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Ana Baneira, la mochilera que pasó cuatro meses encarcelada en Irán, denuncia que su detención fue arbitraria

La joven gallega fue detenida el 12 de octubre por el Gobierno Iraní acusada de participar en las protestas por la muerte de la joven kurda Mahsa Amini y tras 138 días en prisión fue liberada el pasado sábado. El lunes llegó finalmente a su hogar, en A Coruña.

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Ana Baneira Suárez fue liberada el sábado 25 de febrero por las autoridades iraníes. — Concello Muxía / EFE

madrid, Actualizado:

Ana Baneira consiguió su liberación el pasado sábado tras pasar 138 días en una cárcel de Irán. La joven llegó a A Coruña, en un vuelo procedente de Ginebra. Acusada de participar en las protestas por la muerte de la joven kurda Mahsa Amini, la joven ha relatado por vez primera su experiencia entre las rejas en una entrevista que ha recogido la agencia EFE y Europa Press.

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Baneira inició un viaje como "mochilera" a principios de junio del año 2022. Antes de llegar a Irán, país que no estaba en sus planes de ruta, estuvo viajando por Turquía durante dos meses, Georgia durante un mes y finalmente, Armenia. Al final, terminó en Irán aunque la joven quería viajar a Kirguistán, a través de un ferry desde Bakú, la capital de Azerbaiyán. Sin embargo, al estar cerrada la frontera por tierra del país, decidió ir hacia Irán, donde entró el 6 de septiembre.

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La joven ha afirmado que cuando llegó a Irán no había "ningún tipo de protesta" ni "se veía venir nada". Su motivo para entrar al país fue continuar su viaje como mochilera. No obstante, el país fue sacudido por una ola de protestas ciudadanas tras la muerte de la joven kurda Mahsa Amini a manos de la Policía por llevar mal el velo.

Detenida en una gasolinera

Baneira fue detenida el 12 de octubre mientras se encontraba con un amigo iraní repostando en una gasolinera. Llevaba un mes viajando por Irán y se dirigía a la ciudad de Persépolis. "Estábamos repostando en la gasolinera y de repente se metió en el coche la Policía. Me detuvieron, me metieron en otro coche y ahí fuimos directamente a una sala de interrogatorios. Me hicieron un interrogatorio de bastantes horas y me dijeron que no era suficiente y que al día siguiente había que continuar", ha explicado la joven.

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Un día antes de su detención, Baneira asegura que acudió a la oficina de Migración para extender su visado y poder quedarse más tiempo en el país. Tras una "pequeña entrevista" en la que la interrogaron por los "objetivos" de su viaje y los lugares que ya había visitado, las autoridades iraníes aceptaron la extensión del visado.

Baneira: "Para nada me esperaba que algo así pudiera ocurrir”

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Finalmente, entró en prisión, acusada de espionaje, aunque ella no sabría los motivos de su detención hasta varios días después. Explica que el primer mes fue "muy duro" por la incertidumbre y por el miedo a ser acusada de algo grave, como ocurrió.

Dos meses en prisión incomunicada

La joven ha relatado su día a día encerrada en el módulo de mujeres. Sus compañeras no sabían inglés por lo que la comunicación era difícil. "La mímica en la cárcel funcionaba bastante bien, y me enseñaron algunas palabras en farsi, básicamente insultos. También los buenos días. Nos entendíamos por gestos", ha expresado Baneira.

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Además, ha revelado que estuvo los dos primeros meses sin contacto con nadie, ni siquiera con su familia por lo que se aferraba a dos pensamientos que le ayudaban a sentir fuerza: "Te obligas a pensar que tus familiares están bien y que te van a liberar, pero no sabes cuándo". 

Transcurrido un mes, fue trasladada a la cárcel de Evin, en Teherán. Allí pudo hablar con la embajada española en Irán para informarles de que se encontraba bien. Tras aproximadamente tres meses en prisión, Baneira fue liberada el pasado sábado por un juez. De ese proceso conoce poco, pero agradece a la embajada, a todo el equipo del Ministerio de Asuntos Exteriores español y al homólogo iraní su trabajo por liberarla.

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Pese a la mala experiencia, Baneira ha asegurado que "es el país en el que me sentí más segura". "Las personas de Irán son muy hospitalarias y te hacen sentir muy, muy segura, como si no te pudiera pasar nada malo".

La joven, ha querido aclarar que no es activista "de ninguna de las formas". Reconoce que, en efecto, está vinculada con la crisis climática y temas sociales, pero le parece "irrespetuoso" que la llamen activista, puesto que "hay activistas de verdad que están haciendo un gran trabajo".

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