ejército de Tierra por manipular informes y actuaciones para forzar la salida de una paracaidista del contingente español en el Líbano.
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La Sala de lo Militar ha dictado una sentencia, a la que ha tenido acceso la Agencia Efe, que rechaza el recurso del comandante contra la resolución del Tribunal Militar Central que le condenó por dos delitos de abuso de autoridad a la pena de diez meses de prisión y al pago de 8.640 euros.
Los hechos ocurrieron entre junio y septiembre de 2016 en la base de Marjayoun (Líbano), donde la soldado estaba encargada de entregar la munición y se ocupaba de que el armamento estuviera en óptimo estado, para lo cual tenía acceso a las llaves de la armería.
Todo arrancó a partir de la relación entre un sargento y la soldado que se quejó de "recibir por parte de este un trato diferenciado, con respecto a los demás, despectivo" y de "haber sido reprendida, reiteradamente, delante de otras personas", si bien no se acreditó que el superior la hubiera insultado o dispensado un trato vejatorio o indebido a la soldado.
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No obstante, la mujer acudió a la psicóloga sin comunicárselo al capitán (ahora comandante) que la reprendió por ello pero sin malos modos. Poco después, la soldado tuvo un enfrentamiento con otro compañero que no pasó a mayores pero que le "provocó un estado de ansiedad con lloro y temblor" por lo que fue al hospital.
Allí fue evaluada por el servicio de Psicología que concluyó que la soldado "no posee ninguna alteración psicológica y que se encuentra en condiciones óptimas para el desempeño de sus funciones, determinando que lo ocurrido ha sido una reacción puntual ante un suceso determinado en tiempo y espacio".
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Pese a ser consciente de que no estaba afectada por ninguna limitación para el servicio por motivos psicológicos ni de otra índole, el capitán "concibió y puso en práctica un plan para provocar la repatriación" de la mujer.
Para ello, la prohibió el porte de armas y la participación en ejercicios de tiro, así como el acceso a la llave de la armería; la relevó como conductora del personal que participaba como profesor de español en el programa Cervantes; la apartó del grupo de carreras en el exterior de la base y restringió sus salidas de paseo.
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Tras ello, redactó y elevó al general jefe "un informe en el que, a través de juicios de valor fundados en datos no reales o no precisos sobre su estado anímico", argumentaba que la soldado "no era idónea para el desempeño de sus cometidos y proponía su repatriación por falta de confianza", que se ejecutó a los pocos días.