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Borrell pide seguir alimentando al Ejército ucraniano: "Las guerras se ganan con armas"

El jefe de la diplomacia europea delega el inicio de las conversaciones de paz a Putin y llama a "aprovechar el momento" marcado por la contraofensiva militar ucraniana.

El Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell.
El Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell. NICOLAS MAETERLINCK / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTO / Europa Press

Por primera vez en su historia, la UE ha movilizado sus recursos para ayudar a un país en guerra. En poco más de seis meses, el proyecto pacifista ha destinado hasta 2.600 millones de euros para enviar material bélico a Ucrania. El sendero continúa marcado por esta tendencia militarista. "Las guerras se ganan con armas", ha asegurado Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, en un debate de preguntas y respuestas con eurodiputados en el Pleno de Estrasburgo.

Alentado por la contraofensiva del Ejército ucraniano, que asegura haber recuperado más de 3.000 kilómetros cuadrados de territorio en los últimos días, el diplomático español ha apelado directamente a los ciudadanos europeos para que "no desfallezcan" en su apoyo a Kiev. "No es el momento de desfallecer, es el momento de redoblar nuestros esfuerzos. Putin espera que en invierno las democracias, débiles y frágiles, no mantengan el apoyo a Ucrania", ha asegurado. En los pasillos de Bruselas ya empiezan a emerger los fantasmas de una posible fracción entre las capitales europeas y de una fatiga sancionadora y de mano dura que está teniendo un impacto muy severo en los bolsillos de los ciudadanos europeos.

Por ello, la estrategia de Bruselas es apelar a la calma y la paciencia. Borrell ha comparado la estrategia de las sanciones con una dieta: perder kilos lleva tiempo, necesita constancia y si la abandonas rápidamente recuperas lo perdido con más virulencia. Moscú exige el levantamiento de las sanciones occidentales para reanudar el suministro de gas. Es su contragolpe a la maquinaria punitiva de los europeos, que ven en ello un "chantaje".

Para convencer a la opinión pública de la necesidad de mantener esta máxima presión, el Alto Representante de Asuntos Exteriores ha asegurado en la ciudad gala que las sanciones están funcionando y que afectan enormemente en los acontecimientos sobre el terreno: "¿Nuestras sanciones afectan a la capacidad militar rusa? – Sí –. Si vieran las tripas de un tanque ruso en las calles ucranianas, verían la cantidad de componentes fabricados en los países occidentales y de marcas". Según los cálculos de la Comisión Europea, las medidas restrictivas han prohibido a Rusia el acceso al 45% de la tecnología paralizando, por ejemplo, en dos tercios los aviones civiles que pueden volar. Al no contar con piezas de recambio, la cadena de suministro y recambio del material militar se desploma.

Sobre las negociaciones de paz para poner fin a la contienda bélica, la Unión se queda en un segundo plano. Asegura Borrell que Putin en calidad de agresor es el único que puede parar la guerra porque las negociaciones en contextos de confrontación militar no se producen "por casualidad" ni "por milagro".

"Dobles estándares"

Reconocía el propio Borrell en una entrevista reciente con el diario El País que la política internacional es la política de los dobles estándares: "No nos enfrentamos con los mismos criterios a todos los problemas", aseguraba. Poco antes de que el exministro de Asuntos Exteriores español compareciera en el Parlamento Europeo, Armenia aseguraba que Azerbaiyán había atacado su territorio matando al menos a 49 soldados. Hace menos de un mes, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, describía a Azerbaiyán como uno de los proveedores energéticos de confianza para el camino de la UE hacia la desconexión con los hidrocarburos rusos.

El dilema de los dobles estándares tiene especial impacto en el continente vecino. Los países africanos no secundan las sanciones a Rusia y, de hecho, el discurso del Kremlin entraña en muchos de ellos más confianza que la europea. "La narrativa rusa encuentra un eco emparentado con otras épocas de la historia. La Unión Soviética fue un gran apoyo para varios países africanos en la lucha contra la dominación colonial o el apartheid. Y eso ha quedado en la visión que tienen del mundo muchos países africanos. La acusación del doble estándar sigue estando a flor de piel. Hay que hacer una diplomacia más activa y no dar lecciones. Hay que conquistar las mentes porque la propaganda rusa allí es muy potente", ha señalado a este respecto Borrell.

La UE se adentra en el séptimo mes de guerra en Ucrania redoblando su gasto militar y con la prioridad de nutrir de armas a Kiev asumiendo que la contienda va para largo y que la única vía que contempla es la victoria de su aliado. Las relaciones con Moscú están en un punto de no retorno. Hace tan solo un año, los Estados miembros estaban debatiendo la posibilidad de celebrar una cumbre UE-Rusia.

"Rusia es nuestro mayor vecino y es un actor global importante. Tiene mucho gas y el gas está encareciendo. Es una buena noticia para ellos y una mala para nosotros. Tienen también el arma atómica y un Ejército importante. Deberíamos estudiar vías para hacer nuestra relación menos conflictiva, más predecible y más estable". Este era el discurso que el mismo Borrell pronunció hace justo un año en el mismo estrado que lo ha hecho hoy.

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