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Los camisas rojas tiñen de sangre el centro de Bangkok

Los opositores donan 300 litros que arrojan ante las puertas de la sede del Gobierno

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Como 'sacrificio por la democracia', la oposición tailandesa derramó hoy la sangre donada por 20.000 simpatizantes a las puertas de la Casa del Gobierno en Bangkok. Con la acción, los camisas rojas reclamaban en las calles por cuarto día consecutivo que el primer ministro, Abhisit Vejjajiva, disuelva el Parlamento y convoque elecciones. Pero sus demandas volvieron a caer en saco roto y sembraron el desánimo entre muchos opositores, que han optado por el regreso a sus casas, la mayoría en las áreas rurales de Tailandia.

'Estamos ofreciendo nuestras vidas, nuestra propia sangre, ¿qué más tenemos que hacer para que el Gobierno nos escuche?', afirmó un opositor al abandonar la improvisada enfermería construida con toldos blancos. Por ella desfilaron durante toda la mañana miles de voluntarios. Los primeros fueron varios monjes budistas, a pesar de que la ley prohíbe a los religiosos participar en política.

Les siguieron hombres y mujeres de todas las edades, orgullosos de mostrar así su apoyo a su ídolo, el ex primer ministro Thaksin Shinawatra. Tras haber sido elegido dos veces en las urnas, Thaksin fue derrocado en un golpe de Estado en 2006 y ha sido condenado en ausencia a dos años de cárcel por corrupción. Aún así, millones de tailandeses siguen apoyándole y los analistas creen que, en caso de celebrarse elecciones, sus aliados volverían a ganar.

Un brahmán, vestido completamente de blanco, acompañó el derramamiento de sangre con cánticos y oraciones. Los medios locales calificaron la ceremonia como un 'ritual de magia negra' con el que la oposición aspiraba a doblegar a sus adversarios.

Miembros de la Cruz Roja criticaron que con la sangre vertida (en total, unos 300 litros) podrían haberse salvado numerosas vidas. Sin embargo, muchos camisas rojas señalaron que es lo mínimo que pueden hacer para intentar hacer regresar a Thaksin a Tailandia. 'Lo sacrificaría todo por esto, no sólo mi sangre, sino mi vida', aseguró Thitima Thawong, un funcionario del Ayuntamiento de Bangkok.

Algunos líderes opositores han amenazado con lanzar excrementos contra los antidisturbios si los más de 50.000 miembros de las fuerzas de seguridad que vigilan a los manifestantes intentan cargar contra ellos. 'Es lo único que podemos hacer para repelerles si intentan atacarnos', confiesa un estudiante de Chiang Mai, la segunda ciudad del país.

Los camisas rojas llegaron a ser 150.000 el domingo, pero hoy quedaban sólo 30.000 concentrados en las calles de Bangkok y por eso temían una carga policial que intentase desalojarles.

Un parlamentario del Puea Thai, el partido aliado de Thaksin, propuso una dimisión en bloque de todos los miembros de su formación para presionar a Vejjajiva a disolver el Parlamento. Sin embargo, se negó a ser el primero en dar ese paso.

La pérdida de fuelle de la movilización ha hecho más firmes las negativas del primer ministro a una convocatoria de elecciones. El Ejecutivo mantuvo hoy una escasa presencia pública y se anuló la sesión parlamentaria por motivos de seguridad. Vejjajiva aprovechó el paréntesis para viajar al norte y visitar las zonas afectadas por la sequía de los últimos meses.

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