Black Cube ¿Qué es Black Cube, el último juguete israelí para interferir en elecciones?
Con un centenar de empleados en Tel Aviv, Londres y París, Black Cube es una compañía que en los últimos años se ha visto implicada en varios asuntos turbios en Estados Unidos y Europa. Fundada en 2010 por dos exagentes de los servicios secretos israelíes, la compañía va de un escándalo en otro.
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JERUSALÉN,
Las actividades de Black Cube, una firma de inteligencia israelí con base en Tel Aviv, afloran de tanto en tanto en distintos países, interfiriendo aparentemente en elecciones que tienen lugar en Europa y en otros lugares del planeta, así como sembrando actuaciones discutibles.
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“Black Cube aparece implicada una y otra vez en casos oscuros en el mundo”, dijo este mes de julio la diputada israelí Tamar Zandberg, líder del partido liberal Meretz. Zandberg llamó la atención sobre los numerosos casos en los que Black Cube aparece implicada y pidió al ministro de Defensa que intervenga de una vez para poner fin a una “embarazosa situación” que daña la imagen de Israel.
El último caso que transcendió a principios de julio reveló una conexión directa entre Black Cube y las elecciones que tuvieron lugar en Hungría en abril, en las que otra vez ganó Viktor Orban, un político con estrechos vínculos con el primer ministro Benjamín Netanyahu, que justamente ha visitado Israel hace solo unos días.
Las conexiones entre Black Cube y los aparatos de defensa e inteligencia son claras
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La petición de Zandbeg al ministerio de Defensa para que intervenga no tiene mucho sentido si se tiene en cuenta que Black Cube está guiada por exmiembros de los servicios de inteligencia israelíes y de exmilitares del mismo país. Las conexiones entre Black Cube y los aparatos de defensa e inteligencia son claras y directas.
La conocida web de noticias estadounidense Político publicó el 7 de julio que Black Cube fue un instrumento clave para desacreditar a una ONG liberal vinculada al multimillonario estadounidense de origen húngaro George Soros durante la campaña electoral que condujo a las elecciones de abril. Político citó dos fuentes para esta información, una de ellas era un exempleado de Black Cube.
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Poco antes de las elecciones de abril, una revista húngara publicó una lista de más de 200 personas que, según esta revista, formaban parte de un complot financiado por Soros para acabar con el gobierno de Orban. El partido de Orban, durante la campaña, denunció la supuesta injerencia de Soros en las elecciones.
Según Político, grupos húngaros en los que figuraban personas relacionadas con Soros se convirtieron en objetivo de agentes de Black Cube que secretamente grabaron sus conversaciones privadas. Tres semanas antes de la votación, las grabaciones afloraron en un diario húngaro controlado por el gobierno de Orban y en The Jerusalem Post, un diario israelí con estrechos lazos con Netanyahu.
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“La política de Black Cube es no discutir nunca sobre sus clientes con terceros"
Político citó también a dos personas vinculadas a Black Cube que dijeron que no sabían quién había pagado a Black Cube, o si el gobierno húngaro jugó un papel en esta operación. “La política de Black Cube es no discutir nunca sobre sus clientes con terceros, y nunca confirmar ni desmentir ninguna especulación relativa al trabajo de la compañía”, dijo a Político un representante de la firma de inteligencia israelí.
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Un antiguo empleado de Black Cube dijo que la firma cuenta con un analista húngaro en su sede de Tel Aviv que trabaja a tiempo completo.
En realidad, las actividades de Black Cube no se limitan a Europa. En mayo se suscitaron comentarios en el sentido de que en 2017 Black Cube estuvo espiando a antiguos asistentes del expresidente Barack Obama. Inicialmente se vinculó este espionaje al acuerdo nuclear con Irán que Israel (y Donald Trump) quieren liquidar, aunque finalmente no quedó muy claro a qué respondía exactamente el espionaje de Black Cube.
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Según una fuente citada por el rotativo de Tel Aviv, Black Cube dejó de trabajar con gobiernos después de verse implicada en una lucha con la justicia de Rumania, cuando dos de sus empleados fueron condenados por acoso e intromisiones en ordenadores. Un extraño acuerdo entre la compañía y las autoridades rumanas permitió la liberación de sus dos empleados, que regresaron a Tel Aviv al cabo de unos meses.
En 2017 Black Cube volvió a salir en los periódicos cuando se supo que el productor de Hollywood Harvey Weinstein contrató a la firma para desacreditar a mujeres que lo acusaron de violación, abusos sexuales y acoso, incluidas algunas de las actrices más populares del séptimo arte. En esta ocasión, al cabo de unas semanas, Black Cube pidió disculpas.
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La compañía fue fundada en 2010 por dos exagentes de los servicios de inteligencia israelíes, Dan Zorella y Avi Yanus, y cuenta con alrededor de un centenar de empleados. Sus oficinas centrales están en Tel Aviv, aunque también cuenta con delegaciones en París y Londres. Entre sus empleados hay exmiembros de los servicios de la inteligencia militar israelí, Aman, del Mosad y del Shin Bet, así como expertos legales y financieros.
Con respecto a su investigación en el entorno de Barack Obama, Black Cube negó que guarde relación con la administración Trump, un vínculo que ha aparecido en varios medios de comunicación de Estados Unidos.
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Black Cube también ha negado tener vínculos con la controvertida compañía de consultoría política Cambridge Analytica, próxima a posiciones muy conservadoras y que ha intervenido en decenas de elecciones en Estados Unidos. Según se publicó en varios medios, las dos compañías trabajaron juntas en distintas cuestiones en el Reino Unido y Estados Unidos.