Del apretón de manos con Putin al de Trump: Orbán colma la paciencia de sus socios europeos
Tras asumir la Presidencia rotatoria del Consejo, el húngaro emprende una "gira de la paz" que indigna a la Unión Europea.
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BRUSELAS,
Ucrania, Rusia, Azerbaiyán, China y Mar-a-Lago. La autoproclamada "gira por la paz" de Viktor Orbán le ha llevado en su quinta parada a la residencia de Donald Trump en Florida. El primer ministro húngaro fuerza el pulso con el resto de sus aliados europeos en pleno arranque de su Presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea. Bruselas denuncia que está haciendo un uso malintencionado de esta tarea, lo que podría ir en contra de los tratados.
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Las provocaciones de Orbán suben otro peldaño. Coincidiendo con el fin de la reunión de la OTAN en Washington -donde los aliados se dieron cita con el objetivo de blindar la Alianza y la ayuda a Ucrania de un posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca- el mandatario magiar ponía rumbo sonriente a visitar al magnate republicano, al que idolatra desde hace años.
"Demostró durante su Presidencia que es un hombre de paz. Lo hará de nuevo (...). Hemos hablado sobre los caminos hacia la paz. La buena noticia del día es que va a ser él quien lo resuelva", apuntó a través de X Orbán tras el apretón de manos. "Gracias, Viktor. Tiene que haber paz y tiene que haberla rápidamente. Demasiada gente ha muerto en una guerra que nunca debería haber empezado", le replicó el estadounidense. Si bien es cierto que ninguno de los dos ha revelado cuál es su estrategia para acallar las armas, sí han deslizado en varias ocasiones que Ucrania tendría que sacrificar parte de su territorio, una línea roja en Bruselas y en Kiev.
Peace mission 5.0
— Orbán Viktor (@PM_ViktorOrban) July 12, 2024
It was an honour to visit President @realDonaldTrump at Mar-a-Lago today. We discussed ways to make #peace. The good news of the day: heâs going to solve it! pic.twitter.com/AiTRsdexM5
Las reacciones de los líderes europeos a este carrusel de viajes controvertidos han sido vehementes. "Desleal" o "irresponsable" han sido algunos de los calificativos que le han dedicado varios jefes de Gobierno. El miércoles, los embajadores europeos -el conocido en la jerga comunitaria como COREPER- debatieron por primera vez las consecuencias e implicaciones de estos desaires. El Gobierno de Orbán se excusó alegando que se trataban de encuentros realizados a título nacional. Pero las explicaciones del líder de Fidesz no convencen. Lo cierto es que en sus vídeos promocionales utiliza el logo de la Presidencia europea. Tras el tirón de orejas, no lo ha utilizado en su último clip con Trump.
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La sensación general es que está utilizando la Presidencia semestral para generar confusión y aprovecharse de la marca que proporciona la bandera de las doce estrellas para proyectar una imagen de hombre fuerte en la esfera internacional. "No todos los líderes, provengan de países grandes o pequeños, pueden negociar o mediar. Para hacerlo hay que tener poder", le afeó el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, a su paso por la cumbre de la OTAN.
Entretanto, Bruselas y Budapest mantienen un choque directo. Los servicios jurídicos del Consejo Europeo han constatado que Orbán ha vulnerado los principios de responsabilidad, lealtad y solidaridad de los tratados, según adelantó el Financial Times. El Artículo 24.3 establece que "los Estados miembros apoyarán activa y sin reservas la política exterior y de seguridad de la Unión, con un espíritu de lealtad y solidaridad mutua, y respetarán la acción de la Unión". "Estamos abriendo camino bajo la esperanza de lograr la paz lo antes posible". "¿Desde cuándo estos esfuerzos bilaterales son contrarios [a los Tratados]?", ha interpelado el portavoz de Orbán, Zoltan Kovacs.
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"No me corresponde a mí calificar el estatus legal de las actividades llevadas a cabo por un primer ministro y de sus contactos internacionales, pero lo que está claro es que esto no es un mandato de la UE. Esto ha quedado extremadamente patente", ha respondido Eric Mamer, portavoz de Von der Leyen, preguntado por ello en la rueda de prensa diaria de la Comisión Europea.
Cordón democrático a los ultras
Durante los últimos días se han producido una cascada de movimientos en la reconfiguración de las fuerzas de extrema derecha europeas. Hace una semana, Vox canjeó a los Conservadores y Reformistas de Giorgia Meloni por los Patriotas por Europa de Viktor Orbán. Y el miércoles, la denostada Alternativa por Alemania (AfD) creó el tercer partido de extrema derecha en la Eurocámara bajo el nombre de Europa de las Naciones Soberanas. Finalmente, los tres eurodiputados de Se Acabó la Fiesta (SALF) no se han adscrito a ninguna formación, aunque pueden tomar la decisión a lo largo de toda la legislatura.
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Este viernes, mientras Vox anunciaba su ruptura con el Partido Popular en los Gobiernos autonómicos que compartían, el Partido Popular Europeo aseguraba que está llevando a cabo negociaciones con los Socialdemócratas y los liberales de Renovar Europea para aplicar un cordón democrático a las fuerzas de extrema derecha. El objetivo es evitar que miembros de los Patriotas -partido en el que Vox comparte bancada con Marine Le Pen, Viktor Orbán o Matteo Salvini- y de los Soberanistas se hagan con algún cargo de poder, como vicepresidencias o presidentes de las comisiones, en el nuevo Hemiciclo.
"Estos son cargos electos del Parlamento y no queremos que estos eurodiputados representen a la institución", ha afirmado el portavoz del PPE ,Pedro López de Pablo. "Esto no es un cordón sanitario contra nosotros o contra nuestro grupo. Es un cordón sanitario contra millones de ciudadanos europeos que nos han votado y es muy antidemocrático. Esperamos que no se materialice", le ha reprochado Alonso de Mendoza, portavoz del grupo recientemente fundado por Orbán.