Al Asad mantiene la represión mientras promete diálogo
El presidente de Siria sigue jugando a tirar la piedra y esconder la mano
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El presidente de Siria sigue jugando a tirar la piedra y esconder la mano. La promesa de Bashar al Asad de una amnistía general, la liberación el miércoles de decenas de presos políticos y el establecimiento de una Comisión para el Diálogo Nacional pretenden mostrar una voluntad de reforma, pero no logran ocultar la brutal represión de las protestas prodemocracia, concentrada esta semana en la céntrica región de Homs.
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Las fuerzas de seguridad del régimen mataron ayer, al menos, a 15 personas en el centro del país, alrededor de las ciudades de Rastán y Talbiseh, sitiadas desde el domingo.
"Hay más de 70 muertos y 200 detenidos en la zona en los últimos cinco días", dice desde Damasco un activista que pide anonimato y que asegura que otros siete opositores fueron asesinados el miércoles en su ciudad natal, Dael, vecina a la sureña Derá, feudo de las revueltas.
Ayer volvieron a celebrarse marchas exigiendo lacaída de Al Asad en varios puntos del país, entre ellos el suburbio damasquino de Darayah y la ciudad de Edlib.
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Se espera que hoy se repitan las protestas masivas que siguen cada viernes al rezo musulmán del mediodía, desde hace diez semanas. Las manifestaciones podrían ser especialmente concurridas, alimentadas por la indignación que ha generado en la última semana las informaciones sobre la muerte de una treintena de menores a manos de la Policía y el Ejército. El caso más sangrante es el del joven Hamza al Jatib, de 13 años. Las imágenes de su cuerpo brutalmente torturado y con los órganos genitales cortados por las fuerzas de seguridad han concitado las iras y se han convertido en el símbolo de la lucha siria por la democracia.