La acampada en San Pablo divide a la Iglesia anglicana
"No podemos hablar de Dios sin hablar de política", dice uno de los párrocos que apoya a los indignados
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Los reverendos Alan Green y Paul Turp son dos curas anglicanos que dicen que Dios está con los indignados que protestan junto a la catedral de San Pablo. Uno es el párroco de Bethnal Green, y el otro de Shoreditch, dos barrios del este de Londres. Fueron de los primeros en apoyar públicamente a los indignados, que llevan ya un mes acampando en los alrededores de la Bolsa de Londres, símbolo del sistema financiero.
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"No podemos hablar de Dios sin hablar de política, debemos escuchar el mensaje de los que protestan y que este mensaje sea parte del debate de la Iglesia. La forma de construir una nueva política es la de escuchar y participar en la vida y la política británica en todos sus valores positivos", asegura Green. Su colega Turp es aún más directo y pide "que se abran las puertas y que el templo [de San Pablo] dé cobijo a los manifestantes".
La actitud de algunos curas que simpatizaron con los manifestantes ha provocado la división de la Iglesia anglicana y la dimisión de dos clérigos de la catedral de San Pablo, que permaneció cerrada varios días al inicio de las protestas. El movimiento Ocuppy London Stock Exchange se ha extendido a otros lugares de la City, el barrio financiero de la ciudad.
Hace unos días, el Ayuntamiento, los indignados y las autoridades eclesiásticas llegaron a un acuerdo para mantener el campamento hasta principios de 2012. Ayer, las relaciones se rompieron cuando el Ayuntamiento de la City dio de plazo a los manifestantes hasta las 18 horas de hoy para desalojar la vía pública.
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Un aguacil colgó ayer en cada una de las 200 tiendas de campaña de los manifestantes la notificación que les exige que desmonten el campamento anticapitalista alrededor de la catedral. El aviso va dirigido "a cada persona que participe en el campamento u otras estructuras erigidas junto a la catedral de San Pablo.
Además, amenaza con llevar el caso al Tribunal Superior de Londres si los indignados no se marchan antes de la hora indicada. A medida que el aguacil colocaba los avisos en el nailon de las tiendas, sus ocupantes los sacaban.
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Spyro van Leemnen, portavoz de los manifestantes, anunció que no abandonarán el lugar. "No nos quejamos. Estamos preparados para llevar el caso a la Justicia y tendremos un equipo legal que nos representará", dijo. Un compañero suyo, Ronan McNerm, se quejó de que las autoridades "no quieren hablar de las causas de la protesta ni de las razones por las que estamos aquí".
Los responsables de la catedral de San Pablo se reunieron ayer para analizar la situación. Tras el encuentro, emitieron el siguiente comunicado: "Reconocemos el derecho de las autoridades municipales a proceder de la forma que lo han hecho".