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Presidente BBC Un banquero donante de los conservadores será el nuevo presidente de la BBC

La elección de Richard Sharp ha causado polémica por sus donativos al Partido Conservador y sus vínculos con Boris Johnson y el ministro de Economía británico. El nuevo presidente de la BBC, con tintes de filantropía, dice renunciar al salario y niega ser "un enchufado".

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El nuevo edificio de la corporación de radiofusión pública británica. - BBC

lONDRES,

Richard Sharp, de 65 años, responde al prototipo del gentleman inglés; bien criado, bien formado y con sesera para saltar con sutileza de cargo en cargo hasta que se retire a su residencia de campo. Con 20 años y una licenciatura en Filosofía, Política y Economía por la Universidad de Oxford entró a trabajar en el banco JP Morgan donde estuvo ocho años, hasta 1984 cuando cambió a Goldman Sachs, (allí trabajó 23 años, hasta 2007). Con su esposa también banquera, amasó una fortuna de más de 100 millones de euros. Desde entonces alterna puestos remunerados como el del Banco de Inglaterra, de 2013 a 2019, con el mecenazgo y la filantropía.

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El nuevo presidente de la BBC ha contribuido con unos 500.000 euros a las arcas del Partido Conservador durante varias décadas, asesoró de manera altruista a Boris Johnson cuando este era alcalde de Londres. Lo mismo ha hecho con el ministro de Economía, Rishi Sunack, a quien tuvo de subalterno en Goldman Sachs, con la crisis que ha generado la pandemia. Sharp se presentó candidato a la presidencia de la BBC en 2011, no obstante, el Gobierno de David Cameron lo rechazó, así que lleva tiempo con el ojo puesto en el sillón que ocupará a partir del 15 de febrero desde el que se garantiza la imparcialidad de la BBC y se nombra al director general que viene a ser el ejecutor de las decisiones.

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"¿Es apropiado que reciba un trabajo de un gabinete de Gobierno 'tory' en el que dos miembros son sus amigos?"

Con su bagaje político, no es extraño que el pasado 14 de enero al ser sometido a las preguntas del Comité Parlamentario de Cultura y Medios, el diputado John Nicolson, del Partido Nacional Escocés, le preguntara: "¿Es apropiado que un gran benefactor tory reciba un trabajo de un gabinete de Gobierno tory en el que dos miembros son sus amigos?". Sharp, que se había aprendido la lección, contestó con los precedentes laboristas en el cargo, Gavyn Davies y Greg Dyke, con los gobiernos de Tony Blair. Adujo que no era "un enchufado" y que confiaba en que recibía el cargo "por méritos propios". De 2007 a 2012 presidió la Royal Academy of Arts.

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La aritmética y las matemáticas del ex banquero deberán afilarse hasta lo desconocido para que la BBC, que se financia con el impuesto de 157,50 libras (190 euros) anuales por vivienda, justifique su existencia en el mercado libre que defienden los Gobiernos británicos. Boris Johnson ha advertido que la corporación, subvencionada por la licencia obligatoria, va hacia la privatización. El mito de su imparcialidad está cada día más sesgado a pesar de que goza de un alto grado de independencia. Los periodistas de la corporación siguen al pie de la letra el decálogo que les obliga a contrastar informaciones, comprobar acusaciones, documentarse en asuntos institucionales o utilizar solo adjetivos descriptivos. Uno de sus empleados, que opta por el anonimato, asegura que "somos un contrapoder; nuestra credibilidad en el mundo es lo único que tenemos".

Cobertura de las informaciones

Junto al manual que exige verificar datos o acotar el vocabulario, otros aspectos resultan más difíciles de regular. Con la selección de noticias ya se toma partido. A modo de ejemplo, la BBC solo trata de la familia real en su vertiente institucional, sin embargo, encuestas sobre su popularidad solo se elaboran o difunden si son de interés público que, según el criterio de los directivos, nunca lo son. Como ejemplo de control en el vocabulario, se redactan informaciones como la siguiente: "Dos palestinos han muerto en la franja de Gaza en una incursión del ejército israelí" en lugar de "El ejército israelí ha matado a dos palestinos en la franja de Gaza". La repetición cala. La veracidad de los hechos que se narran, según el periodista citado, "es la única condición que exige la BBC a sus trabajadores; si no se pueden verificar los hechos, no se dan".

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En el año 2000, el periodista Robin Oakley, que llevaba desde 1992 la información política, fue jubilado a los 58 años para dar paso a Andrew Marr, de 40, a tiempo para las elecciones de 2001 que dieron la segunda victoria a Tony Blair cuyo favorito era Marr quien todavía trabaja en la BBC superando en edad a su antecesor. "Ningún medio es imparcial, pero aquí hay mecanismos de control para garantizar la mayor imparcialidad posible", asegura el periodista que conoce España y recuerda el caso de Alfredo Urdaci y su "Ce ce o o" refiriéndose al sindicato Comisiones Obreras (CCOO).

Richard Sharp ha renunciado a su salario de 160.000 libras al año que destinará a organizaciones benéficas, una de ellas Quilliam, un think tank para detectar e identificar organizaciones extremistas islámicas. La BBC ha sido criticada por imparcial en su información sobre el conflicto israelí-palestino. En 2004 encargó un informe (Balen Report) al periodista Malcolm Balen para que analizara minuciosamente horas de emisiones sobre el asunto. La corporación no publicó el informe a pesar de que las críticas procedían de ambos lados.

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El nuevo presidente de la BBC no augura grandes cambios en la corporación, ni en su financiación ni en la brecha salarial que ha empezado a reducirse antes de que llegara él ni en los retos de las nuevas plataformas tecnológicas ni menos aún en el control de los adjetivos descriptivos o no descriptivos que recogen el grueso libro de estilo; sutilezas del día a día que se le escaparán a favor de las decisiones trascendentales.

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