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Cameron promete mano dura para curar una sociedad enferma

El primer ministro afirma que hay que imponer los valores de disciplina y deber en los jóvenes británicos

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David Cameron eligió la carta del dramatismo en el discurso con el que intentó demostrar que el Gobierno responderá con decisión a la ola de violencia de agosto. Convencido de que su electorado le examina ahora con lupa, el primer ministro hizo muchas promesas, algunas de ellas irrealizables, y pintó un cuadro tenebroso de la sociedad británica. Todo con la intención de justificar medidas que hubieran sido muy discutidas hace sólo unas semanas.

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Como mejor forma de liberarse de responsabilidad, Cameron puso el origen del inicio del "colapso moral" de parte de la sociedad en varias generaciones atrás. Su resultado: "Irresponsabilidad. Egoísmo. Conductas que rehúyen cualquier responsabilidad. Hijos sin padres. Colegios sin disciplina. Recompensa sin esfuerzo. Crimen sin castigo. Derechos sin responsabilidades".

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El mensaje de mano dura se convirtió en una declaración de guerra a las bandas juveniles, muy peligrosas en barrios periféricos de las grandes ciudades. Cameron dijo que apoya los planes del ministro de Trabajo y Asuntos Sociales de convertir la vida de sus líderes en "un infierno". Se trata de "acosarlos" con constantes visitas policiales y comprobar por ejemplo si tienen los papeles del coche en regla o han pagado la tasa de televisión. Tácticas en definitiva que será difícil que hagan mella en delincuentes peligrosos.

Denuncia que
el "colapso moral" se inició hace varias generaciones

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En el plano social, las medidas concretas escasearon, no así los objetivos. A la búsqueda de un titular con fuerza, Cameron puso el listón en un nivel casi inalcanzable: en cuatro años cambiar la vida de 120.000 familias problemáticas, que supuestamente están en el origen de muchos de los problemas urbanos.

En una época en que el recorte del gasto social es un objetivo básico del Gobierno, y los ayuntamientos disponen de menos fondos, no queda claro cómo se conseguirá un objetivo de esas dimensiones.

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Gordon Brown ya prometió lo mismo en 2008. Entonces la cifra manejada era de 110.000 familias. Desde entonces, el número de familias beneficiadas por el programa ha sido de 7.300. Cameron dice que la culpa es de "la burocracia", pero lo cierto es que el programa cuesta un dinero que los ayuntamientos no tienen.

Una medida concreta presentada por Cameron es la formación de un servicio social nacional para los jóvenes de 16 años, para que durante unas semanas al año se dediquen a labores de voluntariado. Cameron quiere que ahí se enseñen los valores de "disciplina, deber y decencia", los mismos que se supone que se aprenden en la escuela.

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Miliband dice que la avaricia también se encuentra entre los privilegiados

Muy poco después, Ed Miliband pronunció otro discurso con el mismo tema, pero con contenido muy diferente. De forma muy cuidadosa, el líder laborista se desmarcó de la vía represiva alentada por los conservadores y apuntó a la responsabilidad de los privilegiados de la sociedad que no cumplen la ley sin sufrir ningún castigo ni censura social.

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Miliband respondió que "la avaricia, el egoísmo y la inmoralidad" no se encuentran sólo en las clases marginales de la sociedad. Lo mismo se puede decir de "los banqueros que se quedaron con millones mientras destruían los ahorros de las familias" o de los diputados que inflaban sus cuentas de gastos. Las familias son responsables, dijo, pero ¿cómo pueden unos padres ocuparse de sus hijos con jornadas de 70 horas a la semana?

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