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Los cardenales se reúnen para preparar el Cónclave que elegirá nuevo papa

La fecha de inicio del Cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI se conocerá esta semana, después de que este lunes comiencen a reunirse las congregaciones generales

E.P / REUTERS

La primera congregación de cardenales preparatoria del cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI ha comenzado en el Aula Nueva del Sínodo, del Vaticano, a primeras horas de la mañana. Los cardenales se reunirán también esta tarde, en la segunda congregación preparatoria, que se prolongarán los próximos días. Asisten cerca de 150 cardenales, de los 207 que componen el Colegio Cardenalicio, y se espera que el resto llegue entre hoy y el miércoles.

Esta primera reunión se celebra cuatro días después de que la Iglesia entrase en Sede Vacante y, según informó el cardenal decano, Angelo Sodano, de 85 años, hasta que no estén todos los purpurados electores no se fijará la fecha del comienzo del cónclave, que previsiblemente será el 11 de marzo. De los 207 cardenales que conforman el Colegio Cardenalicio, 117 tiene menos de 80 años y el resto supera esa edad. La normativa vaticana contempla que sólo pueden entrar en la capilla Sixtina, lugar del cónclave, los purpurados con menos de 80 años. Los otros, aunque no puedan votar, si pueden ser elegidos pontífice y participar en las reuniones preparatorias.

Durante este periodo de Sede Vacante, la Iglesia Universal se queda sin cabeza visible y serán el camarlengo, el cardenal Tarcisio Bertone y el Colegio de Cardenales los que se encarguen del gobierno del Vaticano.

En las primeras congregaciones todos los cardenales deberán prestar juramento de observar las disposiciones contenidas en la Constitución Apostólica y de guardar el secreto. 'Prometemos, nos obligamos y juramos, todos y cada uno, observar exacta y fielmente todas las normas contenidas en la Constitución apostólica Universi Domini Gregis del Supo Pontífice Juan Pablo II, y mantener escrupulosamente el secreto sobre cualquier cosa que de algún modo tenga que ver con la elección del Romano Pontífice', leerá Sodano delante de todos los cardenales. A continuación, cada purpurado dirá: 'Yo prometo, me obligo y juro' poniendo la mano sobre los Evangelios.

En una de las Congregaciones inmediatamente posteriores, los cardenales deberán decidir, entre otros asuntos, el sorteo de las habitaciones en la Domus Sanctae Marthae, la preparación de la Capilla Sixtina, confiar a dos eclesiásticos de clara doctrina el encargo de predicar a los cardenales dos ponderadas meditaciones sobre los problemas de la Iglesia en este momento, cuidar que sea anulado el anillo del Pescador y fijar el día y la hora del comienzo de las operaciones de voto.

De este modo, el Cónclave comenzará en la fecha establecida por los cardenales, que se alojarán en la Domus Sanctae Marthae que permanecerá cerrada al igual que la Capilla Sixtina. Durante este tiempo, los electores no podrán mantener correspondencia epistolar, telefónica o por otros medios como las redes sociales.

El derecho a elegir al Romano Pontífice corresponde únicamente a los cardenales electores, es decir, aquellos que antes del día en que la Sede quede vacante no hayan cumplido los 80 años. Además, el número de cardenales no podrá superar en ningún caso los 120. Concretamente, en el Cónclave de 2013 habrá 115 cardenales, de los cuales más de la mitad han sido nombrados por el Papa emérito Benedicto XVI.

En la mañana del día fijado para el comienzo del Cónclave, los cardenales electores se dirigirán a la Basílica de San Pedro en el Vaticano para participar en la Misa Solemne 'Pro eligiendo Papa'. Desde allí, se trasladarán en solemne procesión, invocando con el canto del Veni Creator la venida del Espíritu Santo, hasta la Capilla Sixtina del Palacio Apostólico, lugar del desarrollo de la elección. Dentro de la sede, se comprobará que no sean instalados dolosamente medios de grabación o transmisión.

Una vez allí, el cardenal decano, Angelo Sodano, leerá el juramento que deberán hacer todos los cardenales. 'Todos y cada uno de nosotros Cardenales electores presentes en esta elección del Sumo Pontífice prometemos, nos obligamos y juramos observar fiel y escrupulosamente todas las prescripciones contenidas en la Constitución Apostólica (...). Igualmente, prometemos, nos obligamos y juramos que quienquiera de nosotros que, por disposición divina, sea elegido Romano Pontífice, se comprometerá a desempeñar fielmente el 'munus petrinum' de Pastor de la Iglesia universal y no dejará de afirmar y defender denodadamente los derechos espirituales y temporales, así como la libertad de la Santa Sede'.

'Sobre todo, prometemos y juramos --continúa-- observar con la máxima fidelidad y con todos, tanto clérigos como laicos, el secreto sobre todo lo relacionado de algún modo con la elección del Romano Pontífice y sobre lo que ocurre en el lugar de la elección concerniente directa o indirectamente al escrutinio; no violar de ningún modo este secreto tanto durante como después de la elección del nuevo Pontífice, a menos que sea dada autorización explícita por el mismo Pontífice; no apoyar o favorecer ninguna interferencia, oposición o cualquier otra forma de intervención'. Los cardenales juran poniendo la mano sobre los Evangelios.

Concretamente, los números 56 y 57 de la Constitución insisten en la observancia del secreto al establecer que los cardenales electores deberán abstenerse durante el proceso de elección de enviar o recibir mensajes de fuera de la Ciudad del Vaticano. En este sentido, el número 58 remarca que 'quienes directa o indirectamente pudieran violar el secreto ya se trate de palabras, escritos, señales o cualquier otro medio, incurrirían en la pena de excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica'. Además, en los números 81 y 82, se dice que los cardenales se abstendrán de toda forma de pactos y compromisos de común acuerdo.

La forma de elección se realizará únicamente por escrutinio y se necesitarán dos tercios de los votos para la elección del nuevo Pontífice. Si eso no ocurre en la tarde del primer día, es decir, en la primera votación, se continuará en la segunda jornada con cuatro escrutinios más, dos por la mañana y dos por la tarde. Si ningún cardenal consigue los dos tercios en las votaciones matutinas, habrá una fumata negra y lo mismo ocurrirá por la tarde. Así, hasta tres días consecutivos. Si en el tercero tampoco sale elegido el nuevo Sumo Pontífice, el proceso de elección se suspende por un día para realizar una pausa de oración y de libre coloquio entre los cardenales electores.

Si tras cuatro series de escrutinios no se obtuviera resultado positivo, entonces, según el Motu Proprio publicado por Benedicto XVI tendrá que procederse a la votación no por mayoría sino que de nuevo se deberán alcanzar 'al menos' dos tercios. Finalmente, cuando sea elegido el nuevo Papa, el cardenal decano le pedirá su consentimiento y le preguntará cómo quiere ser llamado y el Maestro de Celebraciones Litúrgicas Pontificias levantará acta. Los fieles presentes en la Plaza de San Pedro podrán ver la fumata blanca.

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