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SEVILLA.—Siete de los 17 miembros de la ejecutiva del PSOE que han dimitido para forzar la salida de Pedro Sánchez son andaluces. La potente federación de Susana Díaz ha dirigido la operación para desalojar al primer secretario general del PSOE votado por las bases del partido. El resto de críticos, incluidsos dos barones territoriales (Castilla-La Mancha y Valencia), se han colocado tras ella cuando la sevillana les ha garantizado definitivamente que, esta vez sí, dará un paso adelante para pilotar el PSOE.
Díaz ha tratado hasta el último minuto de aglutinar una mayoría incontestable dentro de la ejecutiva (un mínimo de 18 dimisionarios) para evitar que Sánchez se parapetase en un complejo debate jurídico en torno a los estatutos del PSOE, que no han hecho sino prolongar la guerra y la situación de incertidumbre. Pero no lo ha logrado. Aun así, la maniobra ha dejado al descubierto la mano de Susana Díaz. Son dos las personas de su máxima confianza las que este miércoles dieron rostro a la operación: Antonio Pradas, secretario de Política Federal y hasta ahora número tres de Sánchez, fue quien registró la dimisión en bloque de los críticos; y Verónica Perez, líder del PSOE de Sevilla y amiga personal de Díaz, quien como presidenta del Comité Federal debía asumir el liderazgo provisional del partido hasta dejarlo en manos de una gestora.
La presidenta quiere sacar el músculo del PSOE andaluz, “la única y última federación que ha ganado unas elecciones al PP y a Podemos por amplio margen”
Al enrocarse Ferraz en su posición, la ejecutiva andaluza se ha reunido en un gabinete de urgencia para preparar el siguiente paso. De momento Díaz mantiene la convocatoria para este jueves del comité director del partido, máximo órgano entre congresos, con la clara intención de escenificar la posición de fuerza de la federación andaluza, la más numerosa del país, frente a Ferraz. La presidenta quiere sacar el músculo del PSOE andaluz, “la única y última federación que ha ganado unas elecciones al PP y a Podemos por amplio margen”, para esgrimir un mensaje de poder frente a la ejecutiva federal de Sánchez, ante los barones territoriales más críticos y, sobre todo, ante aquellas federaciones que aún vacilan entre apoyar a Sánchez o plantarle cara.
El siguiente pulso lo van a librar dentro del Comité Federal, donde participan 290 miembros, y que podría convocar las primarias en un mes y el congreso extraordinario al que Díaz se oponía con todas sus fuerzas. Si prospera la hoja de ruta de Sánchez, la presidenta andaluza no tendrá más remedio que presentar formalmente una candidatura alternativa. Pero el Comité Federal, que presidirá Verónica Pérez, enfrentará a dos ejecutivas, la dimisionaria y la actual, que se niegan la legitimidad mutuamente. “No hay ejecutiva ahora”, dice una persona próxima a Díaz.
Pelear en dos frentes
Finalmente los críticos le han pedido a Susana Díaz que esté “en la cabeza y no en la cola del PSOE”. La sevillana, que milita en el partido desde hace 20 años, está acostumbrada a ganar a los críticos “antes de llegar a las manos”, desactiva las crisis antes de que estallen, pero esta vez no le ha quedado más remedio que salir a la luz. La decisión de postularse para sustituir a Sánchez la obligará a pelear en dos frentes simultáneos: librará una incierta batalla orgánica en Madrid y a la par tendrá que contener a los partidos de la oposición en Andalucía, que llevan meses acusándola de estar más preocupada de las cuitas internas del PSOE que en gobernar una comunidad con casi un millón de parados.
Tras escuchar cómo Díaz pasaba del “mi sitio está en Andalucía” al “estaré donde mis compañeros de partido me pongan, en la cabeza o en la cola”, los ataques se han agudizado contra ella en las últimas 24 horas. “La Junta está paralizada, no hay gestión porque la presidenta lleva un año y medio pensando en dar el salto a Madrid”, coinciden los líderes regionales del PP, Podemos e IU.
La dirección del PSOE andaluz sabe que, al dar un paso adelante y postularse para dirigir el partido, Díaz se arriesga a hacer equilibrios con dos calendarios solapados, el orgánico y el institucional, dando pábulo a las críticas de sus adversarios. Hace solo una semana que la presidenta anunció al Parlamento andaluz la celebración del Debate del Estado de la Comunidad para el próximo 19 de octubre, una fecha en la que ahora podría encontrarse enfrascada en unas primarias para liderar el PSOE federal (el PP ya advierte de que se opondrá drásticamente a un cambio de fecha). Además el Ejecutivo andaluz está ahora inmerso en la elaboración de los Presupuestos autonómicos para 2017, cuyo anteproyecto debe estar listo antes del 30 de octubre.
Susana Díaz tendrá que contener a los partidos de la oposición en Andalucía que le acusan de estar más preocupada de las cuitas internas del PSOE que en gobernar una comunidad con casi un millón de parados
En esta tesitura intenta mediar en favor de Díaz Ciudadanos, el partido que sustenta al Gobierno andaluz, pidiendo abiertamente al PP-A que no ataque a la presidenta ni se interponga en sus aspiraciones nacionales, dado que estas ayudarán “de forma evidente” a que gobierne Mariano Rajoy. “Es surrealista la crítica del PP andaluz a Susana Díaz.
¿Le interesa o no que el PSOE se abstenga en la investidura de su presidente? Porque si Díaz está provocando una situación dentro del PSOE para facilitar el gobierno de Rajoy, creo que el señor Juan Manuel Moreno (líder del PP-A) debería estar encantado, es más, debería ayudar para que esto se produzca”, sostiene el presidente del grupo Ciudadanos en el Parlamento, Juan Marín. Pero la sevillana nunca ha defendido públicamente que el PSOE se abstenga en la investidura de Rajoy, incluso el propio Pedro Sánchez la ha retado para que se posiciona a las claras. ¿Usted lo tiene claro?, le preguntan a Marín. “Es evidente. Blanco y en botella”, responde.
La formación de Albert Rivera en Andalucía ha adoptado una posición distinta a la de Podemos en Castilla La Mancha. Allí la formación morada ha retirado el apoyo al Gobierno socialista en minoría de Emiliano García-Page, reconocido crítico con la dirección de Pedro Sanchez, mientras que aquí Ciudadanos está apuntalando al Ejecutivo de Susana Díaz. “Nosotros estamos para garantizar la estabilidad política, no para sacar rédito electoral”, dice Marín.
Sin embargo, el partido naranja ya ha trasladado al PSOE-A que si Díaz abandona la presidencia de la Junta, habrá que “revisar y renegociar” su acuerdo de gobierno. “Ciudadanos firmó un documento político para facilitar la investidura a Susana Díaz, no a otra persona”, advierte Marín. Pese a todo, el partido naranja es el primero en advertir de que “la presidencia del Gobierno andaluz es perfectamente compatible con la secretaría general del PSOE federal”, una opción que baraja la propia Díaz, en caso de que se vea forzada a competir contra Sánchez en las primarias.
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