Barcelona
Actualizado:Son las seis de la tarde y el Espacio Polivalente del Parc Nord, en Sabadell, se empieza a llenar. La convocatoria es a la cinco “pero a estas cosas nadie llega puntual”, dice Sara Berhadem, la conductora del acto, entre carcajadas. Muchos adolescentes y jóvenes que apenas pasan de la veintena han montado una batucada improvisada fuera, mientras se terminan los preparativos. Se celebra el año nuevo amazigh (que fue el 13 de enero). La celebración oficial, organizada por Anaruz N Africa y con la colaboración de Casa Amaziga de Catalunya y el Ayuntamiento de Sabadell, fue ayer por la tarde, para que todo el mundo pudiese asistir.
Hay un pequeño escenario adornado con banderas imazighen tricolores y en las pruebas de sonido suena el Clandestino de Manu Chao y Bella Ciao. Toda una declaración de intenciones. Sorprende la cantidad de jóvenes que hay. Algunos visten camiseta de los colores imazighen, otros van enfundados en la bandera como si fuese una capa. El acto empieza y de pronto, no cabe ni un alfiler. Feliz 2970.
La importancia de preservar una cultura que se difumina
El Yennayer, el fin de año amazigh, marca el primer día del calendario agrario, usado en el norte de África (Marruecos, Libia y Arelia), en el que habitan unos 20 millones de imazighen, el pueblo originario de la región y que ha visto relegada su cultura y su lengua a la mínima expresión. Coincide también con el calendario gregoriano. Se conmemora entre el 12 y 14 de enero, al rey Xixong, que, después de destronar a Ramsés II se convirtió en faraón de Egipto. Fue entonces cuando se inició la era de los imazighen (amazigh en plural), pero los árabes, que trajeron el islam al norte de áfrica, terminaron con la cultura amazigh.
"Nos permite preservar y promover la causa de los imazighen de todo el norte de África"
Los cánticos se suceden y los imazighen se animan. Como las stories de Instagram, las banderas vuelan: todo el mundo quiere hacerse fotos con ellas. Pasan miembros de la organización y ofrecen té a la menta caliente y bandejas de frutos secos, respetando la tradición. “Es importante celebrar estas fiestas relacionadas con el pueblo, la cultura y la identidad amazigha, porque esto nos permite preservar y promover las raíces y la causa de los imazighen de todo el norte de África. Los que vivimos aquí necesitamos estas celebraciones para mantener el sentimiento de la identidad de nuestro de pueblo, ya que está en crisis, no sólo aquí, sino en todo el norte de África”.
La identidad amazigha, enraizada en el norte de África, no tiene ni una religión ni un estado detrás, por eso es importante que la comunidad la preserve, considera Abdellah, que trabaja como integrador social y coordina las aulas de cultura y lengua amazigha en Barcelona y alrededores. “Saber sobre nuestras raíces facilita la integración en un país de acogida. Los estados árabomusulmanes se dedican a borrar las otras identidades, las marginan, por eso es importante reivindicarlas a través de asociaciones y celebraciones como esta”. Entre abril y mayo, la Casa Amaziga y Anaruz N África también organizan la celebración de la primavera amazigha.
Hamed tiene 23 años y es el segundo año que va a la celebración del año nuevo amazigh. “Vengo para escuchar las canciones y disfrutar de la tradición de mi pueblo. Tenemos que recuperar nuestros orígenes, que se han perdido con el paso del tiempo”. Hamed, como la gran mayoría de los allí presentes, tiene el tamazigh como lengua materna, pero ni lo lee ni lo escribe. Va acompañado de Saïd “ya que el gobierno marroquí no nos ha permitido reivindicar nuestra identidad, por lo menos que nos dejen hacerlo aquí. Se han perdido gran parte de nuestras tradiciones, si las nuevas generaciones no nos empeñamos en conservarlas, perderemos nuestra cultura”, dice este último.
"La gran mayoría de imazighen no escriben la lengua y no la saben leer"
Lalla Ghizlan Baryala, de 23 años, también considera importante mantener las celebraciones para preservar la identidad. “El ser humano siempre ha necesitado tener un lugar de pertenencia y estar en contacto con su lugar de origen, y para nosotros es fundamental mantener ese vínculo amazigh. Además de la reivindicación de nuestra cultura y nuestras tradiciones, este tipo de celebraciones te permiten conocer a gente de la misma cultura, pero en un contexto social diferente. También permite conocer aspectos de la propia identidad que nos resultan desconocidos”. Lalla Ghizlan es medio árabe y medio amazigh, y tan solo fue hace tres años cuando se empezó a interesar por sus tradiciones. Ahora estudia tamazigh y, aunque no lo habla ni o escribe, puede entender partes de una conversación. “La gran mayoría de imazighen no escriben la lengua y no la saben leer. En nuestros países de origen no ha interesado preservarla, pero ahora, desde Europa, se están llevando a cabo proyectos interesantes para recuperarla”. Para ella, ir a celebrar el año nuevo amazigh es sinónimo de refuerzo de la comunidad. “Tanto las personas que hemos nacido aquí como las que llegaron de niñas o en la adultez sentimos una especie de vacío difícil de llenar. Somos de aquí y somos de allí”.
Como Saïd, Lalla Ghizlan considera que, ya que durante mucho tiempo la fiesta ha estado prohibida en los países de origen, es importante poderla recuperar en el país de acogida y poder explicarlo y compartirlo con el resto de la sociedad.
Abdellah explica que para el año nuevo amazigh, en las casas se suelen preparar platos con frutos secos. “En el sudeste de Marruecos se prepara un cuscús con una almendra y un dátil. La almendra es símbolo de fertilidad, así que el que la encuentre, tendrá suerte en ese aspecto. Si se encuentra el dátil, significa que la persona tiene que continuar esforzándose durante el año que se estrena; pero depende de cada zona se celebra de maneras diferentes”.
Más consideración por parte de las instituciones
El sonido se acopla, pero esto no impide que los asistentes entonen las canciones al tiempo que levantan los brazos con los tres dedos: tierra, humanidad y lengua. También la triada, representada por la letra Z aparece en la bandera tricolor. Los pocos no amazigh, algunos educadores sociales que acompañan a menores miran y callan. Se calcula que, sólo en Catalunya hay 130.000 imazighen, procedentes en su mayoría (70%) de Marruecos, sin embargo, hay un gran desconocimiento sobre este colectivo (a pesar de que la tercera lengua en hablantes por detrás del castellano y el catalán en Catalunya sea el tamazigh).
Solo en Catalunya hay 130.000 imazighen, procedentes en su mayoría de Marruecos
“El desconocimiento de la cultura amazigh en las escuelas afecta a la adaptación. ¿Cómo se puede trabajar en la adaptación de alguien si no sabes cuál es su contexto o de dónde viene?”, se pregunta Lalla Ghizlan. Para la joven, es importante que las instituciones reconozcan la diversidad de la migración. “Esa mujer que sólo habla tamazigh y va al hospital y le ponen un traductor de árabe… ¿Cómo se va a poder explicar? Aunque entiendo que, si en nuestros propios países de origen no se ha trabajado este tema identitario… ¿qué interés van a tener otros países para hacerlo?”.
Entre octubre y noviembre de 2019 se han llevado a cabo una serie de actividades en centros educativos de Barcelona y el área metropolitana, organizados por la Casa Amaziga de Catalunya, con el objetivo de dar a conocer la cultura amazigha no solo entre el alumnado sino también entre el personal docente. Estos talleres se han llevado a cabo por fases durante más de diez años por Casa Amaziga de Catalunya. De ellos se desprende que, en la gran mayoría de casos, los alumnos de primaria no saben quiénes son los imazighen, incluso los propios alumnos imazighen, que a menudo se identifican como “marroquíes”. También se tiende a identificar marroquíes con árabes, hecho que deja fuera la identidad amazigh.
La fiesta termina con una docena de personas subidas al escenario. Una percusión desenfrenada, pero rítmica y perfectamente nítida se adueña de la sala polivalente. Hay bailes y caras alegres. La gente grita. ¡Feliz 2970!
En los últimos treinta años ha habido un renacer de la consciencia de pertenecer al colectivo amazigh, así como una serie de concesiones por parte de los países de origen (la oficialidad del tamazigh en Marruecos desde 2011 o el permiso para celebrar el año nuevo amazigh en Argelia, conseguido en 2019). Muchas de esas concesiones han tenido que ver con la lucha del colectivo por ser respetado, “no han sido un regalo”, asegura Aziz Baha, otro de los asistentes a la fiesta, expresidente y actual miembro de la junta de la Casa Amaziga de Catalunya.
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