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Brexit Boris Johnson afronta la votación del brexit con opciones de victoria

Los cálculos dicen que podría será un resultado ajustadísimo y la oposición intentará obligar al primer ministro a pedir una prórroga aunque gane la votación.

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Boris Johnson en un discurso en la Unión Europea. REUTERS/Piroschka van de Wouw

londres, Actualizado:

‘Nada está aprobado hasta que está aprobado’. A sólo unas horas de la votación decisiva del brexit, Boris Johnson se muestra “confiado” en la victoria pero esa misma frase que durante días se ha repetido por los pasillos de las instituciones europeas para desviar los rumores de si el acuerdo entre Reino Unido y la Unión Europea estaba hecho, podría trasladarse hoy al palacio de Westminster.

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La incertidumbre es absoluta y las cuentas salen ajustadísimas. Hasta el momento exacto en el que el speaker pregunte por el número total de ‘ayes’ y de ‘noes’, no habrá una respuesta segura. Pero tirando de experiencia y de lo que ya se sabe, algo se puede especular.

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Las cifras son éstas: el partido conservador cuenta con 287 diputados y Johnson necesita el apoyo de 320 de los 639 que se espera que se den cita hoy en los Comunes. El acuerdo de Theresa May se sometió a votación tres veces y, aunque la oposición diga que el de Johnson “es peor que aquel”, parece difícil que quien la última vez votó a favor, no lo vaya a hacer también ahora. Así que de base, Johnson podría partir con aquellos 286 diputados de su lado.

El Partido Democrático Unionista (DUP) de Irlanda del Norte ya ha dicho públicamente que sus 10 diputados votarán en contra; lo mismo que los 35 del Partido Nacional Escocés, partidario de una prórroga para celebrar elecciones, y los 19 del Partido Liberal Demócrata, que directamente pide la cancelación del brexit. Así que, salvo algún voto suelto de independientes o de diputados de partidos minoritarios, la clave está en tres grupos: los 21 ‘tories’ rebeldes expulsados por Johnson cuando votaron contra el brexit sin acuerdo, los 28 ‘espartanos’ del partido conservador -los euro-escépticos más duros que siempre rechazaron el plan de May- y los 245 diputados del Partido Laborista. ¿Hacia qué lado se inclinará cada uno?

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Los laboristas, la pieza clave

En la última votación del acuerdo de May fueron cinco los diputados laboristas que se pronunciaron a favor pero a esta hora ya son siete los que habrían confirmado que lo harán hoy. Podría ser más. Hasta diecinueve de ellos escribieron hace días a la UE urgiéndolos a alcanzar un acuerdo que evitara un nuevo retraso y comprometiéndose a respaldarlo. Ellos mismo lo decían: “Nuestros votos serán decisivos”. Por eso todas las miradas están sobre sus cabezas. Su líder, Jeremy Corbyn, e incluso el ex primer ministro Tony Blair, les han pedido que voten contra el acuerdo. Pero como temía ayer Nicola Sturgeon, líder del Partido Nacional Escocés: “Mi creciente sospecha es que los laboristas permitirán que Boris Johnson logre su acuerdo”.

Los tories a los que debe convencer Johnson

Uno de esos 21 tories rebeldes, Nicholas Soames -nieto de Winston Churchill- ya ha dicho públicamente que respaldará el acuerdo y está convencido de que también lo harán “muchos de mis colegas”.

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La gran duda es el ex ministro de Economía. Philip Hammond teme que la victoria de Johnson esconda un brexit sin acuerdo “camuflado”: “Podría no llevar a ningún acuerdo al final del período de transición”. Y cree que esa es la razón “por la que los ‘espartanos’ se están suscribiendo” a su favor, escribía en el diario The Times.

Precisamente, el apoyo de los unionistas era fundamental para Johnson porque los 28 ‘espartanos’ siempre se han movido en la misma dirección. Como sabe que a los primeros no hay manera de convencerlos, se ha dejado la piel hasta el último momento para ganarse a los segundos. Y parece que le ha dado resultado. Apenas media hora antes de que arrancara la sesión, su líder apuntaba que se sumaban a las filas del primer ministro.

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El deseo de pasar página, pieza fundamental

Más allá del texto, a la hora de comparar las votaciones del acuerdo de May y el de Johnson hay que tener en cuenta otros factores que podrían acabar siendo clave, como el momento y las circunstancias en las que se producen.

“Ya hay acuerdo, es hora de seguir adelante”, aseguraba el jueves Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea en la carta en la que comunicaba formalmente a Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, que las negociaciones habían concluido en apretón de manos.

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Con May nunca entraba en juego la posibilidad de que pudiera incumplir la ley o tirara de tretas

Ese sentimiento de que toca pasar página también está presente en las calles de Reino Unido. Lo sabe Boris Johnson, que ayer mismo apelaba a él en una entrevista en la BBC: “¿Qué quieren realmente nuestros electores? ¿Quieren que sigamos con este argumento, más división y demora?”. Y lo saben también los diputados. Por eso algunos van a orientar su voto de acuerdo a ello, independientemente de cuales sean sus siglas.

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Una prueba es la carta que han firmado conjuntamente en el diario The Guardian la diputada laborista Melanie Onn y la conservadora Victoria Prentis: “Nuestros electores nos dicen que nuestras prioridades están todas equivocadas y que los problemas que les importan han sido descartados por la distracción del brexit”.

La oposición pide prórroga aunque Johnson gane

A todos estos factores hay que añadir una diferencia más entre Johnson y May: con ella nunca entraba en juego la posibilidad de que pudiera incumplir la ley o tirara de tretas; ha quedado claro que con él, no hay que descartarlo. De ahí que algunos que no se fían y que teman que, incluso con una votación a favor, siga habiendo posibilidad de un brexit sin acuerdo. Porque una cosa es aprobar hoy el texto y otra que se convierta en ley; un trámite que requiere de varios días.

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¿Cuál es su miedo? Si el parlamento respalda hoy su acuerdo, la ley ya no obliga a Johnson a pedir una prórroga así que si ese proceso se demora tanto que llega el 31 de octubre, el brexit sin acuerdo sería inevitable. Para evitarlo, laboristas y liberal demócratas, con el apoyo de los tories rebeldes, han presentado una enmienda para que, incluso en caso de que Johnson gane la votación de su acuerdo, éste no se dé como efectivo hasta que se haya tramitado la legislación.

Del ‘speaker’ de la Cámara depende que la enmienda se pueda debatir y votar hoy mismo y si la admite, tiene mucha probabilidades de salir adelante. Conclusión: Johnson estaría obligado por ley a pedir hoy una extensión tanto si gana, como si pierde. Y en el mejor de los casos su ‘Super Sábado’ acabaría con una victoria pero en diferido.

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