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Del debilitamiento de Hizbulá al presunto apoyo de Turquía: las claves de la nueva rebelión islamista en Siria

Turquía, Rusia y EEUU apoyan a los diversos bandos enfrentados en Siria. La alianza islamista Organismo de Liberación del Levante ha tomado Alepo tras la ofensiva, obligando a retirarse al Ejército sirio.

Siria
Combatientes de la oposición siria se reúnen cerca de la ciudadela histórica de Alepo en el centro de Alepo, Siria. EFE/EPA / KARAM AL-MASRI

Cuatro días de ofensiva de la alianza islamista Organismo de Liberación del Levante y facciones apoyadas por Turquía han bastado para expulsar al Ejército y a las milicias proiraníes aliadas del presidente sirio, Bachar al Asad, de grandes zonas del noroeste de Siria, entre ellas la segunda ciudad del país, Alepo.

La ofensiva liderada por la alianza islamista -integrada por la exfilial de Al Qaeda en Siria, el antiguo Frente al Nusra- ha cumplido con sus promesas de "liberar" el noroeste del país árabe de Al Asad, cuyo Ejército ha hecho aguas en un momento especialmente delicado para las milicias proiraníes que le apoyan, como el grupo libanés Hizbulá.

La cobertura aérea proporcionada por Rusia, el principal aliado de Damasco y que interviene en Siria desde 2015, tampoco ha logrado detener de momento el avance de los islamistas, que han tomado el control de Alepo, la segunda ciudad más grande del país árabe y que no presenciaba combates desde 2016.

Estas son las principales claves de la ofensiva insurgente, que ha provocado hasta el momento alrededor de 350 muertos:

Tregua en el Líbano y debilitamiento de Hizbulá

Los rebeldes iniciaron su ofensiva el pasado 27 de noviembre, coincidiendo con la entrada en vigor de la tregua en el Líbano tras poco más de un año de hostilidades entre Israel y Hizbulá, un importante aliado en Siria que se ha visto muy debilitado en los enfrentamientos con el Ejército israelí.

Y es que Israel también ha atacado en el último año decenas de posiciones del grupo chií en Siria, donde tiene una amplia presencia y actúa como primera línea de defensa de las tropas de Al Asad.

Según el último recuento del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Israel ha lanzado unos 160 ataques contra territorio sirio desde principios de 2024 y ha matado a unos 60 integrantes de Hizbulá, mientras que también ha destruido gran cantidad de depósitos de armas y centros de comando del grupo.

Un avance fulminante

En cuatro días, los insurgentes han logrado unas victorias militares impactantes: no solo se han hecho con la ciudad de Alepo, sino que también han recuperado el control de la totalidad de la provincia de Idlib e incluso se han aventurado a adentrarse en el norte de la demarcación administrativa de Hama, más al sur.

Para ello, los rebeldes han utilizado tácticas de guerrilla e incluso se han hecho explotar en coches bomba para romper las primeras líneas de defensa de las milicias proiraníes y del Ejército de Al Asad. Además, cuentan con un amplio arsenal de cohetes, armas pesadas e incluso drones de asalto.

Sin embargo, su avance no se ha topado con una gran resistencia. Los soldados sirios incluso admitieron el sábado su retirada de Alepo, un movimiento que el Ejército aseguró que es "temporal" y que tiene el objetivo de reagruparse para llevar a cabo un contraataque, al tiempo que ha confirmado que la aviación rusa bombardea a los rebeldes.

Este representa el mayor golpe al Gobierno de Al Asad desde principios 2020, cuando el Ejército sirio recuperó el control de varias zonas estratégicas de Idlib bajo dominio de facciones insurgentes desde 2012, un año después del estallido de la guerra civil en Siria.

Insurgentes sirios, apoyados por Turquía

La provincia de Idlib, controlada por el Organismo de Liberación del Levante, cuenta también con la presencia de las tropas de Ankara que apoyan a los grupos opositores al Gobierno de Al Asad, con el que Turquía rompió las relaciones al inicio de la guerra civil siria en 2011.
El Organismo de Liberación del Levante es un grupo islamista cuyo valedor es Turquía y su principal bastión está en la provincia noroccidental siria de Idlib.

Antes no se llamaba así. En 2011, cuando comenzaron las revueltas populares contra Al Asad en el marco de la llamada Primavera Árabe, era el Frente al Nusra, la rama de Al Qaeda en Siria.

Su fervor ideológico islamista en ese momento no cuajó con muchos de los jóvenes que se alzaron contra el sistema de Al Asad. El Gobierno sirio acabó deteniendo, ejecutando, matando y expulsando al movimiento rebelde original.

No fue hasta 2016 cuando el líder del grupo, Abu Mohamed al Jolani -quien encabezó Al Nusra- decidió desvincularse completamente de Al Qaeda y escindirse con el nombre de Hayat Tahrir al Sham (Organismo de Liberación del Levante, en español). No obstante, el Gobierno sirio sigue denominándolo como Al Nusra.

Acercándose a Turquía, Al Jolani ha buscado legitimidad internacional y alejarse del extremismo ideológico religioso de Al Qaeda, que también había creado fricciones entre la miríada de facciones que operan en Idlib.

En esta nueva coalición, junto a Al Jolani, operan otros movimientos armados como Sultan Murad, o Yeish al Izza, apoyados por Ankara.
Sin embargo, el ministro de Exteriores turco, Hakan Fidan, ha asegurado que su país no está implicado en la ofensiva y que su país no lanzará "ninguna acción que pueda desencadenar una nueva ola migratoria".

"Turquía no interviene en los combates que tienen lugar en Alepo. Se están tomando precauciones. No lanzaremos ninguna acción que pueda desencadenar una nueva ola migratoria", dijo el sábado el ministro de Exteriores turco, citado por el diario Hürriyet.

De hecho, la ofensiva tiene lugar en un momento en el que Turquía busca restablecer las relaciones con Damasco, pero Al Asad pide como condición retirar las tropas de Ankara del norte de Siria y el fin de su apoyo a grupos opositores a los que su Gobierno y Rusia califican de "terroristas".

La operación iniciada el pasado miércoles, denominada Disuasión de la agresión, es la más violenta desde 2020, y ha sido ejecutada por una coalición llamada Mando de Operaciones Militares liderada por el Organismo de Liberación del Levante que tiene un objetivo común: derrotar al Gobierno sirio de Bachar al Asad y recuperar las zonas perdidas durante las batallas de la última década.

Siria, apoyada por Rusia e Irán

En la otra cara de la moneda está el Gobierno sirio, que se ha visto sorprendido por la rapidez de esta ofensiva.

Con un Ejército débil, a Al Asad no le quedó más remedio para poder sobrevivir en 2015 que pedir la intervención de Rusia en el conflicto.
El precio a pagar fue abrir la puerta a Rusia en el mar Mediterráneo, donde tiene sus bases militares. Su intervención ha causado miles de muertes, incluidas civiles.

Ahora, es el actor que más está apoyando a Damasco con el lanzamiento de ataques aéreos y la defensa sobre el terreno.

Al Asad tiene otros grandes apoyos: Irán y su principal aliado, el grupo chií libanés Hizbulá. Éste, de hecho, fue el responsable de liquidar a la oposición en el terreno en la batalla de Alepo en 2015, aunque ahora sus capacidades están muy mermadas tras la guerra de Israel en el Líbano.

A diferencia de la anterior década, Al Asad cuenta ahora con el apoyo de la comunidad de países árabes tras ser readmitido en la Liga Árabe en 2023, pero que difícilmente entrarían en la batalla directa contra los insurgentes.

Kurdos, apoyados por Estados Unidos

Otra pieza de este rompecabezas es la de los kurdosirios, que dirigen una administración en el norte y noreste de Siria -separada del Gobierno sirio- y que están apoyados por Estados Unidos.

Las Fuerzas de Siria Democrática (FSD) -un paraguas liderado por kurdos pero que también auna grupos árabes- se han convertido en un actor importante en esta contienda por tener como enemigo a los turcos y a los movimientos insurgentes que apoya.

Durante la última ofensiva de Turquía en el noreste de Siria contra los kurdos en 2019, estos últimos pidieron la ayuda en el terreno del Ejército sirio -con quien también está enfrentado- y Rusia para detener el conflicto, lo que llevó a un acuerdo de alto el fuego turco-ruso.
Estados Unidos también se ha desvinculado de esta nueva batalla y ha dicho que "no tiene nada que ver con esta ofensiva, dirigida por Hayat Tahrir al-Sham, organización designada terrorista".

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