"La agenda de los partidos que buscan reprimir la libertad de expresión no es tan diferente en México y España"
Mundo virtual, amenaza real
Publicidad
Actualizado:
@CdelCastilloM
MADRID.- "Es natural que los estados e instituciones tradicionales, las superestructuras que se vieron amenazadas por la espontaneidad y la autoorganización de la gente en movimientos como el 15-M o YoSoy132, hayan querido atacar la libre organización, ya sea con censura, con miedo, con leyes, con ataques directos… Pero creo que la batalla la va a ganar la red, no solo en Internet, sino la gente organizada en colectivo para producir contenido que promueva acciones positivas".
Publicidad
Cuatro años después, el cracker colombiano Andrés Sepúlveda confesó haber trabajado como mercenario digital para Peña Nieto en una entrevista con Bloomberg. Esperando ver rebajada su condena de 10 años por conspirar para delinquir, violación de datos y espionaje durante las elecciones de Colombia de 2014, Sepúlveda admitió haber alterado campañas electorales latinoamericanas durante ocho años. Entre sus fechorías, el colombiano citó algunas de los hechos documentados por Escorcia años antes: "Mi trabajo era hacer acciones de guerra sucia y operaciones psicológicas, propaganda negra, rumores, en fin, toda la parte oscura de la política que nadie sabe que existe pero que todos ven".
Mundo virtual, amenaza real
El acoso y las amenazas por redes sociales no eran algo nuevo para Escorcia. Pero cuando Escorcia empezó a escribir sobre la campaña contra el párroco Alejandro Solalinde, los avisos subieron de tono. Amenazas de muerte, que venían desde las mismas cuentas que acosaban al religioso. "Aguanté muchas cosas, pero llegó un momento... cuando cosieron a balazos a un colaborador de este cura, fue cuando pensé que estaba demasiado en riesgo, tuve mucho miedo". Aceptó entonces participar en un proyecto del Ayuntamiento de Barcelona para salir de México y refugiarse en la ciudad condal.
"La de Alberto Escorcia ha sido una voz de una enorme dignidad, levantándose y denunciando los poderes políticos, económicos y militares que están detrás de la guerra larvada que se está produciendo en México"
Publicidad
Fue la propia ONG Article 19, observadora del derecho de libertad de expresión, la que tramitó el papeleo, verificó que Escorcia estaba en peligro y lo presentó como candidato al programa del consistorio, puesto en marcha para ofrecer protección a los defensores de los derechos humanos amenazados. "La de Alberto Escorcia ha sido una voz de una enorme dignidad, levantándose y denunciando los poderes políticos, económicos y militares que están detrás de la guerra larvada que se está produciendo en México", dijo el primer teniente de alcalde de Barcelona, Gerardo Pisarello, dándole la bienvenida a la capital catalana, a la que llegó en junio.
Espacios de protección
En Barcelona ha podido recobrar la calma, "salir a la calle sin miedo. Aprovechar que podía caminar sin cuidarme de nadie", explica Escorcia en una conversación con este medio. A ello le han ayudado "ciberactivistas, hackers y ciudadanos corrientes", que tras el esfuerzo del Ayuntamiento y Article 19 para traerle a España, han tomado el relevo para prestarle ayuda "en lo cotidiano, dónde vivir, dónde comer..."
Publicidad
"La tecnocensura no es algo solamente de hackers, sino una cara más de los aparatos represivos que nos afecta a todos. Es algo que atenta contra la posibilidad de que las cosas cambien, porque censurar y espiar va contra la libertad de informarse y organizarse"
Y es que aunque Escorcia no se considera ciberactivista sino informador, es precisamente en este colectivo donde ha encontrado un mayor apoyo. Él, como bloguero, es consciente de que la defensa de los derechos digitales se hace incluso más dura que en el mundo real. "Nos enfrentamos, aparte de a la persecución y a que no se entiende la gravedad de lo que está ocurriendo, a un cierto desdén. No creo que sea con esa intención, pero al menos yo lo he padecido con mis colegas periodistas en México, que no creen que esto sea serio. Muchas veces cuando me acerqué a ONGs, a gente que me podía defender en su momento, pensaban que esto no era real porque era virtual. Que no era importante".