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La Universidad de Sevilla obliga a dimitir al catedrático acusado de acoso tras las protestas

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La Universidad de Sevilla ha corregido su postura inicial y, tras las protestas, ha obligado al catedrático de Educación Física, acusado de acoso sexual y laboral, a dimitir de todos sus cargos académicos, aunque continuará dando clases, como adelantó ayer El Correo de Andalucía. "La Universidad lo invitó fuertemente a dejar sus cargos y lo hizo el pasado viernes", confirmó un portavoz de la Universidad.

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El profesor, exdecano de la Facultad de Ciencias de la Educación, fue denunciado por dos profesoras y una becaria de investigación ante el Rectorado el pasado noviembre. La Universidad le abrió un expediente disciplinario el 19 de enero, lo paralizó el mismo día y envió el caso directamente a los juzgados ante la gravedad de las denuncias, pero no adoptó ninguna medida cautelar para proteger a las jóvenes, como estas pidieron en reiteradas ocasiones.

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Las chicas denunciaron sentirse indefensas porque continuaban asignadas al departamento que hasta el viernes dirigía el catedrático y cualquier decisión dependía de él. La consejera andaluza para la Igualdad y Bienestar Social, Micaela Navarro, envió incluso un escrito al rector, Joaquín Luque, para que considerara las medidas solicitadas por las chicas recordando que la Ley para la Promoción de la Igualdad de Género obliga a las administraciones públicas a "tratar y prevenir" con las medidas que sean necesarias las conductas denunciadas, "sin perjuicio de la responsabilidad penal, laboral y civil que se derive".

Desde dentro de la propia Universidad, el Sindicato Andaluz de Trabajadores convocó dos protestas, la última, celebrada un día antes de que el profesor dimitiera. Varias profesoras que imparten un máster de género también exigieron la adopción de medidas cautelares. Hasta entonces, la Universidad, preguntada por este periódico, siempre mantuvo que no podía hacer nada más y que como el caso estaba ya en los tribunales, podría adoptar esas medidas el juez, lo que implicaría "más garantía jurídica". Las tres jóvenes, de baja, están siendo medicadas por depresión y ansiedad. "Ahora ya podrán hacer su trabajo, con esta medida ya no tendrán que sentir miedo", añadieron ayer las fuentes universitarias.

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Intentan recuperarse

Aunque siguen pidiendo medidas cautelares, las chicas, que lamentan que el rector aún no las haya recibido, agradecen la solución intermedia adoptada por la Universidad, pero no entienden por qué ha tardado tanto tiempo. "Es increíble que la Universidad no haya tomado medidas cautelares y que no haya tomado esta decisión por iniciativa propia, sino después de que el caso saliera en los medios y se convocaran las protestas; a él le han quitado unos cargos, a nosotras la salud y puede que el futuro profesional", denuncian.

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Las tres intentan recuperarse y superar el miedo que les produce acercarse a la facultad. Una de ellas, con una beca concedida por la Universidad y el proyecto paralizado, ha decidido dejar la institución.

Además de su cargo al frente del departamento, el catedrático ha dimitido como miembro de junta de facultad, claustral y miembro del consejo de gobierno. El caso está siendo investigado por el Juzgado de Instrucción número 4 de Sevilla.

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