El país asiático Brunéi ha anunciado que la homosexualidad y el adulterio serán castigados con la pena de muerte o lapidación a partir del miércoles que viene. Así lo dicta la estricta ley islámica (sharía) en el sultanato de esta nación —ubicada en la isla de Borneo y con un tamaño similar al de Cantabria— que se ha convertido en la primero en introducir esta norma. Entre las nuevas medidas también se incluyen castigos como la amputación de la mano o pie a los ladrones que serán supervisados "por un grupo de musulmanes". 

Este estricto Código Penal ya impone multas o penas de cárcel para aquellas que se queden embarazadas fuera del matrimonio o para quienes se ausenten a la oración de los viernes. Celebrar la Navidad también es considerado un delito y puede hacer que los musulmanes pasen hasta cinco años en prisión. La religión oficial de Brunéi es el Islam, practicada por el 80% de los habitantes. 

Hasta el momento la ley contemplaba penas de hasta diez años de cárcel para gais y lesbianas. Pero ahora ha pasado ha considerarse un delito capital, por lo que la sanción implica morir apedreado. 

Aunque la calidad de vida de sus 450.000 habitantes es de las más altas del planeta gracias a las reservas de gas y petróleo, según ha apuntado La Vanguardia los 50 años de Bolkiah al frente de una de las pocas monarquías absolutas que quedan en el mundo en las que los derechos humanos brillan por su ausencia. Y en este sentido sus defensores han criticado la falta de democracia -ni se celebran elecciones ni hay libertad de prensa- así como también el ascenso continuo del conservadurismo religioso que les ha llevado a la aplicación de la Ley Sharía en una de sus peores versiones.

Incluso Hollywood, tras su aprobación, protestó por esta norma. La asamblea de la ciudad de Beverly Hills votó en 2014 por unanimidad presionar al Gobierno de Brunei para despojarle del Beverly Hills Hotel, famoso por sus tonos rosdados, tras las protestas que provocó en el pequeño país la aprobación de la Ley Islmica.